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El Museo ABC de Madrid acoge la exposición 'Martínmorales. El dibujo inagotable'

Cultura - IndeGranada - Martes, 3 de Octubre de 2017
En la muestra, comisariada por el periodista y escritor Alejandro Víctor García y producida originariamente por CajaGranada Fundación, los visitantes podrán ver desde los famosos 'Monos' de este viñetista hasta sus últimos dibujos.
Una viñeta de Martínmorales de sorprendente actualidad.
De la exposición: 'Martínmorales: el dibujo inagotable'.
Una viñeta de Martínmorales de sorprendente actualidad.

El Museo ABC, en Madrid, acoge hasta el 10 de diciembre la exposición 'Martínmorales. El dibujo inagotable', que resume en alrededor de 150 viñetas, dibujos, cuadernos y objetos, y de forma cronológica, los cincuenta años de contribución al humor gráfico español del dibujante Francisco Martín Morales.

En la muestra, comisariada por el periodista y escritor Alejandro Víctor García y producida originariamente por CajaGranada Fundación, los visitantes podrán ver desde los famosos 'Monos' de este viñetista hasta sus últimos dibujos.

Nacido en Almería en 1946, Martín Morales encontró en la Alpujarra granadina un refugio creativo desde el que observar, analizar y retratar al mundo. Tras su paso por Ideal, desarrolló su carrera en diversas revistas satíricas y otras publicaciones hasta llegar a ABC, donde mostró su arte desde 1994. En 2010, un accidente impidió al artista continuar con su actividad, razón por la cual esta retrospectiva supone a la vez un homenaje a su carrera.

Esta es una semblanza del dibujante y una introducción a la exposición inaugurada en Madrid, tras su paso por Granada: 



El creador inagotable

Francisco Martínmorales (Almería 1946), uno de los dibujantes de la generación de oro de la mitad del siglo pasado, junto a Forges, Máximo, Peridis o El Roto, logró la hazaña de vivir durante cincuenta años entre su piso madrileño y un cortijo de la Alpujarra, es decir, entre la saturación urbana de la capital de España y el nirvana rural que descubrió Gerald Brenan a comienzos del siglo XX.

En Madrid era un ejemplar vivo de una Andalucía remota, tenaz y asombrosa; y en los pueblos agrestes de donde remanecía, una especie de embajador perseverante que había destrozado el tópico de la quietud y había logrado un puesto preferente en la generación más influyente de la historia del humorismo gráfico, heredera de creadores como Mingote, Cebrián, Chumy, Gila, Azcona o Ton. Sus aguzados dibujo acompañaron a millones de españoles en la fascinante aventura política y social que va desde los estertores de la dictadura a la consolidación de las libertades democráticas.

En la Alpujara, la árida y pintoresca región que se extiende entre Almería y Granada, de donde era originaria su familia (guardia civil el padre, maestra rural la madre) pasó su infancia y merced a la complicidad materna eludió los destinos gregarios que acechaban su previsible rumbo vital. Vivió en Motril, estudió en un internado de El Palo (Málaga), llenó las revistas de la época de viñetas espontáneas que mandaba por correo y se fue a buscar fortuna a Madrid sin más padrino que su tenacidad.  Todo fue bien hasta el verano de 2010 en que un absurdo accidente (la caída de un árbol en su casa de Carataunas) interrumpió abruptamente su carrera y lo dejó malherido y con graves secuelas. Hoy vive en su céntrica casa de Granada donde, junto a su mujer Magdalena de los Heros, recibe a amigos y compañeros.

Esta exposición, dividida en seis secciones, ha sido concebida como un sintético recorrido por su vida y su obra aunque es mucho más. Martínmorales, el dibujo inagotable, es un recorrido humorístico por la historia de España de los últimos cincuenta años en el que convergen cientos personajes; es un resumen de la asombrosa evolución de Martínmorales como dibujante, desde los monos lineales de los comienzos a las trabajadas acuarelas de su etapa de madurez; es un compendió de la evolución  política y social de España y, en fin, es una prueba de cómo unas viñetas que fueron concebidas desde la urgencia del día a día se han transformado con el paso del tiempo en reflexiones de una asombrosa y profunda actualidad. La muestra va acompañadas de un video y de diversas figuras a partir de sus dibujos.

En la primera sección, El origen fue el mono, además de las primeras tentativas del jovencísimo dibujante, se muestran objetos como diapositivas sobre cristal para ser proyectadas en los descansos del cine, caricaturas modeladas en arcilla o los bloc de apuntes donde se ensayaba las viñetas. Los dibujos van desde los iniciales hasta los que aparecieron en diversas revistas de mediados de los setenta.

Martínmorales fue un incasable luchador por la libertad. En el apartado de La censura se muestran viñetas sobre la libertad de expresión, dibujos prohibidos y una selección del casi centenar de sentencias, citaciones (alguna de ellas sin abrir) y exhortos judiciales que recibió a cuenta de sus dibujos en particular entre 1976 y 1978.

De una época posterior son sus chistes sobre Tejero y el 23-F. A continuación se muestran algunas de la miles de viñetas que dedicó a Felipe González y que van desde la simpatía inicial por la irrupción de la normalidad democrática al inmediato desencanto o la crítica ácida por los episodios menos ejemplares de un mandato largo y encadenado en legislaturas sucesivas.

De Aznar a Bambi es el rótulo de la sección donde aparecen algunas de las viñetas del periodo político posterior a la defenestración del felipismo, desde el triunfo de José María Aznar a la elección de Rodríguez Zapatero.

En La crisis se reúnen los dibujos, la mayoría publicados en ABC, que van desde 2007 a 2010, el año en que el accidente interrumpió una carrera que aún tenía que cumplir muchas etapas de crítica implacable. Los últimos son dibujos digitales hechos a través del ordenador.

La exposición se completa con una muestra de caricaturas, un género del que fue un maestro incontestable a lo largo de su carrera. Martínmorales repitió muchas veces que el dibujo de humor perfecto era aquel que para su comprensión no necesitaba el apoyo de pies explicativos ni bocadillos sino que resolvía en sus propios trazos. El objetivo era difícil pues para ello no sólo es necesario un agudo sentido crítico sino una maestría indudable para dibujar. Las caricaturas son un ejemplo de la habilidad 
Museo Abc (Madrid, calle Amaniel 29-31