Una historia de generosidad del gran pianista James Rhodes, que hace feliz a un niño de Granada
El poder inmedible e incontrolable de las redes sociales ha desembocado en una historia en la que los principales protagonistas se han visto sorprendidos, e incluso desbordados. El pasado 31 de diciembre, poco antes de la Nochevieja, un menor dejó en una sala de espera, la 728, del Hospital Materno Infantil una mochila con su regalo de Navidad, una nintendo switch, de colores azul y rosa, con el juego Pokemón Espada, mientras recibía un tratamiento médico.
Nunca pudo imaginar que esa consola desapareciera, porque cuesta creer que alguien, sin ningún tipo de escrúpulos, cometa un acto tan vil, y más en esas circunstancias, pero estas cosas suceden, desgraciadamente.
Lo que tampoco pudo imaginar esta familia es que, tras colocar un cartel de aviso con el fin de remover la conciencia de la persona que se la había llevado y de alertar al resto de padres para que tuviesen precaución, otra persona, con el fin de ayudar, hiciese una foto del escrito colocado en una de las plantas del hospital y lo subiese a Twitter para difundir el mensaje y colaborar para que la consola apareciese lo antes posible
Lo que tampoco pudo imaginar esta familia es que, tras colocar un cartel de aviso con el fin de remover la conciencia de la persona que se la había llevado y de alertar al resto de padres para que tuviesen precaución, otra persona, con el fin de ayudar, hiciese una foto del escrito colocado en una de las plantas del hospital y lo subiese a Twitter para difundir el mensaje y colaborar para que la consola apareciese lo antes posible.
Un acto tan interno, y sin ánimo de difusión masiva, se convirtió en un tuit viral con miles de interacciones. Así que retiró el cartel, para que su alerta no fuera a más.
Pero la red social es imparable. En una de las interacciones, un twittero citó al pianista James Rhodes aludiendo a su admirada generosidad y su implicación en causas sociales, quien casi automáticamente respondió: “Si alguien me da un nombre y una dirección estaré muy feliz de enviar una lo más pronto posible”.
El hilo en Twitter donde Rhodes se compromete y cumple.
Y así lo hizo.
Sin querer darse protagonismo.
Sin obligación.
Solo por generosidad, por devolverle la ilusión a un niño en un hospital.
En la planta séptima del Materno Infantil hay un piano. Quién sabe, -y perdón por el atrevimiento-, si su complicada agenda le permitirá tocar allí en su visita a Granada para un público muy especial, quizá el más hermoso de todos los públicos, niños hospitalizados, que no entienden de maldades, de la razón por la que alguien puede sustarer una nintendo en una sala de espera...
Si escrituras antiguas determinaron la relación entre bondad, virtud y conocimiento, entendida como inteligencia, James Rhodes es un ejemplo sobrado de ello, que deja su estela en Granada, donde le podremos admirar como virtuoso pianista el próximo 17 de mayo en el Palacio de Congresos dentro de su Fire On All Sides Tour.
En la planta séptima del Materno Infantil hay un piano. Quién sabe, -y perdón por el atrevimiento-, si su complicada agenda le permitirá tocar allí en su visita a Granada para un público muy especial, quizá el más hermoso de todos los públicos, niños hospitalizados, que no entienden de maldades, de la razón por la que alguien puede sustarer una nintendo en una sala de espera... que aprecian los juegos para pasar el tiempo, pero que agradecen el afecto y la música para hacer más llevadera su estancia.
Puede que los niños y niñas que reciben tratamiento no sepan quién es este genio radical del siglo XXI, pianista, escritor, pensador, a quien la música, ha dicho, le salvó la vida tras una infancia terrible de abusos.
James Rhodes al piano. Imagen extraída de su página web: https://www.jamesrhodes.tv/
Que a los niños y niñas, les sorprenda esa estampa tan alejada de la rigidez de la música clásica, como una estrella del indie, que desconozcan que James Rhodes es tan admirado como pianista, como por visibilizar y fomentar el debate sobre violaciones a niños, las enfermedades mentales o el suicidio, colaborando con Save the Children, pero quizá puedan comprobar que cuando toca las teclas, una luz se enciende.
La familia, desbordada, agradece de corazón este acto de generosidad, aunque nunca fue su intención recibir el regalo, sino despertar la fibra sensible de la persona que se llevó la nintendo en un hospital, a cuyo personal del Materno Infantil agradece su esmero, dedicación y atención a su hijo.
El niño vuelve a jugar con una nintendo switch.
Gracias James Rhodes.