¡¡A por ellos, oé!! ¡¡A por ellos, oé!!
De Rubiales todo y de todo se ha dicho. Por hablar se ha hablado hasta de la mano de Rubiales, esa con la que primero agarró con contundencia sus partes y luego saludó a reinas, infantas, aristócratas, ministros, secretarios generales, y las cachas de las jugadoras en un sobe entusiástico. Rubiales ya está en las calderas de Pedro Botero, con el fuego encendido y a la espera de que alcance el punto justo de ebullición. No me interesa Rubiales más allá de la constatación de que SE ACABÓ, porque, aparte incluso del movimiento feminista, se trata de un acto puro y duro de justicia. De aquí a dos telediarios, dejará de interesar y podrá pasearse con tranquilidad por las playas de su Motril sin que nadie le moleste, podrá disfrutar de sus casoplones, sus barcos y de todo aquello que le hayan proporcionado las reiteradas subidas de sueldo en el tiempo que ha estado de presidente de la RFEF o los pingües beneficios que haya sacado, si es que así ha ocurrido, de sus tratos con Arabia Saudí. ¿Cuántos personajes que coparon portadas en todo el mundo hoy son auténticos desconocidos? Tejero degusta los exclusivos productos nacionales en el restaurante del Club Náutico de Torre del Mar o pasea por sus playas, ese señor al que pocos reconocen ya, pero que intentó forzar la democracia de este país reforzando la monarquía. Mañana nadie hablará de Rubiales, porque como ocurre con todos los temas en periodismo, incluso las guerras, mueren ahítos de insistencia.
"No me interesa hablar de Rubiales. Quiero hablar de los otros, de los que no me gustaría que se dejara de hablar, de los que intentan desesperados salir de la caldera para no hervir en el mismo caldo en el que se halla sumergido el motrileño y a los que, de ninguna manera, hay que dejar escapar"
No me interesa hablar de Rubiales. Quiero hablar de los otros, de los que no me gustaría que se dejara de hablar, de los que intentan desesperados salir de la caldera para no hervir en el mismo caldo en el que se halla sumergido el motrileño y a los que, de ninguna manera, hay que dejar escapar. Quiero hablar de los cobardes, de los falsos, de los pusilánimes, de los mentirosos. No se trata del hecho de que se levantaran a jalear el discurso de un Rubiales soberbio, no se trata de que incluso alzaran los brazos para aplaudir, y así su aplauso, además de escucharse rotundo, pudiera verse bien, y reafirmar con él que no era para tanto. No se trata de que asintieran contundentes para confirmar a golpe de asentimiento la existencia de dos feminismos, el falso y el otro, el bueno y el malo, el que se queja y el que no. No se trata de la mueca de avaricia en el rostro de Jorge Vilda ante la promesa de un sueldo extra, así, de repente, como un extra de navidad, un premio al sufrimiento, por haber conseguido lo que a lo largo de tantos años y tantas injusticias en realidad han sufrido ellas, sin derecho a aumentos. Se trata de evidenciar la traición. Evidenciar a esos que hoy lanzan con virulencia piedras contra aquel que ayer vitoreaban. No se trata de señalar a los que no aplaudieron, a los que no estuvieron, a quienes no se significaron, que ni defendieron ni acusaron, ocultos, ocultas, desaparecidos, desaparecidas, con las luces en penumbra, como animales al acecho, se trata de que su espera tuviera como fruto un desenlace concreto para salir victoriosos y reivindicativos, en el momento justo, con una u otra bandera. No se trata de señalar la actitud de esos periodistas que ayer clamaban por la cabeza de la jugadora vil, exagerada, que tergiversaron crónicas, palabras y hasta imágenes..., sino de verlos hoy alzar la guadaña sobre Rubiales. No se trata ni se ha tratado nunca de un contubernio en el que se optaba por una u otra parte, por mucho que se nos haya querido presentar así, sobre todo desde ciertos programas deportivos de televisión, en los que podían contarse con los dedos de una mano los pocos que condenaron enérgicos el acto.
"La cobardía arrastra consigo una consabida falta de valor, tal vez la que han tenido muchos jugadores, jugadoras, periodistas, directivos, políticos, todos y todas aquellas que han esperado la destitución de Rubiales para mostrar, al menos en público, una cara contradictoria"
La cobardía arrastra consigo una consabida falta de valor, tal vez la que han tenido muchos jugadores, jugadoras, periodistas, directivos, políticos, todos y todas aquellas que han esperado la destitución de Rubiales para mostrar, al menos en público, una cara contradictoria. De la efusividad con la que defendieron al presidente de la RFEF a su condena en un tris. Un cambio de postura repulsivo que recuerda ciertas actitudes que a lo largo de la historia han sido habituales, pero que no deberían quedar impunes. Torturadores que se convirtieron en policías demócratas, políticos franquistas adalides de la libertad, machirulos defensores acérrimos del feminismo, del auténtico, claro... Urge señalarlos porque son la peor ralea, los que esperarán impacientes y aletargados que el viento cambie, incubando en la espera saña, rencor, inquina, la misma que desahogarán condenando, como a ellos les gusta, "sin paliativos", a la víctima a la hoguera cuando los vientos vuelvan a serles propicios. Hipócritas impostores capaces, no de cambiar de opinión, porque su convicción está bien arraigada, sino de cambiar la apariencia, con la misma rapidez con la que cambian de corbata, con la que cambian de chaqueta: "Solo los cobardes insultan al Rey muerto", escribió Esopo.
Ha publicado: Peces en la Tierra. Antología de mujeres poetas entorno a la Generación del 27 (Vandalia. Fundación José Manuel Lara, 2010), Con un traje de luna. Diálogo de voces femeninas de la primera mitad del siglo XX (Vandalia. Fundación José Manuel Lara, 2022), Rafael Guillén. Del conocimiento al asombro (Agencia Andaluza de Instituciones Culturales, Junta de Andalucía, 2022), El haza de las viudas (Espuela de Plata. Renacimiento, 2008), Todos los cuentos, el cuento (Col. Narrativa, Diputación de Cádiz, 2007); entre las ediciones críticas destacan: El diván del Tamarit de Federico García Lorca (Cátedra, 2018), Una sombra entre los dos de Elisabeth Mulder (Renacimiento. 2018), El retablo de Salomé Amat de Elisabeth Mulder (Renacimiento, 2021) y Sinfonía en Rojo de Elisabeth Mulder (Tigres de papel, 2022).
Cofundadora de la editorial ELENVÉS EDITORAS, dirige la colección Bernal de narrativa.
Fotografía: Luis Serrano
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