Alberto San Juan triunfa con la obra que el PP no quiere que veas
"Quiero agradecer al Ayuntamiento de Pinos Puente que programe obras de teatro de muy diversa índole, incluso, radicales y sectarias", dijo Alberto San Juan poco antes de concluir su espectáculo en elegante alusión a la polémica desatada por el PP de Granada que acusó al actor de ser precursor de la "ideología más radical y sectaria" y al Ayuntamiento y la Diputación criticar duramente por programar la obra.
La salida de tono del PP, que en Granada es más que habitual, fue contestada por actores, instituciones y partidos políticos, que arroparon a Alberto San Juan y rechazaron la censura que trataba de imponer el PP de Granada.
El público que abarrotó el Teatro Municipal Martín Recuerda, puesto en pie, despidió al actor con una larga ovación que San Juan, desde el escenario, agradeció visiblemente.
La obra, que el actor lleva representando con notable éxito años sobre los escenarios de todo el país, es un monólogo en que el actor hace un repaso de su vida y del país, desde su nacimiento, hace cincuenta años.
Con humor, retrata los principales episodios de la historia reciente de España, en un análisis muy personal -durante la obra reitera que es su opinión, fundamentada en sus lecturas y propias vivencias- en la que no sólo critica al PP, sino al resto de partidos por hechos concretos, empresas y grandes multinacionales.
“Tengo mi dinero en uno de los bancos más importantes de este país, que es un banco que especula con alimentos. Entre otras actividades. Hace unas semanas estuvimos cenando juntos un grupo de amigos y pasamos la velada hablando de las injusticias que están ocurriendo. Cuando trajeron la cuenta, cada uno sacó su tarjeta de algunos de los bancos más importantes de este país, que son bancos que especulan con alimentos, echan a la gente de sus casas o comercian con armas prohibidas. (…) Sé que vivo en una sociedad injusta hasta la crueldad. Y quiero que cambie. Pero no sé si estoy dispuesto a arriesgarme a perder en el intento todo lo que tengo. Quiero conservar mi fama, mi cotización comercial, mis propiedades. Estoy hablando en serio. Soy un joven capitalista español”. Pasaje de la obra
Un ejercicio valiente, de casi dos horas de duración, en la que Alberto San Juan logra mantener al espectador pendiente de una historia de España que concluye con los versos de 'Apología y petición de Jaime Gil de Biedma':
"¿Y qué decir de nuestra madre España,
este país de todos los demonios
en donde el mal gobierno, la pobreza
no son, sin más, pobreza y mal gobierno,
sino un estado místico del hombre,
la absolución final de nuestra historia?
De todas las historias de la Historia
la más triste sin duda es la de España
porque termina mal. Como si el hombre,
harto ya de luchar con sus demonios,
decidiese encargarles el gobierno
y la administración de su pobreza.
Nuestra famosa inmemorial pobreza
cuyo origen se pierde en las historias
que dicen que no es culpa del gobierno,
sino terrible maldición de España,
triste precio pagado a los demonios
con hambre y con trabajo de sus hombres.
A menudo he pensado en esos hombres,
a menudo he pensado en la pobreza
de este país de todos los demonios.
Y a menudo he pensado en otra historia
distinta y menos simple, en otra España
en donde sí que importa un mal gobierno.
Quiero creer que nuestro mal gobierno
es un vulgar negocio de los hombres
y no una metafísica, que España
puede y debe salir de la pobreza,
que es tiempo aún para cambiar su historia
antes que se la lleven los demonios.
Quiero creer que no hay tales demonios.
Son hombres los que pagan al gobierno,
los empresarios de la falsa historia.
Son ellos quienes han vendido al hombre,
los que le han vertido a la pobreza
y secuestrado la salud de España.
Pido que España expulse a esos demonios.
Que la pobreza suba hasta el gobierno.
Que sea el hombre el dueño de su historia".