Para qué, Arte
Unos magos han visitado el Carmen de la Victoria, parece. Se empeñaban en la palabra, pero las manos daban paso al hechizo. ‘Somos inteligentes porque tenemos manos’ decía Anaxágoras. Como si la forma nos presentara al contenido, como si el contenido naciera por la forma. Toda obra. De acuerdo con el desarrollo del arte que ha tenido lugar desde las vanguardias, las prácticas artísticas actuales se llevan a cabo suponiendo que el arte es una parte integral de la acción del ser humano. Durante los tres días que ha durado el congreso se ha debatido la fuerte crítica que Georg W. Bertram, de la Universidad Libre de Berlín, ha dirigido al así llamado paradigma de la autonomía desde una posición que se puede caracterizar como ontología hermenéutica del arte. Gerard Vilar, Universidad Autónoma de Barcelona, abrió este III Encuentro Internacional ‘Para qué Arte’ con su ponencia sobre el concepto de autonomía en la estética alemana reciente. Otros destacados pensadores como Federico Vercellone o Alessandro Bertinetto, de las universidades de Turín y Udine, respectivamente, ahondaron en la teoría de Bertram. Y Lluís X. Álvarez de la Universidad de Oviedo hizo un recorrido de la cuestión en todo el pensamiento occidental y oriental. A todo ello hay que sumarle cuarenta y dos comunicaciones en torno a la ‘Autonomía y el Valor del Arte’ (temática de este congreso) en la música, en la arquitectura, en la danza, en el dibujo y en la fotografía, la televisión o el cine.
Muchos autores atribuyen a Kant el origen del mencionado paradigma. Un filósofo que estuvo presente en las ponencias, deambulando por los jardines de la Victoria, que a juzgar por el aspecto que presentaba se trataba de un Kant pre-crítico, parecía contento, a pesar de estar sujeto al cartón pluma que lo sustentaba.
Ante una especie de extraña velocidad que nos devora, que no nos deja ni leer con calma los emails o que no contestar se ha convertido en nada que ver con la ausencia de correspondencia sino con el no tener tiempo. Ante la vergüenza de solo escuchar a intersticios. Ante una fragilidad del si, ante una cultura de la urgencia. Ante una incapacidad de no tener tiempo ni para adaptarnos cuando la historia de la vida es la historia de las adaptaciones. Ante eso. Ante el ruido. Se presenta el regalo de la energía creativa, de un conocimiento más instintivo de la realidad. Los filósofos buscando respuestas y su hermosura radica en formular preguntas que, lejos de una única respuesta, como el artista, necesita de la comunión con lo que ocurre. Amar la vida: supongo.