RECUERDOS Y ESTAMPAS DE LA COLLACIÓN DE LAS 5 P’s

La cubana que dio nombre de La Manigua al barrio de las putas

Ciudadanía - Gabriel Pozo Felguera - Domingo, 18 de Agosto de 2024
Un magnífico reportaje de Gabriel Pozo Felguera sobre la historia de este singular barrio de Granada, que acompaña con extraordinarios testimonios gráficos para recorrer hace un siglo y en la actualidad La Manigua. Por el mejor cronista de Granada.
Vecinos tomando el fresco en La Manigua, hacia 1940. Una mujer despioja a una niña.
TORRES MOLINA/AHMGR.
Vecinos tomando el fresco en La Manigua, hacia 1940. Una mujer despioja a una niña.
  • Históricamente se le conoció como barrio de San Matías, punto caliente del sexo de pago en Granada, hasta que llegó Gracia la Cubana en 1898 e inspiró el calificativo de La Manigua

La Manigua. Sonora palabra de origen caribeño. Asociada en Granada a barrio de juerga, jaleo y prostitución. No empezó a utilizarse por esta ciudad hasta principios del siglo XX. Su nuevo calificativo se popularizó y saltó a la imprenta en 1904. Nunca antes lo utilizaron literatos ni periodistas granadinos. Su nombre no forma parte de la historia de Granada, data de poco más de un siglo. La Manigua fue el centro neurálgico de la prostitución granadina. Sobrevivió hasta los años cuarenta, en que Gallego Burín derribó su parte baja para dar vistosidad a una calle de soportales castellanos llamada Ganivet. La Manigua, barrio maltratado desde que, en 1915, los alcaldes la condenaron a muerte y empezaron a derribarla a cachos. Incluso la quisieron partir de arriba a abajo para prolongar la Gran Vía. Así hasta que se abandonó la idea en 1985. Pero sus meretrices, replegadas en su parte alta por orden del primer alcalde franquista, no llegaron a ver el siglo XXI. Hoy la gente no habla de pasarlo bien en garitos ni puticlubs de La Manigua, se refiere a las zonas de alterne de Ganivet o calle Navas. Los jóvenes desconocen la palabra Manigua. De ser el corazón de la prostitución desde principios del XVI este barrio tan céntrico ha pasado a tener la mayor concentración de apartamentos turísticos y hosteleros.

¿Se han parado a pensar alguna vez qué hace una palabra caribeña dando nombre a uno de los barrios más castizos del corazón de Granada: La Manigua?  Esta voz del idioma taíno significa “terreno, con frecuencia pantanoso, cubierto de espesa maleza tropical” o “abundancia desordenada de alguna cosa; confusión, cuestión intrincada” (DRAE)

¿Se han parado a pensar alguna vez qué hace una palabra caribeña dando nombre a uno de los barrios más castizos del corazón de Granada: La Manigua?  Esta voz del idioma taíno significa “terreno, con frecuencia pantanoso, cubierto de espesa maleza tropical” o “abundancia desordenada de alguna cosa; confusión, cuestión intrincada” (DRAE).

Los nombres de barrios en la Granada cristiana aparecieron casi todos en el siglo XVI asociados a iglesias, establecimientos religiosos o colectivos sociales: Sagrario, San Andrés, Santa Ana, San Pedro, Magdalena, Albayzín (los de Baeza), Antequeruela (los de Antequera), Duquesa (por la Duquesa de Sessa), las Angustias, San Lázaro, el Triunfo (por la columna del Inmaculada triunfante), etc. Y San Matías. Era éste un barrio, parroquia o collación que tomó el nombre de la iglesia erigida en 1501 sobre una mezquita musulmana. Esta parroquia abarcó los fieles establecidos en los antiguos barrios mudéjares de al-Tawwabin, Aixibin y al-Goryí. San Matías era la calle que heredó el hombre de la cuesta Zanacat Tawwaibin (la que ascendía desde la puerta en línea recta) y al-Goryí no era otra que la perpendicular a ella (Navas actual) que iba hasta la Plaza de Bibarrambla.

Todas calles con nombres de mucha santidad; tanta que hasta el piadoso comerciante Joseph Piedrasanta acabó dando su nombre a una de las transversales

Toda la zona o collación en torno a la iglesia de San Matías recibió siempre el nombre de barrio de San Matías. En su entorno, a ambos márgenes de la calle, se reparten nombres de callejas y callejones con el apellido de su arteria matriz: por la derecha, según se sube, Ábside de San Matías, Sacristía de San Matías, Coches de San Matías y Risco de San Matías. Enfrente hay aún más callejas con el apellido: Laurel de San Matías, Horno de San Matías, Nueva de San Matías, Naranjos de San Matías, Torillo de San Matías y Jazmín de San Matías. Todas calles con nombres de mucha santidad; tanta que hasta el piadoso comerciante Joseph Piedrasanta acabó dando su apellido a una de las transversales.

Los conquistadores cristianos empezaron a levantar sus palacetes agrupando casillas y huertas adquiridas o abandonadas por mudéjares

Este barrio fue muy activo e industrioso en época pre-nazarita, contó incluso con ramales de agua de la Acequia Romayla; hasta el siglo XIV en que se fue reconvirtiendo en comercial con la construcción del Corral del Carbón y la extensión de actividades mercantiles desde la medina antigua en torno a la Alcaicería y la Mezquita. Desde la primera época cristiana los terrenos de esta collación, abancalados en paratas, sufrieron una profunda transformación, fueron castellanizados a base de ensanchar calles, abrir pequeñas placetas y derribar ajimeces. Los conquistadores cristianos empezaron a levantar sus palacetes agrupando casillas y huertas adquiridas o abandonadas por mudéjares. El interior del barrio fue ocupado por esas casas señoriales, en tanto que en el perímetro del triángulo que forma en ladera nacieron instituciones religiosas: el convento del Carmen junto al Darro, el Palacio del Duque de Abrantes, el Palacio de los Córdova, San Francisco Casa Grande (catedral momentánea), monjas Descalzas, etc.

Por su borde inferior esta collación de San Matías estaba cercada por la muralla y su correspondiente puerta del Atabín. Esta franja baja de casas fue precisamente el lugar donde los cristianos decidieron concentrar su Mancebía, que antes había estado dispersa por la Carnicería de Bibarrambla (Ver: La casa de Alonso Yáñez Fajardo en la Mancebía, el Putero mayor del Reino de Granada).

La prostitución rebasa la Mancebía en el XIX

Así discurrieron los siglos XVI a XVIII, con la Mancebía concentrada en la franja baja del barrio de San Matías (de la calle Navas hacia abajo), en tanto la parte alta era un barrio más señorial. Hasta que a comienzos del siglo XIX, la abundante nobleza y casas nobiliarias establecidas en este barrio empezaron a desaparecer y sus casonas se convirtieron en casas de vecinos, corralas, fueron fragmentadas o se llenaron de engalabernos donde vivía infinidad de gente apiñada.

Las casas de la mancebía, ya desreguladas y desligadas del padre de la mancebía, empezaron a extenderse barrio arriba e incluso algunas traspasaron la plaza de Bailén (actual Mariana Pineda) y se introdujeron en el lindero barrio de la Virgen, sobre todo en calle Concepción

La desaparición de la muralla en la zona baja dio paso a bloques de casas más lujosas que hacían fachada frente a la explanada del río. Las casas de la mancebía, ya desreguladas y desligadas del padre de la mancebía, empezaron a extenderse barrio arriba e incluso algunas traspasaron la plaza de Bailén (actual Mariana Pineda) y se introdujeron en el lindero barrio de la Virgen, sobre todo en calle Concepción.

Se conformó un barrio de casas de prostitución, mezcladas con pensiones, casas de comidas y gentes de extracción muy humilde. Nació el principal barrio de las putas de Granada, donde llegaron a ejercer más de más de tres centenares en los mejores tiempos, repartidas en una treintena de prostíbulos. El barrio frente a la iglesia de San Matías atraía a la abundante soldadesca, a agricultores de la Vega y a todo granadino que deseara acudir en busca de sexo. Su apogeo llegó a partir de la completa liberalización con la revolución Gloriosa de 1868 y I República. El barrio de prostitución de San Matías se convirtió en un foco insalubre por el tipo de gente que vivía y lo frecuentaba; raro era el día en que no se registraba alguna pelea o escándalo.

Punteo de las principales casas de prostitución que hizo el Dr. Simancas en 1883 en el barrio de San Matías. El círculo marca el punto donde quiso establecer la casa de socorro para atender a las meretrices. Era la zona comprendida entre el Ayuntamiento (A), Capitanía (C), Puerta Real (P) y Bibataubín.

El informe lleva aparejado un plano en el que marcó las casas de lenocinio registradas oficialmente, en número superior a tres docenas, y el punto donde colocar una casa de socorro para atender sanitariamente a aquellas mujeres

En 1883 el médico municipal Juan de Dios Simancas elaboró un informe sobre las pésimas condiciones de insalubridad del barrio, sobre todo en las casas en que se ejercía la prostitución. Además, las casas estaban muy deterioradas y el servicio de recogida de basuras brillaba por su ausencia. El informe lleva aparejado un plano en el que marcó las casas de lenocinio registradas oficialmente, en número superior a tres docenas, y el punto donde colocar una casa de socorro para atender sanitariamente a aquellas mujeres. El plan de este médico no se llevó a cabo.

De San Matías a La Manigua

Este principal barrio de prostitución de Granada llevaba a finales del XIX y principios del XX aparejado el calificativo de las 5 P’s: era un territorio rebosante de pobres, parados, putas, piojos y pulgas. Se componía de un vericueto de callejones estrechos, alguno de menos de un metro de ancho, de aspecto lúgubre en el que apenas entraba el sol. La estampa eran infinidad de mujeres sentadas en sus puertas y ofreciendo sus servicios a los transeúntes; la inmensa mayoría de paseantes iban buscando sexo, porque esos callejones a lo sumo conducían a la Delegación de Hacienda (con entrada por Monjas del Carmen, 11, y Laurel de San Matías,4) o al taller de algún artesano.

A esta zona del Gozo llegó un día de finales de 1897-8 una mujer de edad que no sobrepasaba los treinta años. Venía de Cuba, recién casada o amancebada con un suboficial del regimiento Cervantes, repatriado de la guerra americana. Aquella mujer se llamaba Gracia Figueras Pérez, aunque todo el mundo la conoció pronto por su nombre de guerra: 'La Cubana'

A finales del siglo XIX, según se comprueba con el mapa punteado del doctor Simancas, la mayor concentración de casas de prostitutas se daba en el entorno de la Placeta del Gozo, es decir, entre las calles Navas y Campillo.

A esta zona del Gozo llegó un día impreciso de 1897-8 una mujer de edad que no sobrepasaba los treinta años. Venía de Cuba, recién casada o amancebada con un suboficial del regimiento Cervantes, repatriado de la guerra americana. Aquella mujer se llamaba Gracia Figueras Pérez, aunque todo el mundo la conoció pronto por su nombre de guerra: La Cubana. Debió ser mujer con iniciativa y de grandes virtudes; abrió una especie de colmado, tasca o bareto al uso. Decía que era cocinera y traía infinidad de recetas de la colonia caribeña: buñuelos a la cubana, arroz a la cubana, sábalos a la cubana, huevos a la cubana, etc. Su establecimiento parece que pronto se convirtió en punto de encuentro de quienes buscaban y ofrecían sexo. La mujer tuvo éxito inmediato por lo novedoso y porque especializó a sus pupilas en hacer muy buenos servicios a la cubana. Dicho en puro castellano, coito intramamario.

Decían que Gracia Figueras, La Cubana, no paraba de lanzar exclamaciones sobre lo complicado que era recorrer el laberinto de callejas que formaban por entonces el barrio de San Matías

Decían que Gracia Figueras, La Cubana, no paraba de lanzar exclamaciones sobre lo complicado que era recorrer el laberinto de callejas que formaban por entonces el barrio de San Matías. Le extrañó sobremanera el vericueto urbanístico de su ciudad de acogida. No cesaba de parlotear, a voces, que este barrio de las putas y el alterne en el corazón de Granada era como internarse en la manigua de su pueblo cubano. Además, los soldados repatriados de Cuba decían que los independentistas se “echaban a la manigua” cada vez que se levantaban en armas y decidían emboscarse para no ser localizados.

Y así fue como mucha gente que buscaba bebida, guiitarreo y sexo nocturno decía que iba a La Manigua, como lugar más señero por donde empezar su correría

Gracia Figueras colocó una tablilla en la puerta de su tasca con el nombre: Manigua la Cubana. Quizás la casilla fuese por dentro también una especie de manigua por la que perderse en compañía. Y así fue como mucha gente que buscaba bebida, guiitarreo y sexo nocturno decía que iba a La Manigua, como lugar más señero por donde empezar su correría. El local estaba prácticamente a un tiro de piedra de la plaza Cánovas del Castillo, que era el nombre por entonces de la Plaza del Ayuntamiento.

'La Cubana' y unas cuantas de sus pupilas fueron recluidas en el hospital de San Lázaro para su curación; algunas se fugaron a ejercer a otras provincias, y a extender por allí la epidemia. 'La Cubana' fue internada en las Arrecogidas durante un tiempo. Y ahí se le pierde la pista

No he conseguido saber cuánto tiempo estuvo en funcionamiento aquel garito rotulado como Manigua la Cubana. No debió ser mucho, ya que en febrero de 1901 fue clausurado durante una epidemia de tifus exantemático. Como lo fueron varias casas de prostitución más de la zona. La Cubana y unas cuantas de sus pupilas fueron recluidas en el hospital de San Lázaro para su curación; algunas se fugaron a ejercer a otras provincias, y a extender por allí la epidemia. La Cubana fue internada en las Arrecogidas durante un tiempo. Y ahí se le pierde la pista.

Pero la forma fina de decir que se iba en busca de sexo cuajó con la expresión “voy a La Manigua” en vez de voy de prostitutas, que sonaba peor. Manigua para arriba, Manigua para abajo, al final el término vulgar empezó a utilizarse por escrito en la prensa y literatura mediada la primera década del siglo XX. Nunca antes se conoció esta palabreja por Granada, ni casi por España. Ninguno de los cronistas granadinos escribió jamás la palabra Manigua en sus guías: ni Mármol Carvajal ni el Padre Echevarría ni Paula Valladar en su Guía de 1890 ni Gómez-Moreno en la suya de 1892 hacen la más mínima referencia al término. La primera vez que aparece la expresión La Manigua como barrio granadino en un periódico fue en abril de 1904. Aquellas primeras apariciones tenían que explicar que era el “sitio denominado” y daban pistas por dónde quedaba para general conocimiento de lectores.

La palabra manigua (en minúscula) se había hecho bastante popular en la prensa española para describir las espesuras donde se refugiaban los cubanos independentistas durante la guerra cubana de 1895-98. Era sinónimo de campo enemigo

La palabra manigua (en minúscula) se había hecho bastante popular en la prensa española para describir las espesuras donde se refugiaban los cubanos independentistas durante la guerra cubana de 1895-98. Era sinónimo de campo enemigo. Los soldados que regresaban la traían grabada en sus memorias como lugar asociado a calamidades y muerte. Por eso arraigó pronto entre los granadinos.

Francisco Ayala (1906-2009) curioseó en su juventud acerca del origen de aquel barrio que se abría antes sus narices de adolescente. Ya se barruntó que algo tendría que ver con Cuba, y escribió en sus memorias: “La Manigua era el antiguo barrio de prostitución (¿De dónde le habría venido ese apodo? ¿Acaso del tiempo en que allí pulularan los repatriados de la guerra de Cuba?) Constituía una especie de reserva, tras el Embovedado, un gueto prohibido, al que solíamos entrar, en grupo, los niños del Instituto para recibir por las tardes algunas lecciones −teóricas− de sexualidad cuando las sórdidas callejuelas hervían de soldados…”

El término Manigua fue recogido en diccionarios de Cuba y Puerto Rico en la segunda mitad del siglo XIX. No se incorporó al Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española hasta su edición de 1914

El término Manigua fue recogido en diccionarios de Cuba y Puerto Rico en la segunda mitad del siglo XIX. No se incorporó al Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española hasta su edición de 1914. En los primeros años del siglo XX este vocablo caribeño fue adoptado por un ventorro situado en el Paseo Blanco de Madrid, en lo que hoy es placeta de Santa María de la Cabeza. Pero desapareció con la ampliación de la calle Embajadores en la década de 1920. Por otra parte, también algún emigrante asturiano bautizó como Manigua una aldea de cuatro casas a las afueras de Langreo.

En 1904 empezó a aparecer en la prensa local el nombre de La Manigua como lugar de copas en la zona próxima al Campillo. EL DEFENSOR, 8 de abril de 1904.
En 1906, el funcionario de Diputación y escritor Luis Morell y Terry se quejaba de escándalos cerca de su casa; también había que explicar a los lectores que La Manigua era una zona de alterne que se estaba conformado próxima al Campillo.

Objetivo: demoler La Manigua

El barrio que rodeaba al Ayuntamiento y acogía la Delegación de Hacienda estaba muy deteriorado a principios del siglo XX. Quedaban reconocibles una docena de casas que fueron nobiliarias, pero lo demás eran infraviviendas de hasta cuatro alturas. La principal casa noble era el Hospital de Navas, un edificio que databa de 1557 cuando el matrimonio Francisco Navas y su esposa Isabel Muñiz de Salazar lo hicieron fundación piadosa dependiente del Hospital de Santa Ana. También estaba en este perímetro el palacete de los Marqueses de Saravia (o Sarabia).

Las clases pudientes veían en la zona de alterne y prostitución de La Manigua una oscura mancha de pecado en el corazón mismo de Granada. Había que acabar que ella

Las clases pudientes veían en la zona de alterne y prostitución de La Manigua una oscura mancha de pecado en el corazón mismo de Granada. Había que acabar con ella. Y qué mejor manera que demoliendo todo el barrio y expulsando de allí a sus moradores.

La primera idea de arrasar aquella ciudadela de las 5 P’s surgió en el pleno municipal del 3 de abril de 1915. Era alcalde Francisco Aurioles Hidalgo y le acompañaba como ediles la creme de la creme del dinero: Felipe Lachica Mingo y el notario Felipe Campos de los Reyes. Eran años de agitaciones sociales debido al elevado paro obrero que cada día se concentraba a pedir trabajo a la puerta del Ayuntamiento. El concejal Campos de los Reyes, ante el griterío que acompañaba al pleno, propuso acallar sus bocas −y sus estómagos− dando trabajo a cientos de obreros con el derribo de La Manigua. Concretamente, en las actas de la sesión hay recogidas unas palabras suyas en este sentido: “Para convertir ese sitio en lugar espléndido e higiénico, y acometiendo la obra del mismo modo que se acometió la Gran Vía; tendrían trabajo albañiles, carpinteros, hojalateros y en general todas las industrias de la edificación”. 

El proyecto de derribo de toda La Manigua pareció bellísima idea al alcalde Aurioles. De hecho  −precisó − ya venía limitando la concesión de licencias de reforma en este barrio condenado a muerte

El proyecto de derribo de toda La Manigua pareció bellísima idea al alcalde Aurioles. De hecho  −precisó − ya venía limitando la concesión de licencias de reforma en este barrio condenado a muerte. Felipe Lachica  −pasado y futuro alcalde, jefe del partido conservador− propuso constituir una sociedad similar a La Reformadora de la Gran Vía para acometer el derribo. El Ayuntamiento envió una circular a los vecinos concediéndoles un plazo de diez días para que abandonaran las casas ruinosas, pues iban a echarlas abajo.

Ya en aquel año 1915 demolieron lo más urgente. Pero el proyecto quedó olvidado por un motivo muy sencillo: el continuo cambio de alcalde y concejales que se registraba en el Ayuntamiento

Ya en aquel año 1915 demolieron lo más urgente. Pero el proyecto quedó olvidado por un motivo muy sencillo: el continuo cambio de alcalde y concejales que se registraba en el Ayuntamiento. Aurioles dejó la alcaldía el 1 de enero de 1916; le siguió Felipe Lachica hasta mediado 1917; Manuel Sola Segura estuvo otro medio año; regresó Felipe Lachica hasta que la grave huelga obrera y estudiantil de febrero de 1919 acabó con él; otros dos alcaldes, Santiago González Sola y Antonio Ortega Molina, llegaron hasta octubre de 1920. Ninguno de ellos volvió a ocuparse de La Manigua.

Continuar la Gran Vía por La Manigua

Por fin, en octubre de 1920 accedió a la alcaldía el hombre de las 5 G’s (Germán García Gil de Gibaja de Gabia). Estuvo de alcalde dos periodos, en total poco más de año y medio. Volvió a retomar las demoliciones de los edificios más ruinosos del barrio de San Matías. Pero en este caso había introducido un nuevo elemento como justificación; no sólo esgrimía motivos de orden moral, sanitario y clarificador de la trama de La Manigua. Había que echarlo abajo para dar continuidad a la Gran Vía.

Corporación del alcalde Germán Gil de Gibaja visitando uno de los solares derribados en 1921 y retrato personal suyo. ARCHIVO FERNANDO ACALE.

Fue la primera vez que se mencionó ese fabuloso proyecto para conseguir lo que en origen buscó Juan López-Rubio en 1895 con su Gran Vía

Fue la primera vez que se mencionó ese fabuloso proyecto para conseguir lo que en origen buscó Juan López-Rubio en 1895 con su Gran Vía. Que no era otro que conectar la estación de ferrocarril de Andaluces con la futura posta del tren a la Costa, a levantar en la zona del Salón. La idea de segunda parte de la Gran Vía que tenía el alcalde 5 G’s trazaba una línea recta entre el edificio de Correos en la calle Reyes Católicos, partía La Manigua alta por la mitad y aparecía en la Plaza Mariana Pineda. Desde aquí continuaba partiendo el barrio de la Virgen, más o menos siguiendo la línea de la calle San Pedro Mártir, para acabar en el Salón. Obviamente, de haberse materializado aquel proyecto hubiese supuesto la práctica desaparición de medio barrio de La Manigua y otro tanto del de la Virgen.

Proyecto de continuación de Gran Vía del alcalde Gil de Gibaja, partiendo La Manigua y el barrio de la Virgen, con plaza intermedia en Mariana Pineda.

Nada más volvió a saberse del tema de la prolongación de la Gran Vía hasta mediado el año 1929, cuando ocupaba la alcaldía Mariano Fernández Sánchez-Puerta. El motivo era prácticamente el sempiterno de Granada, es decir, los inquilinos tan efímeros en la alcaldía que no daban continuidad a los proyectos.

Hubo un alcalde −Antonio Díez de Rivera y Muro− que permaneció como alcalde cinco años (de 1923 a 1928) y tuvo más tiempo para actuar. Éste había sido concejal con Gibaja y siguió su idea de derribar La Manigua al pie de la letra

Pero había sucedido un cambio muy importante durante la dictadura de Primo de Rivera. Hubo un alcalde −Antonio Díez de Rivera y Muro− que permaneció como alcalde cinco años (de 1923 a 1928) y tuvo más tiempo para actuar. Éste había sido concejal con Gibaja y siguió su idea de derribar La Manigua al pie de la letra. En 1924, hace ahora un siglo, puso en marcha un plan de manera sigilosa consistente en derribar edificios y manzanas completas con el pretexto de airear y abrir plazas en una trama angosta a insalubre.

Explicación del proyecto de ensanche de la calle San Matías, según ideas de Ángel Casas. EL DEFENSOR, 1929.

La idea de retomar la Gran Vía a través de La Manigua la reactivó el arquitecto Ángel Casas. Pero en esta segunda ocasión no proponía partir por la mitad el barrio, sino sacarla a base de hundir los edificios de una de las aceras de la calle San Matías

La idea de retomar la Gran Vía a través de La Manigua la reactivó el arquitecto Ángel Casas. Pero en esta segunda ocasión no proponía partir por la mitad el barrio, sino sacarla a base de hundir los edificios de una de las aceras de la calle San Matías. Sería llamada Avenida de Aureliano Fernández Guerra (escritor y dramaturgo fallecido en 1894). Tendría 12-18 metros de anchura. El proyecto también afectaba al ensanche perpendicular de Escudo del Carmen; al ensanche de calle Navas (que en aquel momento se llamaba Méndez Núñez); y al ensanche de la calle Lepanto. Afectaba también a varias calles más del entorno, con lo cual se desfiguraría la trama y las alineaciones quebradas del siglo XVI.

La Ley de expropiaciones de 18 de marzo de 1895 permitía acometer grandes expropiaciones para reforma interior de barrios. Precisamente la que se utilizó para abrir la enorme cala de la Gran Vía

La Ley de expropiaciones de 18 de marzo de 1895 permitía acometer grandes expropiaciones para reforma interior de barrios. Precisamente la que se utilizó para abrir la enorme cala de la Gran Vía.

Una vez más, y ya iban varias, no se acometió una reforma tan agresiva que supusiera la desaparición de La Manigua. No obstante, a la chita callando habían ido desapareciendo manzanas enteras, sobre todo en el sector de La Manigua baja, es decir, por debajo de la calle Navas y hasta la calle Campillo, que lindaba con el Teatro Cervantes. En el plano elaborado en 1939 se ven ya grandes calvas o solares vacíos en toda esta zona.

Plano de 1940 en el que aparece (dentro del círculo) ya muy clareada la zona de la Manigua baja, en comparación con el plano de 1909 (arriba).

Auxiliado por el joven arquitecto Miguel Olmedo Collantes, se centró en acabar el derribo de La Manigua baja, aprovechar los grandes vacíos que habían ido quedando en las dos décadas anteriores y echó mano de tiralíneas para sacar un nuevo barrio a la castellana

Hasta que, en febrero de 1939, con la guerra civil todavía sin acabar, el alcalde Antonio Gallego Burín decidió hacer realidad las ideas timoratas de sus predecesores en la Alcaldía. Auxiliado por el joven arquitecto Miguel Olmedo Collantes, se centró en acabar el derribo de La Manigua baja, aprovechar los grandes vacíos que habían ido quedando en las dos décadas anteriores y echó mano de tiralíneas para sacar un nuevo barrio a la castellana. Se trataba de hacer calles rectas, amplias, con una arteria principal porticada que conectara Puerta Real con la Plaza Mariana Pineda y San Matías. El 26 de septiembre de 1940, Gallego Burín ordenó el desalojo forzoso y el 10 de mayo de 1943 ya estaba urbanizada la zona (inaugurada por el dictador Francisco Franco); la materialización del nuevo barrio en homenaje a Ganivet se prolongó hasta bien entrada la década de los años setenta. (Por cierto, Ganivet seguro que no aprobaría estos destrozos).

CASAS DE PROSTITUCIÓN DE LA MANIGUA AFECTADAS DE PIOJOS EN MAYO-JUNIO DE 1940

(Las cifras dan una idea de su abundancia por la parte baja del barrio)

 

ZONA/CALLE/ESTABLECIMIENTO

Nº DE PROSTITUTAS

DESINFECTADAS

 

Varios pisos de prostitutas en los bloques de Almona del Campillo, números 14 y 16

 

19

 

San Andrés del Campillo, 5

4

 

Placeta del Negro, 1

Campillo Alto, 30

Piedra Santa, 6

San Andrés del Campillo, 9

San Andrés del Campillo, 7

Piedra Santa, 18

Sarabia, 6

Placeta del Negro, 11

Piedra Santa, 8

Piedra Santa, 4

Piedra Santa, 6

Piedra Santa, 2

Sarabia, 6

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

91

 

Horno de San Matías, 8

Horno de San Matías, 13

Varela, 11 y 13

Horno de San Matías, 17

Cuesta San Antonio, 5

 

 

 

 

 

48

 

Moras,  9, 14

Cobas, 8

Plaza Parra, 2, 4

Escudo del Carmen, 28, 45

Rector Morata, 2, 5, 6, 6 Duplicado, 7

Piedrasanta, 6, 13

Mañas, 3, 8, 20, 20 Duplicado

Cuadro de San Antonio, 3

 

 

 

 

 

 

 

89

 

Placeta de San Andrés, 31

Placeta San Andrés, 7

Jazmín de San Matías, 1

Cobertizo de San Matías, 4

 

 

 

9

 

Cervantes, 10

Campillo Alto, 17

13

 

Placeta del Gozo, 18

Almona del Campillo, 12

Álvarez de Castro, 5

Suspiro, 1

Placeta de la Parra, 2

No se especifica número de mujeres de estas 5 casas

 TOTALES DESINFECTADAS

 

≈    300

(Ver: Los más de 6.000 granadinos a quienes mataron los piojos y Franco nos ocultó).

La Manigua bautizada por 'La Cubana' quedó partida en dos

La Manigua bautizada por La Cubana quedó partida en dos. La parte baja se transformó en grandes edificios para servicios y viviendas de lujo. No quedó un solo garito ni casa de lenocinio. En sus solares fueron naciendo Almacenes Olmedo, Hotel Meliá, Casa de los Médicos, etc. Hasta el teatro Cervantes acabó cayendo víctima de la piqueta en el año 1966.

No quedó ninguna prostituta en La Manigua baja, todas ellas tuvieron que replegarse hacia la parte alta del barrio, concentradas en la maraña de callejas abarcadas entre las calles Navas, San Matías y Escudo del Carmen

No quedó ninguna prostituta en La Manigua baja, todas ellas tuvieron que replegarse hacia la parte alta del barrio, concentradas en la maraña de callejas abarcadas entre las calles Navas, San Matías y Escudo del Carmen. De las más de treinta casas y garitos que había en el plano de 1883, en el franquismo quedaron reducidas a la mitad. La estampa y el contraste en lo que quedaron las dos Maniguas era casi esperpéntica: en la parte baja (Ganivet y Sarabia), hoteles de lujo, joyerías, tiendas de ropa, grandes almacenes, viviendas para ricos; en cambio, en lo que quedaba de La Manigua alta todavía ejercían prostitutas viejas sentadas en sus sillas de enea en las puertas de las estrechas calles. La mancebía medieval había muerto como tal, se repartió por pisos de toda la ciudad.

1951, regresa la idea de Gran Vía

En el plan de alineaciones de 1951 de Miguel Olmedo Collantes volvió a retomarse la vieja idea de continuar la prolongación de la Gran Vía a través de lo que quedaba de La Manigua alta. Partiría de la futura plaza Isabel la Católica y bajaría con ligera curva buscando la esquina del teatro Cervantes. Se llevaría por delante la esquina del palacio de duque de Abrantes, las huertas de las Descalzas, el edificio que fue de Hacienda (Escudo del Carmen, 11), derribaría una franja de casas entre las calles Jazmín y Laurel de San Matías; hundiría la parte alta del Hospital de Navas y formaría una plaza en la confluencia de San Matías. Esta nueva Gran Vía se llamaría Avenida Álvaro de Bazán.

Proyecto de alineaciones de Gran Vía, 1951, que partía la Manigua alta. AHMGR.

Pero desde aquí no buscaría acabar en el Salón, sino que giraba a la derecha para pasar por el Campillo bajo, continuar por calle Castañeda, atravesar San Antón, Recogidas, llegar a Plaza de Gracia y morir en el Camino de Ronda.

Este proyecto fue tan en serio y estuvo vigente hasta que no lo derogó el Plan General de 1985. De hecho, el Ayuntamiento seguía pensando en hacer este trozo de Gran Vía por los restos de La Manigua

Este proyecto fue tan en serio y estuvo vigente hasta que no lo derogó el Plan General de 1985. De hecho, el Ayuntamiento seguía pensando en hacer este trozo de Gran Vía por los restos de La Manigua. Los promotores del último edificio de los impares de calle Ganivet y de Andorra, 1 (esquina a Sarabia) fueron obligados a dar curva a sus edificios para alinearlos con la fachada de la Gran Vía que se esperaba bajara por ahí. Eso ocurrió en el año 1971.

Se ven los edificios de calle Andorra con curvatura esperando la Gran Vía (trazas amarillas discontinuas). La manzana de Ganivet con un bloque retranqueado y el solar trasero en construcción serían una plaza donde confluiría la Gran Vía y San Matías.

A partir de 1985, con las corporaciones democráticas, se abandonaron definitivamente los planes agresivos de reformas interiores a base de demolerlo todo para levantar construcciones modernas. Comenzaba un nuevo periodo en el que primaba la conservación y recuperación de edificios históricos. De ser todo considerad objeto de derribo, se pasó a catalogar hasta la última pieza con valor histórico o artístico.

Desde el Ayuntamiento se inició una política de fomento de las rehabilitaciones, a pesar de lo complicado de la estrecha retícula urbanística

Desde el Ayuntamiento se inició una política de fomento de las rehabilitaciones, a pesar de lo complicado de la estrecha retícula urbanística. Recuérdese que la calle Laurel de San Matías tiene un tramo que mide 0,90 centímetros de ancho. Se creó la Empresa Municipal de Vivienda y Suelo (Emuvyssa) que fue el instrumento encargado de coordinar la recuperación de este degradado barrio.

Fue relativamente fácil ir convirtiéndolo en lo que es hoy porque desde 1924 el Ayuntamiento había ido comprando o expropiando casas con vistas a su total derribo o para continuar la Gran Vía

Fue relativamente fácil ir convirtiéndolo en lo que es hoy porque desde 1924 el Ayuntamiento había ido comprando o expropiando casas con vistas a su total derribo o para continuar la Gran Vía. De ahí que la ciudad sea propietaria de muchos edificios en la zona, donde ha levantado oficinas y departamentos municipales. De paso, las pocas placetas que han surgido (la de la Academia, Cruz Roja, Salvador Vila) han sido a costa de derribar manzanas y edificios adquiridos por distintos alcaldes en el último siglo.

El cambio del paisaje urbano, a mejor, es evidente en la actualidad. En la década de 1990 dejaron de existir casas de prostitutas y mujeres mayores esperando clientela en sus puertas

El cambio del paisaje urbano, a mejor, es evidente en la actualidad. En la década de 1990 dejaron de existir casas de prostitutas y mujeres mayores esperando clientela en sus puertas. Paulatinamente todo el barrio de lo que fue La Manigua se ha convertido en la mayor concentración hostelera de la ciudad; calculo que el 90% de locales y antiguas viviendas están hoy convertidos en apartamentos turísticos, bares y hoteles. Y la suma sigue, pues las dos únicas casonas del XVI que quedan en las calles Laurel y Jazmín están en proceso de convertirse en apartamentos turísticos. También el solar a sus espaldas.

¡Lo que ha cambiado la manigua urbana que bautizó Gracia La Cubana hace ahora 125 años!

RECORRIDO GRÁFICO POR LA MANIGUA

La reforma urbana interior más importante que ha sufrido Granada, la Gran Vía, no dejó mucho material gráfico. En cambio, la situación en que se encontraba La Manigua antes, durante y después de su drástica transformación sí lo ha hecho. El fotógrafo Torres Molina fue documentando los hitos más importantes. El Archivo Histórico Municipal atesora una importante colección fotográfica, de las que he seleccionado unas cuantas para comentar varios aspectos.

Plaza Mariana Pineda, en 1907. La calle central era el Campillo, con el teatro Cervantes a la izquierda y el café La Montillana al fondo. Se corresponde con la actual calle Ganivet.

Cuesta Cuadro de San Antonio, terriza, hacia 1939. A la derecha hoy está el Hotel Meliá y detrás la Plaza del Negro (rebautizada como Centro Artístico).

Dos rebuscan en la basura. Era habitual arrojar los desperdicios en los rincones en espera de que los basureros pasaran de vez en cuando a recogerlos.

Se ve el torrente en que estaba convertida una perpendicular entre calles Navas y Cervantes. Por aquí bajaban las aguas residuales.

Desperdicios, calles terrizas y solares que iban quedando despejados a partir de los derribos que comenzaron en la década de los años veinte.

Primeros derribos de algunas zonas ruinosas durante la guerra civil. Los ladrillos, piedras y maderas eran reaprovechadas para otras construcciones.

Zona despejada en la Placeta del Gozo y calle Sarabia.

Este solar lindaba con la Acera del Casino. Al fondo estaba la antigua casa del Amo de la Mancebía. Dio lugar al edificio de Correos de Puerta Real.

Calle Campillo, con el teatro a la izquierda y a la derecha se ve el desnivel que hacía de escalinata para subir a las casas de la acera de enfrente. Al fondo se ve el edificio del Suizo.

Demoliciones en la calle Campillo en una foto tomada desde el edificio del teatro Cervantes.

Calle Campillo a medio demoler. Al fondo se ve una de las típicas columnas que repartían el tendido eléctrico por encima de los tejados. Eran muy abundantes en el barrio. La casa de la derecha se corresponde con la actual casa de los médicos.

Zona en demolición entre las calles Cervantes por arriba y Campillo por abajo.

Maqueta elaborada en 1947 de cómo quedaría el nuevo barrio con calle Ganivet como arteria porticada principal.

Dos instantáneas del arzobispo y el alcalde bendiciendo el inicio de las obras y dando el picotazo de salida de los derribos.

Puerta Real con los derribos acabados en este punto y los solares de los futuros edificios Olmedo y Correos vallados.

Escalinata y acera alzada que existió en la calle Campillo, frente al teatro. Al fondo se ve la casa que hay al inicio de la Cuesta del Progreso y Plaza Mariana Pineda.

Abundancia de andamios hechos con maderas de chopo. Ya están en estructura de hormigón el edificio Olmedo (derecha) y la casa Pinord (izquierda).

El edificio Olmedo está recubierto con cañizo. A la derecha aparece el solar de Correos sin edificar. Era 1943 y todavía quedaban varias casas en pie en la calle Campillo, que fue sustituida por Ganivet.

Edificio de Correos vallado, el teatro Cervantes intacto detrás y a la derecha el edificio que subsistió hasta su derribo para acoger el Banco Popular.

Corría el año 1952, el Teatro Isabel la Católica iba por la tercera planta. Los taxis de la época tenían parada en la Acera del Casino. Ya estaba en su sitio, frente a la calle Comandante Valdés (hoy Almona del Campillo) el kiosco de las entradas.

Edificio Olmedo acabado y varios edificios más de Ganivet. Todavía estaba sin levantar Correos. Las calles no habían sido tomadas por los automóviles.

Hospital de Navas, esquina San Matías a calle que cede su nombre. Se salvó del derribo al no prosperar ninguno de los proyectos de prolongar por aquí la Gran Vía.

Edificio municipal que acoge varias concejalías junto a la plaza de la Cruz Roja. Representa el modelo tradicional de casas señoriales que abundaron en el barrio de San Matías entre los siglos XVI y XIX.

Plaza de la Academia, resultante de la demolición de una manzana de casas muy deterioradas.

Plaza de la Cruz Roja, otro espacio público sacado a partir de casuchas demolidas.

En la calle Laurel de San Matías todavía quedan en pie, en estado semirruinoso, dos de las casas con patio originales de los siglos XVI-XVII.