La tapia del cementerio de Granada, símbolo de libertad

Cultura - Francisco Vigueras - Martes, 19 de Julio de 2016
Artículo del vicepresidente de la Asociación Granadina Verdad, Justicia y Reparación, Francisco Vigueras.
Francisco Vigueras durante el homenaje.
VJR
Francisco Vigueras durante el homenaje.

Hemos subido un año más a la tapia del cementerio de Granada para rendir homenaje a las victimas de la dictadura y condenar el golpe franquista del 18 de julio. Hace 80 años se puso en marcha el golpe militar que acabó con la II República, dando lugar a una brutal represión que dejó más de 100.000 desaparecidos. En Granada tenemos tres zonas de fosas comunes que forman parte de la geografía del terror: el barranco de Víznar,  el Carrizal y las tapias del cementerio en la capital, escenario de una masacre que estremece nuestras conciencias.

Ya han pasado casi cuatro años desde que la tapia del cementerio de Granada fue declarada oficialmente como Lugar de Memoria Histórica de Andalucía, un 5 de octubre de 2012. Es necesario recordar que señalizar la tapia no fue tarea fácil, pues el entonces gobierno municipal del Partido Popular intentó borrar la memoria. Nos arrancó hasta cinco placas, sin mostrar el menor respeto por el valor sentimental que tenían para los familiares de las víctimas, que han convertido la tapia en un símbolo de libertad.   

Y seguimos reivindicando un Memorial con los nombres de los 4.000 fusilados en aquel muro, por defender la legalidad democrática de la República. Conoceremos, con nombres y apellidos, a maestros de escuela y profesores de Universidad, a sindicalistas y trabajadores, a médicos, periodistas y a media corporación municipal, que perdieron la vida en la tapia. Nombres como el alcalde Manuel Fernández Montesinos o el concejal Rosillo, como Virgilio Castilla, presidente de la Diputación, o Constantino Ruiz Carnero, director de El Defensor de Granada.  Y uno muy especial, el de Antonia Molina Pérez, asesinada en la tapia con apenas 13 años, casi una niña. Un símbolo de la barbarie.

Sin duda, la declaración de la tapia como jugar de memoria ha sido el mayor éxito del movimiento memorialista granadino, sin olvidar el monolito falangista de Bibataubín, que permaneció erguido en la céntrica plaza de la capital nada menos que 40 años, de 1974 a 2014, una auténtica anomalía democrática. Los colectivos memorialistas ganamos esta batalla judicial que llegó al Tribunal Superior y logramos su retirada de la vía pública. Por fin, podemos pasear hoy por Granada sin ver la infame escultura que hacía apología del fascismo.

Pero aún tenemos que quitar otro símbolo falangista, el que rinde homenaje a José Antonio Primo de Rivera en la fachada de la Catedral de Granada. Fundador de un partido que es responsable del asesinato de miles de granadinos. Y otro más, El azulejo del Patio de Santiago del cementerio de Granada: "Aquí yacen los caídos por Dios y por la Patria", que hace apología del golpe militar.  

Nos queda mucho por hacer y lo vamos a tener difícil si continúa gobernando el Partido Popular, que ha demostrado su hostilidad hacia las asociaciones memorialistas. Recordemos que el PP fue el único que rechazó en el Congreso la declaración del 18 de julio cono “Día de condena al franquismo”. Con el Partido Popular en La Moncloa, no habrá apoyo para la Memoria Democrática, pero la Fundación Francisco Franco sí recibirá una generosa donación.

Necesitamos que se forme un gobierno de progreso, capaz de impulsar la memoria democrática. Sería un error histórico que el PSOE acabe facilitando, por acción u omisión, un gobierno del PP que ha convertido en papel mojado la Ley de Memoria Histórica de Zapatero y mantiene cerrada la oficina de atención a las víctimas del franquismo.  

El movimiento memorialista tendrá que seguir movilizándose para que el Valle de los Caídos se convierta en un Memorial de homenaje a las víctimas de la dictadura, para colaborar con la jueza argentina María Sevini en la investigación de los crímenes del franquismo y para reivindicar la Comisión de la Verdad.

También nos preocupa la situación en Andalucía. La nueva ley autonómica de Memoria Democrática ha pasado ya por el Pleno del Parlamento Andaluz y ha recibido las aportaciones de numerosos colectivos en la Comisión de Cultura. Sin embargo,  esta ley no acaba de ser aprobada. Todo parece indicar que el freno lo pone Ciudadanos. Las enmiendas del grupo naranja amenazan con descafeinar el proyecto de ley que presentó en su día Izquierda Unida, cuando formaba parte del gobierno andaluz. 

Desde que el ejecutivo autonómico giró a la derecha buscando el apoyo de Ciudadanos, la Memoria Democrática parece haber entrado en una fase de ralentí. De hecho, en el último año, la Junta no ha declarado en la provincia de Granada ni un solo Lugar de Memoria Histórica y la señalización de los ya denominados se ha paralizado.

Mientras tanto, el criminal de guerra Queipo de Llano sigue enterrado con todos los honores en la basílica de la Macarena, justo en frente del Parlamento de Andalucía.