El Museo de Bellas Artes homenajea al pintor Manuel Maldonado con una exposición monográfica
El Museo de Bellas Artes homenajea al pintor Manuel Maldonado en el 40 aniversario de su muerte con una exposición monográfica que rinde homenaje póstumo tanto al artista como a su esposa Carmen, quien con "tan generoso gesto enriqueció desinteresadamente nuestro patrimonio artístico".
La exposición pretende mostrar la actividad polifacética de Manuel Maldonado como pintor de caballete y grabador. También rescata su faceta como muralista a través de los bocetos que realizó para sus pinturas murales de Úbeda y de la Iglesia de Santa María Micaela, en Granada, y el mosaico de la fachada del mismo templo
La exposición pretende mostrar la actividad polifacética de Manuel Maldonado como pintor de caballete y grabador. También rescata su faceta como muralista a través de los bocetos que realizó para sus pinturas murales de Úbeda y de la Iglesia de Santa María Micaela, en Granada, y el mosaico de la fachada del mismo templo, ha comentado el delegado de Turismo, Cultura y Deporte, Fernando Egea, durante la inauguración de la muestra, que estará abierta al público hasta el 1 de septiembre.
Asimismo, ha explicado que se organiza por géneros pictóricos: retrato, desnudo, paisaje, bodegón y naturalezas muertas, decoración mural y calcografía. En total se exponen 43 obras de distinta naturaleza: pintura 39, escultura 1, calcografía: 2 (1 plancha y su estampa) y un libro de viaje.
Con respecto a la escultura que se expone ha adelantado que es un retrato de Maldonado que hiciera el escultor Francisco López Burgos. También se expone un libro de cheques, en el que el pintor tomaba apuntes, anotaciones e impresiones durante sus viajes, que en ocasiones utilizaba en sus lienzos.
Fernando Egea también ha comentado que la institución ha corrido con el gasto de restaurar y enmarcar algunas obras, así como de realizar una limpieza profunda a todas las piezas expuestas para que luzcan estupendas. "Es una obligación como granadinos dar a conocer este material de tanta calidad que nos ha sido legado, por este motivo, estoy muy satisfecho de inaugurar esta exposición".
Por su parte, el director del Museo de Bellas Artes, Ricardo Tenorio, ha anunciado que las obras que integran esta exposición, salvo en dos casos, forman parte de la Colección Museística de Andalucía, debido a que fueron donadas por la viuda del pintor, Carmen Ruiz Jiménez, a favor de la Junta.
En proceso de la donación culminó en 2005, mediante la publicación en el BOJA de la aceptación de la donación, compuesta por 212 bienes de distinta naturaleza: 74 pinturas, 45 dibujos, 37 planchas de grabado, 47 estampas calcográficas, un libro de viaje, una escultura y seis medallas con las que el pintor fue galardonado en diversos certámenes de pintura. De estos 212 bienes 201 fueron realizados por el artista.
Manuel Maldonado Rodríguez fue un pintor granadino nacido en 1915, que gozó en vida de un prestigio en su ciudad reservado a unos pocos. Constituye un buen ejemplo de un artista que a lo largo del tiempo va haciendo uso de las técnicas adquiridas con la experiencia y la constancia inagotable de los años. Plasmará en su obra su peculiar visión del color, de la luz, del aire, de la atmósfera que realza y eleva.
Inició sus estudios en Granada, asistiendo , primero, a las aulas del Centro Artístico y, a partir de 1928, a la Escuela de Artes y Oficios, donde coincidió con José Guerrero (1914) y Miguel Pérez Aguilera (1915), dos artistas que, aun naciendo en el mismo tiempo, tomarán derroteros absoluta y radicalmente distintos a los de Maldonado.
Los tres serán ejemplo de la disparidad de corrientes y tendencias que se desarrollan en el arte a lo largo del siglo XX.
Aunque comenzará a participar en algunas colectivas, no será hasta el final de la Guerra Civil cuando comience su actividad a pleno rendimiento.
Participó en diversos certámenes de pintura. La beca otorgada, en 1947, por la Fundación Conde de Cartagena, le permitió ampliar sus estudios en Italia. Fue ésta una experiencia fundamental que le llevó a abandonar el academicismo local y los cánones estéticos tradicionales de sus inicios.
Desde entonces, y especialmente entre 1966 y 1976, viajará con cierta asiduidad por distintas ciudades españolas y europeas, de las cuales nos dejó numerosas vistas en sus cuadros. Cultivó diversos géneros, como el retrato, el desnudo, el bodegón y el paisaje.
En este último género, más que en ningún otro, se puede reconocer la herencia recibida del impresionismo, aunque ya retardatario. No obstante, el color y la luz destacarán igualmente en toda su producción pictórica.
Una faceta suya poco conocida es la de muralista. Destacan las pinturas interiores de las iglesias de Santa María Micaela y del Corpus Christi, así como la fachada de la iglesia de Santo Domingo. En este género se puede rastrear su deuda con la representación geometrizante heredera del cubismo.
También cultivó el diseño de mosaicos arquitectónicos. A partir de 1974 se iniciaría en el arte del grabado, que estudió en la Fundación Rodríguez Acosta. En la exposición se muestran dos obras que, en realidad, son dos fases distintas de un mismo proceso creativo de toda obra seriada: la matriz y la estampa.