Día del Libro

Pequeños escritores

Cultura - Laura Piñera - Jueves, 23 de Abril de 2020
La profesora Laura Piñera nos ofrece un hermoso relato, inspirado en dos historias reales, para felicitar a sus alumnos y alumnas por el Día del Libro, con el deseo de transmitirles que son unos pequeños escritores, aunque aún no lo sepan.
"Hoy, lo que me parece romántico es un paso de peatones de Madrid, de Granada o de cualquier ciudad, repleto de personas con los rostros descubiertos".
M. Rodríguez
"Hoy, lo que me parece romántico es un paso de peatones de Madrid, de Granada o de cualquier ciudad, repleto de personas con los rostros descubiertos".

Sobre el mes de octubre o noviembre del año pasado les conté a mis alumnos de 1° de la ESO, del IES Sierra Nevada, lo que me había sucedido esa mañana. Era un día gris, en el que estaban empezando a caer las primeras gotas. Aún así, en ese momento, había mucha gente en la calle. Los vendedores ambulantes estaban estirando sus agujereadas lonas de lluvia, lo que hacía que se estrechase el camino bastante. Cuando conseguí salir de ese cuello de botella, formado por personas y ropa, me crucé con una chica morena, alta y de hombros caídos, como si le pesara el mundo en sus espaldas. Vestía colores que olían a otoño y sus andares lentos hacían pensar en la ingravidez del espacio. Les confesé a mis alumnos que no soy nada observadora y que nunca me fijo en nadie, pero que, en ese momento, aquella chica había captado toda mi atención, simplemente porque llevaba la cara tapada.

Entonces empezamos a jugar, ellos y yo, a las adivinanzas. Tenían que acertar con qué objetivo había ocultado su rostro.

Y ahí empezó a volar la imaginación de todos: podía ser una terrorista o una chica famosa (quizá YouTuber) y no quería ser descubierta. También podía suceder que viniese de frente alguna vecina pesada o su ex- y se estaba escondiendo porque no quería cruzar con él ni siquiera una mirada.

"Salió una microhistoria de cada una de sus cabezas y claro, mi imaginación también voló con ellos..."

Salió una microhistoria de cada una de sus cabezas y claro, mi imaginación también voló con ellos: ¿de qué o de quién se estaba escondiendo? ¿En realidad se escondía? Quizás no eligió bien la forma de ocultarse y de pasar desapercibida. Quizás no se escondía y solo estaba intentando llamar la atención. Lo mismo había iniciado algún movimiento de protesta contra la era digital y en contra de las personas que caminaban por la calle escondidas tras un móvil, leyendo en sus pantallas, y por eso ella había elegido un libro de Jane Austen, para ocultarse, en aquella mañana de otoño.

Entonces me empecé a imaginar un paso de peatones en la Gran Vía de Madrid, repleto de personas, todas ocultando sus rostros detrás de un libro, siguiendo lo que ella en soledad había iniciado y vi en mi mente esa foto. Me pareció demasiado romántica para ser real.

Hoy lo que me parece muy romántico es un paso de peatones de Madrid, de Granada o de cualquier ciudad, repleto de personas con los rostros descubiertos, como también me parece romántico volver a ver esas caras pensantes y esos rostros, chispeantes de ideas, de niños de primero que sin saberlo estaban escribiendo un relato en sus cabezas y en la mía.

A mis alumnos, pequeños escritores. 

Feliz Día del Libro.

Gracias por vuestras historias.