SOS vecinal: el Albaicín no es un parque temático

"En Granada llevamos décadas adaptándonos pacíficamente a una industria turística que crece sin límites. Es a la industria del turismo masivo y la especulación inmobiliaria a la que debe pedirse por una vez contención y respeto". Son ideas que han vuelto a trasladar los integrantes de la plataforma Albayzín Habitable este domingo durante la concentración celebrada en el Mirador de San Nicolás para alertar del impacto de la masificación turística, que está expulsando a los residentes.
"La industria turística no para de crecer, como una ola de destrucción que lo arrasa todo a su paso, disgregando las comunidades locales, dañando el patrimonio, precarizando la economía y el medio ambiente"
"Este año, igual que el pasado, nuestras autoridades nos hablan de un equilibrio entre turismo y vida local, pero ahora sabemos, en parte gracias a los datos que ellos mismos nos han proporcionado, que ese argumento es solo una trampa. Mientras los residentes de los centros urbanos y los barrios históricos son expulsados y privados de sus derechos elementales como ciudadanos, la industria turística no para de crecer, como una ola de destrucción que lo arrasa todo a su paso, disgregando las comunidades locales, dañando el patrimonio, precarizando la economía y el medioambiente. No hay equilibrio posible entre agresores y agredidos. No hay equilibrio posible si la riqueza inimaginable de una minoría de grandes tenedores y empresas turísticas sigue multiplicándose a costa de todos los demás", recoge el manifiesto leído durante la acción de protesta.
Esto no es turismofobia, advierten, el barrio está "desbordado y seriamente amenazado por el turismo de masas y la especulación inmobiliaria"
La movilización no responde, resalta el colectivo, a ninguna expresión de "turismofobia". Tiene como objetivo "salvar el Albaicín", un barrio "desbordado y seriamente amenazado por el turismo de masas y la especulación inmobiliaria". "Nos hablan de turismofobia, nos piden que no demonicemos el turismo, porque genera riqueza. Pero la exigencia es interesada e injusta: esa demonización nunca ha existido", lamentan. Lo que hay es una realidad que golpea al barrio, como a otras muchas ciudades, y las administraciones no pueden mirar hacia otro lado. Son necesarias medidas valientes, reclama la plataforma, para frenar el deterioro del barrio. Las adoptadas hasta ahora han sido ineficaces.
En la última década, según datos colectivo, el número de viviendas turísticas ha crecido un 270 por ciento en la ciudad de Granada, con particular incidencia en sus barrios históricos. Y esto lleva aparejada la expulsión de los vecinos y vecinas de entornos como el Albaicín.
En concreto, denuncian que una de cuatro viviendas del Albaicín, un 25%, "se dedica ya al alquiler turístico", cifra que se multiplica en zonas particularmente saturadas, como San Juan de los Reyes (con un 57%) o la Carrera del Darro (donde supera el 80%). Además, resaltan que Granada padece ya "la segunda mayor tasa de presión turística residencial de toda España, solo por detrás de Málaga". En este contexto, los vecinos y vecinas que todavía resisten en el Albaicín "son cada vez más pobre"s, pues dedican ya un 43% de sus ingresos totales a sufragar sus viviendas, lo que según organismos como el Banco de España o la OCU los deja en una situación de “riesgo financiero”, o, en la definición más alarmante pero quizá más precisa del Instituto de Investigación Urbana de Barcelona, en una situación de “pobreza severa relativa”.
Los vecinos y vecinas del barrio piden a la alcaldesa de la ciudad, Marifrán Carazo, que sus demandas sean escuchadas y que el Albaicín siga siendo "uno de los lugares más bellos del mundo donde poder vivir".
"Las medidas tomadas por el Ayuntamiento hasta ahora son ineficaces y contraproducentes, pues siguen dando barra libre a los Apartamentos Turísticos y a los hoteles, no contemplan la recuperación de vivienda residencial y no abordan la masificación del barrio. Gran parte de los datos recabados por Albayzín Habitable proceden del informe encargado por el propio Ayuntamiento, que dedicó 12. 000 euros de fondos públicos a su elaboración para luego ignorar las alarmantes conclusiones que ofrece".
Y, ante ello, reclaman:
- Moratoria inmediata de licencias para hoteles y apartamentos turísticos.
- Reconversión de viviendas turísticas en residenciales.
- Cumplimiento de las directrices UNESCO para la protección de las comunidades locales en los enclaves declarados Patrimonio Mundial.
- Medidas para revertir la masificación en las calles y la protección de servicios públicos como el autobús urbano, hoy convertido en transporte privado de las empresas turísticas.
Invitación de 'Chorrojumo', interpretado por Manuel M. Mateo, a reflexionar sobre la situación del barrio.
Lee aquí la intervención: CHORRUJUMO BIEN DIQUELA
Vídeo de la lectura del manifiesto este domingo en el Mirador de San Nicolás.
Reproducimos a continuación, en su integridad, el manifiesto por un Albaicín habitable:
Vecinas y vecinos del Albaicín:
Ha pasado ya un año desde la primera concentración que convocamos en este mismo mirador para defender nuestro barrio de los abusos de la industria turística, y pese a la gravedad de la situación a la que nos enfrentamos, hoy existen también verdaderos motivos para la esperanza.
En solo un año, cientos de vecinas y vecinos del barrio hemos logrado crear una sólida red de resistencia y cooperación, con la suficiente fuerza como para hacer llegar nuestras demandas a numerosos espacios mediáticos y también políticos, desde el salón de plenos del Ayuntamiento de Granada hasta el Parlamento Europeo, donde el mes pasado tuvimos la oportunidad de participar en un debate sobre la crisis de vivienda que padecen ciudadanos de todo el continente.
Pero si entre todas y todos hemos sido capaces de crear una plataforma tan sólida en tan poco tiempo, si hemos despertado la atención de ciertos medios y agentes políticos y hemos conseguido hacer visibles nuestras peticiones en el debate público, es solo porque la realidad que denunciamos es cada vez más palmaria, y porque los efectos destructivos que la saturación turística tiene sobre la vida de la gente han alcanzado un grado extremo que ya no puede seguir ignorándose
Pero si entre todas y todos hemos sido capaces de crear una plataforma tan sólida en tan poco tiempo, si hemos despertado la atención de ciertos medios y agentes políticos y hemos conseguido hacer visibles nuestras peticiones en el debate público, es solo porque la realidad que denunciamos es cada vez más palmaria, y porque los efectos destructivos que la saturación turística tiene sobre la vida de la gente han alcanzado un grado extremo que ya no puede seguir ignorándose: este año, como el pasado, muchos vecinos y vecinas siguen marchándose del Albayzín, acosados por los precios prohibitivos de la vivienda; comercios de proximidad, cafeterías, farmacias o supermercados que nos permitían cubrir nuestras necesidades esenciales a precios razonables siguen desapareciendo, y son sustituidos por tiendas de baratijas para turistas o locales de hostelería solo al alcance de los más privilegiados; nuestros autobuses urbanos, una necesidad de primer orden que financiamos con nuestros impuestos, siguen siendo monopolizados a diario por empresas turísticas que los convierten en vehículos privados para sus clientes; nuestros recursos naturales, nuestro aire, nuestra agua, siguen recibiendo el castigo de una de las industrias más contaminantes del mundo, de los innumerables aviones y cruceros y autobuses y hoteles responsables del 10% de las emisiones globales de efecto invernadero; y este año, igual que el pasado, las viviendas para turistas y los hoteles siguen multiplicándose sin control, agravando la ya muy escasa oferta de vivienda residencial, ante la vergonzosa negligencia de un Ayuntamiento que por lo menos ya no se esconde, y que con las recientes modificaciones de la normativa municipal se pone abiertamente del lado de los grandes propietarios y las empresas multimillonarias que cada año baten nuevos récords de beneficios a nuestra costa.
En el año transcurrido desde aquella primera concentración, un demoledor informe ha venido a poner cifras a la insoportable crisis de vivienda derivada de la turistificación, de manera que ciertos hechos ya no pueden ser discutidos. El informe acredita con infinidad de datos lo que ya sabíamos por nuestra experiencia diaria pero algunos se resistían a reconocer: que la multiplicación de viviendas turísticas acelera el vaciamiento de los barrios donde se produce, dispara los precios de alquiler y venta y pone en peligro el derecho constitucional a la vivienda. 1 de cada 4 viviendas del Albayzín, un 25%, se dedica ya al alquiler turístico, cifra que se multiplica en zonas particularmente saturadas, como San Juan de los Reyes (con un 57%) o la Carrera del Darro (donde supera el 80%); nuestra ciudad padece ya la segunda mayor tasa de presión turística residencial de toda España, solo por detrás de Málaga; y los vecinos que todavía resisten en el Albayzín son cada vez más pobres, pues dedican ya un 43% de sus ingresos totales a sufragar sus viviendas, lo que según organismos como el Banco de España o la OCU los deja en una situación de “riesgo financiero”, o, en la definición más alarmante pero quizá más precisa del Instituto de Investigación Urbana de Barcelona, en una situación de “pobreza severa relativa”.
A la vista de las medidas ineficaces o directamente inútiles del Ayuntamiento de Granada en materia de vivienda, que permiten que Apartamentos Turísticos y hoteles sigan proliferando sin ningún freno, cabría recomendar a nuestras autoridades que leyeran lo antes posible este estudio tan claro e ilustrativo, confiando en que los datos escandalosos que recoge los empujaran por fin a tomar medidas contundentes para frenar la crecida constante de viviendas turísticas y la masificación del barrio. Y sin duda les recomendaríamos la lectura de este informe si no fuera porque fueron ellos mismos, el propio Ayuntamiento de Granada, quien encargó su elaboración, dedicando 12.000 euros de dinero público a llevarlo a cabo para luego ignorar sus conclusiones.
El Ayuntamiento de Granada incumple de manera flagrante su obligación constitucional de proteger el derecho a la vivienda cuando sigue concediendo licencias a grandes propietarios y fondos de inversión para comprar cármenes o edificios enteros de nuestro barrio y transformarlos en hoteles y apartamentos
El Ayuntamiento de Granada incumple de manera flagrante su obligación constitucional de proteger el derecho a la vivienda cuando sigue concediendo licencias a grandes propietarios y fondos de inversión para comprar cármenes o edificios enteros de nuestro barrio y transformarlos en hoteles y apartamentos; o cuando en lo peor de una crisis de vivienda sin precedentes dedica sus esfuerzos a lograr que un hotel de superlujo como el Four Seasons se instale junto al mirador de San Nicolás; el Ayuntamiento desprecia la seguridad de nuestros niños y mayores y personas más vulnerables cuando no sanciona jamás a los grupos de setenta y ochenta personas que desbordan ilegalmente calles de uno o dos metros de ancho; el Ayuntamiento, que presume de defender a los trabajadores autónomos, condena al cierre a los pequeños comerciantes, incapaces competir con las grandes empresas y las cadenas de supermercados que abren los 365 días del año; el Ayuntamiento, pero también la Junta de Andalucía y el Gobierno de España, cometen un acto de negligencia imperdonable abandonando a su suerte un tesoro vivo como el Albayzín, ignorando no ya nuestras exigencias como ciudadanos sino las que establece la mismísima UNESCO sobre la protección de las comunidades locales que habitan los enclaves declarados Patrimonio Mundial de la Humanidad, distinción que tal vez el Albayzín, convertido poco a poco en un espacio privado de explotación turística, dejará de merecer pronto.
Este año, igual que el pasado, nuestras autoridades nos hablan de un equilibrio entre turismo y vida local, pero ahora sabemos, en parte gracias a los datos que ellos mismos nos han proporcionado, que ese argumento es solo una trampa. Mientras los residentes de los centros urbanos y los barrios históricos son expulsados y privados de sus derechos elementales como ciudadanos, la industria turística no para de crecer, como una ola de destrucción que lo arrasa todo a su paso, disgregando las comunidades locales, dañando el patrimonio, precarizando la economía y el medioambiente. No hay equilibrio posible entre agresores y agredidos. No hay equilibrio posible si la riqueza inimaginable de una minoría de grandes tenedores y empresas turísticas sigue multiplicándose a costa de todos los demás.
Nos encontramos en un momento, como hemos señalado al comenzar, de una gravedad extrema. Si no se actúa ahora, el deterioro que sufre nuestro barrio lo hará muy pronto incompatible con la vida local.
Esto no es un mal augurio ni una hipótesis pesimista. No hace falta hacer ninguna hipótesis porque todos conocemos los extremos depredadores que alcanza la industria del turismo masivo cuando se le dejan las manos libres. Y lo sabemos por la sencilla razón de que otros los han sufrido ya. Porque la ciudad de Venecia ha perdido veinte mil vecinos en solo dos décadas; porque en Tenerife el consumo de agua ocasionado por el turismo triplica al de la población residente; porque en Dubrovnik el número de turistas al año multiplica por 36 el de habitantes censados; porque en Barcelona hay jóvenes que dedican el 85% de sus ingresos a pagar el alquiler; porque en Ibiza hay personas que duermen en autocaravanas por no encontrar alquileres de larga duración.
Todo el mundo sabe a dónde vamos si no se toman medidas. El futuro puede ser desolador. Pero del mismo modo sabemos, por fortuna, que aunque parezca imposible, las cosas tamién pueden cambiar a mejor. Y que lo que hoy nos parecen aún ensoñaciones o esperanzas imposibles pueden acabar convirtiéndose en leyes que cambien a mejor la vida de la gente. También de esto hay numerosos ejemplos. En Berlín, las protestas continuadas por el precio de la vivienda han conseguido que se congelen los precios del alquiler. En San Sebastián o Palma de Mallorca se han suspendido las licencias para nuevos hoteles o viviendas turísticas en las zonas más saturadas. En Ámsterdam se ha impuesto un límite de 30 días al año al alquiler de corta duración y se ha reducido a 15 el número máximo de personas por grupo de visitantes. En Lisboa el Ayuntamiento ha comprado edificios completos dedicados al turismo para reconvertirlos en vivienda social. Son pasos pequeños, modestos todavía pero importantes, porque muestran que la presión popular es capaz de poner freno a la codicia de los más poderosos.
Porque en realidad son muy pocos los que se lucran de verdad con el gran negocio del turismo de masas, y somos muchísimos más los que padecemos sus injusticias. Si nos mantenemos unidos, si seguimos ampliando esta red de cooperación y resistencia que empezó aquí mismo hace justo un año, esa minoría de privilegiados tendrá muchos motivos para preocuparse. Agradecemos de corazón vuestra colaboración y apoyo, y os pedimos hoy más que nunca que no os rindáis, que perseveremos juntos en nuestra lucha por defender nuestro derecho a una vida digna, por conseguir un Albayzín, una Granada, un mundo más habitable.
Por último, queremos mandar todo nuestro apoyo a esas otras ciudades del sur de Europa que hoy se manifiestan, y sumarnos a la defensa de ese concepto que hoy nos une a todas y a todos y que abarca todas nuestras peticiones: el decrecimiento. O, como decimos hoy alto y claro en nuestro mirador de San Nicolás:
MÁS VECINAS
MENOS TURISMO
¡VIVA EL ALBAYZÍN!