Aldaima hace un llamamiento para sumar familias al proyecto de acogimiento de menores en situación de vulnerabilidad

Familias de acogida, familias por derecho

Implicados - P. Robles - Sábado, 26 de Agosto de 2017
Aldaima nos pidió ayuda. Y la periodista P. Robles junto a la fotógrafa Raquel Marín atendieron de inmediato la petición. Este espléndido reportaje, lleno de sensibilidad, es la respuesta de El Independiente de Granada a la llamada de la entidad granadina, para que lo disfrutes y lo compartas, con la esperanza de sumar más familias al magnífico (y necesario) proyecto, que trabaja por los derechos de la infancia y la adolescencia en dificultad social.
Las manos de la madre de acogida y la menor, todo un símbolo.
Reportaje gráfico: Raquel Marín
Las manos de la madre de acogida y la menor, todo un símbolo.
  • La entidad granadina Aldaima solicita la colaboración de familias para acoger a menores en situación de vulnerabilidad

Aunque ha aprendido a nadar, a Ella (que es como llamaremos a nuestra protagonista para salvaguardar su identidad), lo que de verdad le gusta es bailar sevillanas. Mientras charlamos con su mami de acogida y con las profesionales de Aldaima, creo que anda escuchando a Shakira… Pero a Ella lo que le va es el flamenqueo de La Morena. Hace exactamente seis meses y once días que Ella y Loli comparten algo más que un puñado de momentos. Loli, que es para quien suscribe estas líneas, algo así como una heroína de andar por casa, ha ofrecido a Ella, no solo su casa y su familia. A diario, desde hace medio año, le ofrece un cariño sincero y reparador que se nutre de la complicidad evidente que fluye entre las dos protagonistas de esta historia.

“Una familia es el mejor lugar para crecer. Pero muchos menores pasarán su infancia en un centro de protección. Para que esto no ocurra, necesitamos familias que quieran acoger a niños y niñas en situación de desprotección que no pueden vivir con sus padres”. Es el contenido literal del folleto difundido por Aldaima, programa financiado por la Junta de Andalucía, que un día debió de caer en las manos de Loli. “Ni idea tenía de que existieran este tipo de programas” –afirma Loli, que se dedica al noble arte del magisterio. Al principio, Loli, madre de una hija biológica, no reparó en el contenido del folleto, hasta que sin saber cómo ni por qué, sintió la llamada y marcó el teléfono de Aldaima en Granada, un mes de julio de hace ahora cinco años.

Solamente en la provincia de Granada, 254 son los menores que viven en familias de acogida, cualquiera que sea su modalidad. Una cifra que lamentablemente aumenta por diversos factores de riesgo no relacionados necesariamente con la crisis

Cuando alguien marca el teléfono gratuito de Aldaima (900101438), recibe la información precisa y necesaria sobre el acogimiento familiar. Nos cuentan Clara Herrera –trabajadora Social- y Pilar Robles –psicóloga-, las diferentes alternativas para acoger a un menor en la familia. “Cada vez, son más los niños y niñas que necesitan una familia de acogida”, según sus palabras. Solamente en la provincia de Granada, 254 son los menores que viven en familias de acogida, cualquiera que sea su modalidad. Una cifra que lamentablemente aumenta por diversos factores de riesgo no relacionados necesariamente con la crisis. “Negligencia, abandono, maltrato, desatención al menor, falta de asistencia sanitaria, adicciones…”, son algunas de las razones que detallan las profesionales de Aldaima Clara y Pilar.



“Cuando se detecta de forma reiterada y grave, alguna de estas circunstancias, generalmente gracias a la voz de alarma de vecinos o familiares, se activa un muy complejo protocolo, para evitar al menor, vivir una vida que no le corresponde”, explican. Un niño debe vivir como lo que es, un niño. Simultáneamente, la Junta de Andalucía, que incentiva el acogimiento como alternativa para la infancia, antes que los centros de protección, dedica esfuerzo y recursos (humanos, técnicos y materiales) a trabajar con la familia biológica, con la mirada puesta en la reinserción y readaptación social.

“Siempre y cuando sea posible, se procura que el menor permanezca en el núcleo familiar, en cuyo caso y siempre que se pueda, se hacen cargo de su cuidado, otros familiares directos, bajo el tutelaje de la Junta de Andalucía”. En el caso de Ella, no pudo ser. Solo pasó cinco días en un centro de protección, al que, cada tarde, acudía Loli, para conocer y entablar confianza con “su niña”. Al sexto día, Ella entró a formar parte de la familia de Loli. Dos años habían pasado desde que recibiera su certificado de “aptitud” como mamá de acogida, tras un sinfín de acciones formativas y evaluaciones de idoneidad. En su caso, es un acogimiento temporal especializado. Lo que quiere decir, ni más ni menos, que Ella vivirá en la familia que ha creado con Loli, por un período máximo de 24 meses. En esta modalidad de acogimiento especial y especializado, el menor requiere atención y cuidado específico, ya sea por una particular necesidad psicológica, física o emocional.



“Si me plantease mis propios sentimientos, nunca lo hubiera hecho”, dice Loli. “Si pensase en el sufrimiento o el dolor de una despedida que aún no ha llegado, nunca lo hubiera hecho”. “Solo pienso en el tiempo que pueda hacer algo positivo por Ella”, afirma sin titubeo alguno. “Yo no sabía –ni sé- nada de Ella. Ni de su pasado ni de su familia ni de nada que Ella misma no quiera contarme. Antes de conocerla, tuve miedo, como es natural.”

“Al principio, Ella me llamaba ‘maestra’. Lo había escuchado de los niños y niñas del cole. Luego, y solo durante unos días anduvo llamándome por mi nombre. Un día, sin saber cómo ni el porqué… y sencillamente porque quiso, me llamó ‘mami’”. Ella recibe la visita de sus padres biológicos, una vez a la semana. Seguramente lo  ideal para Ella, afirman las expertas, es que, llegado el día, pueda compartir momentos con sus dos familias; la de acogida y la biológica. Ella tomó prestado a Loli, un “abuelito”, con el que la pequeña ha compartido también momentos únicos.

“Generalmente, los menores –que tienen memoria y rutina- vienen con unas carencias evidentes y, en muchos casos, “rotos”. Carencias afectivas, formativas, sanitarias, higiénicas… Vienen también con un importante sentimiento de culpa, preguntándose qué han hecho para haber provocado esa situación y la separación de su familia”

En su quehacer diario, Loli y Ella  han tenido que hacerse la una a la otra. “Generalmente, los menores –que tienen memoria y rutina- vienen con unas carencias evidentes y, en muchos casos, “rotos”. Carencias afectivas, formativas, sanitarias, higiénicas… Vienen también con un importante sentimiento de culpa, preguntándose qué han hecho para haber provocado esa situación y la separación de su familia”. La reacción de la  familia acogedora debe ser sutil y delicada ante la fragilidad del menor. Loli ha asumido un papel sanador y reparador; además de un papel educativo que ejerce con ahínco ante las especiales necesidades formativas de Ella, que no le cuesta ningún esfuerzo, porque el cariño y el amor que sienten la una por la otra, es mutuo y va, cada día, a más. De modo que si usted, lectora o lector, tiene una familia especial, seguro que hay un o una menor esperando para poder compartirla.



Aldaima es una organización colaboradora de la Junta de Andalucía, que, desde 1999, trabaja por los derechos de la infancia y la adolescencia en dificultad social. Con sus acciones, contribuye y favorece el bienestar de los niños, niñas y adolescentes, promueve el reconocimiento de sus derechos; y en particular el derecho a crecer en una familia que garantice el pleno desarrollo infantil. Aldaima trabaja en esta alternativa familiar a todos los niños y niñas que lo necesitan, evitando que pasen su infancia en centros de protección, gestionando los Programas de Acogimiento Familiar de menores que la Junta de Andalucía desarrolla en la provincia de Granada.

¿Qué significa?

Acoger significa querer, cuidar y acompañar, respetando la identidad del menor acogido y los vínculos con su familia de origen, que le resulten positivos. Existen diferentes alternativas de acogimiento familiar: Urgencia (disponibilidad plena para acoger de forma inmediata al menor y evitar su ingreso en un centro de protección). Temporal (familias que educan y cuidan al menor mientras se determinan otras medidas más estables). Permanente (cuando no es posible la reintegración del menor en su familia biológica, convive en acogimiento sine die, de forma estable y duradera). Todas ellas contemplan las particulares necesidades del menor.

¿Quién puede acoger?



Puede ofrecerse a acoger una persona o familia que quiera cuidar y dar afecto a un niño o una niña que lo necesita. Las familias acogedoras son personas o familias sensibilizadas con las necesidades de la infancia, y comprometidas con su bienestar. Personas que se ofrecen a cuidar en su hogar a niños y niñas que comparten una historia de adversidad que compromete su desarrollo. El acogedor/a acompaña a este niño, niña o adolescente, y le proporciona la seguridad emocional que necesita para superar las dificultades que ha vivido, y que motivaron la separación de su familia de origen.

No están solos

Las personas y familias que acogen a menores, cuentan con apoyo técnico, formativo y económico durante el tiempo de duración de la acogida.