Tribuna de Opinión, por Manuel Rubio

¿Por qué lo llaman Museo de la Ciudad cuando quieren decir «aquí estoy yo»?

Cultura - Manuel Rubio - Miércoles, 1 de Junio de 2016
M.R.

Hace unos días el nuevo Gobierno Municipal anunció que iniciaría las gestiones pertinentes para recuperar como patrimonio de la ciudad la Casa Ágreda, cedida en 2014 por el entonces Gobierno de Granada (con la oposición y parte de la sociedad en contra) a una organización para su uso y con la opción de compra. Esta reciente circunstancia que se ha dado ha servido de inmediato al actual grupo mayoritario de la oposición para que oportunamente, en una ametralladora rueda de prensa cargada de reproches, exigencias y acusaciones al resto de grupos, aprovechara la noticia para desempolvar su propuesta de crear un Museo de la Ciudad, esta vez pertinentemente señalando como sede dicha arquitectura señorial del siglo XVI ubicada en lo más alto de la Cuesta de Santa Inés, en el Albaicín.

Casa Ágreda. Manuel Rubio

Curiosamente este planteamiento, que ahora surge, en el momento de gobernanza de quienes lo proponen desde el otro lado no se tuvo en consideración en su momento tras ver que la idea original de ubicar la imaginada institución museística en el inmueble que fue delegación del Banco de España en nuestra ciudad, en nuestra Gran Vía, no cuajó frente al proyecto sí efectivo de situar en él la sede del Poder Fiscal en Andalucía y en nuestra provincia.

El título de esta opinión puede asimilarse a aquel otro, y original, de la película de Gómez Pereira “¿Por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo?” (1993). Coincidencia que no es casual, pues en él me he inspirado. Como sabéis, dicha frase suele ser empleada cuando alguien siente una fuerte atracción carnal y la disfraza de enamoramiento o conexión especial. Y esa es la sensación que me da, y así me lo están demostrando, quienes abanderan la idea que Granada precisa de un llamado Museo de la Ciudad, cuya colección (que al parecer está compuesta por bienes de titularidad municipal) y justificación ni tan siquiera han sido presentadas y que, además, demostrado está, igual da el inmueble en que se pueda establecer su sede, restándole interés con ello a aspectos de suma importancia como son la accesibilidad, las necesidades y posibilidades de adaptación museográfica, la ubicación estratégica en rutas culturales y turísticas, etc. (aparentemente porque son consideradas cuestiones superfluas en relación a la importancia de su existencia porque sí). Vaya que ya no se trata de ver reflejada la cuestión en el título de una película sino también encontrar similitudes en el género de ésta: la comedia.

Casa Ágreda. MANUEL RUBIO

Pero no es cosa de risa en el caso que aquí atiendo, porque en verdad todo esto me suena a un triste –y repetido– tira y afloja cuyo objetivo es atacar al contrario cuando se encuentra en el poder, no olvidemos, democrático. En este caso concreto, PP contra PSOE. Igual da que sea en Junta de Andalucía como, ahora, en el Ayuntamiento de nuestra capital. La cosa es decir que «aquí estoy yo» y que tuve una idea… y que ahora recupero porque me interesa para mis intereses y como el tono “cultureta de los museos” suena bien, pues lo suelto. Sin pre-proyecto, sin fundamento y, creedme, sin necesidad. Si lo que quieren es hablar y proponer sobre museos, entonces hablemos de ello en serio y propongamos mejoras sobre necesidades reales y urgentes: que Granada tenga abierto ya su Museo Arqueológico y que el Museo Casa de los Tiros recupere su identidad en la actividad cultural de esta ciudad; que la Huerta de San Vicente no se nos venga abajo o que la Casa Museo Manuel de Falla sea auxiliada del olvido en que se halla tras la labor de recuperación y revitalización de la que fue objeto hace poco más de una década; que se estudie la posibilidad de acercar físicamente el Museo de Bellas Artes más a la ciudad y que sirva de reclamo hacia el turista que cree que con ver la Alhambra ha visto Granada.

Y si se piensa en un nuevo proyecto museístico, pues pensemos y trabajemos en él pero a lo grande, como Granada se merece. Trabajemos por poner en marcha un gran Museo de Granada donde se conozca, investigue y difunda su historia, su arte, su ayer y su presente. Un Museo de Granada donde converjan las colecciones de las diversas titularidades públicas y privadas que las custodian, para así brindarlas al bien de la sociedad: porque ese es el fin, ¿verdad? Proyectemos, planifiquemos y luchemos para que así sea. Y para ello contemos con los profesionales que existen y de los que nuestra Universidad es una muy buena cantera. Busquemos, en el consenso, un inmueble que pueda acoger este magno proyecto y todo lo que requiere.

Pero dejémonos de lanzar más falsos órdagos sin contenido, sin planificación y sin un objetivo real para el bien común de todos, ciudadanos y foráneos. Y no llamemos más Museo de la Ciudad a lo que no lo es. Ciertamente Granada tiene posibilidades que van más allá de eso, porque quiere ser Capital Europea de la Cultura. Y si se empeñan, por su propio interés partidista, puede que alcancen su ensoñado museo, pero a costa de perder esta maravillosa ciudad con la que ya cuentan.



Manuel Rubio Hidalgo (Granada, 1972) es historiador del arte y museólogo. Su experiencia profesional, tanto en el ámbito público como en el privado, ha mantenido una máxima por la cual sigue trabajando: la bella función social del arte. Actualmente está dedicado a su tesis doctoral en la Universidad de Granada y sueña con que Granada de verdad sea Capital Cultural de Europa en 2031.