Las ambiciones de Almuñécar son grandiosas, pero primero hay que resolver la vergüenza del escándalo urbanístico

El Ayuntamiento de Almuñécar tiene planes ambiciosos y prometedores. La construcción de nuevas estaciones de autobuses en La Herradura y en Almuñécar, un paraíso submarino para buceadores, la creación de un sendero peatonal, la inauguración de un gran parque acuático y, entre otros proyectos, la renovación de la infraestructura urbana. Todos estos son ejemplos del deseo de hacer crecer la ciudad y sus localidades satélites como destinos turísticos de primer nivel.
La posible llegada de un hotel de cinco estrellas con 200 habitaciones a La Herradura también encaja en esta visión, aunque las consecuencias para el carácter familiar y acogedor de este pueblo costero aún están por verse.
Nadie puede estar en contra del progreso, pero a lo largo de la costa han surgido numerosas zonas deterioradas como consecuencia de la ambición desmedida de alcaldes y administraciones municipales. Con frecuencia, estos desmanes han sido impulsados por la presión de promotores inmobiliarios y el mal gusto de ciertos arquitectos, todo ello alimentado por la codicia económica.
"Debido a una construcción deficiente, casas enteras se han derrumbado, dejando a sus propietarios en una situación desesperada. Mientras tanto, el barrio de Cármenes del Mar sigue siendo un testimonio del pasado sin resolver".
Como gran amante de la vida en España y propietario de un apartamento en La Herradura, me sorprende que, a pesar de tantas iniciativas ambiciosas, siga sin resolverse una de las grandes vergüenzas del pasado: el escándalo urbanístico de Cármenes del Mar. Desde hace 15 años, numerosas familias han sido víctimas de un desastre inmobiliario sin precedentes. Debido a una construcción deficiente, casas enteras se han derrumbado, dejando a sus propietarios en una situación desesperada. Mientras tanto, el barrio de Cármenes del Mar sigue siendo un testimonio del pasado sin resolver.
¡Es hora de actuar, Ayuntamiento! Quién es el responsable legal ya es casi irrelevante. Todos los países han enfrentado sus propios escándalos. En mi país, Países Bajos, también ha habido fallos administrativos, pero al final siempre se encuentran soluciones. Allí tenemos un dicho: "empezar con una hoja en blanco". Es positivo que el Ayuntamiento mire hacia adelante, pero solo se puede avanzar si se deja atrás la vergüenza del pasado.
¡Manos a la obra!