Un juzgado inicia los trámites para declarar fallecida a María Teresa
En el edicto emitido por Antonio Carrascosa González, magistrado-juez de Primera Instancia número 1 de Motril, señala que no se tienen noticias de la joven, nacida hace 33 años, “desde el 19 de agosto de 2000, ignorándose su paradero”.
“Lo que se hace público para los que tengan noticias de su existencia, puedan ponerlos en conocimiento del Juzgado y ser oídos”, concluye el edicto, firmado el pasado 5 de noviembre de 2014.
Edicto del juzgado.
En plena Feria de Motril, María Teresa Fernández, según la composición de los hechos, se encontraba en la Avenida de Andalucía de la ciudad, en un semáforo, a unos doscientos metros de una parada de autobús en pleno centro de la ciudad, entre el Cerro de la Virgen y la calle Cuevas.
Eran 21.30 horas y su padre la acababa de llevar en coche hasta allí, porque iba a encontrarse con unos amigos para ir hasta el recinto ferial -a unos dos kilómetros de distancia- a ver un concierto de Café Quijano, con ocasión de las fiestas patronales en honor a la Virgen de la Cabeza. Su padre le ofreció dinero, pero ella ya llevaba 2.000 pesetas de las de entonces y dinero suelto, y le dijo que no le hacía falta más. Mientras esperaba el autobús, envió un mensaje a su novio, que trabajaba en un bar junto a la playa, en el que le decía "Puede que tarde, pero voy. Espérame".
Unas amigas que pasaban por la zona en el coche de su padre dijeron haberla visto sola, sobre las diez menos siete minutos, a unos sesenta metros de la parada.
Nunca se la volvería a ver.
Una búsqueda incansable
Entre otras acciones de búsqueda, se inició un rastreo en la vega de Motril, realizado por 140 personas (Protección Civil, Unidad de Intervención Policial de Málaga y Granada, Grupos especiales Operativos GEOS, Inspectores Unidad Central de la policía Judicial de Madrid) que, tras cinco horas, no encuentran pistas, según la recopilación efectuada por la Fundación Europa de Personas Desaparecidas.
En octubre de 2004, el británico Tony Alexander –condenado por la muertes de las jóvenes malagueñas King Rocío Wanninkhof y Sonia Carabantes, ocurridas en 1999 y 2003, respectivamente y por un intento de violación cometido en Benalmádena en 2001- reconoció, haber escrito una carta a su ex-mujer, Cecilia Pantoja, en la que afirmaba que "haría pagar" a Robert Graham "por lo que le hizo a Rocío y a la chica de Motril" y afirma que intuye que asesinó a la joven María Teresa Fernández.
Se abrió una nueva línea de investigación, en búsqueda de varias personas de origen inglés que vivían en la provincia de Málaga y que, según King, habrían estado con ellos en esa fecha en Motril.
La Brigada Judicial de la Policía Nacional intentó localizar a una mujer que conducía un vehículo Mitsubishi de color rojo en el que supuestamente se trasladó el cuerpo de María Teresa una vez muerta, para ser posteriormente arrojada a un barranco, que King no supo situar en un mapa, ni tampoco lo supo hacer en una visita posterior que realizó en marzo de 2008, acompañado por policías.
Los padres, desolados
Por eso, los padres de María Teresa lamentan que un careo entre Robert Graham y Tony Alexander King hubiera aclarado lo que sucedió. E insiste en que ahora que se sabe el paradero de Graham, que reside en Inglaterra, después de que no fuera condenado por ninguno de los hechos por los que cumple condena King, se "debería de hacer un careo entre ambos para que aclaren lo sucedido y lo que hicieron el día de la desaparición", fecha en la que se tiene constancia que ambos estaban en Motril.
María Teresa Fernández cuando desapareció.
Pero no. Profundamente afectados, señalan los padres que hoy se sabe prácticamente lo mismo que cuando desapreció.
Los dos dicen que pese a que cada vez tienen menos fuerzas seguirán luchando, "contra viento y marea, hasta que el cuerpo aguante".
"No descansaremos hasta que sepamos qué le ocurrió y dónde está nuestra hija", han asegurado los padres de la joven desaparecida con motivo de este quince aniversario que reiteran su agradecimiento a las muchas personas que se han acordado de ellos en estos días, ya que son múltiples las llamadas que les han hecho para dar muestras de apoyo. Y a la Policía de Motril que, pese al tiempo transcurrido, no han cerrado el caso.
Desde que desapareció la joven, sus familiares, amigos y las fuerzas de seguridad la han buscado por distintos puntos y se han distribuido fotografías suyas por todas las comunidades autónomas, así como por internet, acompañadas de manifestaciones y concentraciones para evitar que el caso cayese en el olvido.