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Julieta Navarro Cruz firma este texto sobre el autor de 'La tierra desnuda', Rafael Navarro de Castro, su padre

'Mi padre ha escrito un libro'

Cultura - Julieta Navarro Cruz - Sábado, 23 de Febrero de 2019
Una extraordinaria aproximación a la novela del momento: 'La tierra desnuda', de Rafael Navarro de Castro. Julieta Navarro Cruz, de 17 años, hija del autor, firma este emocionante texto sobre su padre y su primer libro publicado. No te lo pierdas.
Julieta, con su padre, autor de 'La tierra desnuda'.
REPORTAJE GRÁFICO: NAHIA SOUSA DILLON
Julieta, con su padre, autor de 'La tierra desnuda'.

El día que descubrí que mi padre sabía escribir tendría yo diez años. Una carta encontrada en el olvido desveló su secreto. Estaba llena de emociones. Este verano le pregunté por ella, sonrió tímido. Y, ¿cuántos libros dices que lees a la semana? Tres. Yo tres al año. Mi padre tiene una biblioteca y escribe con dos dedos en el ordenador. El colesterol le pasa de trescientos pero nunca dejará ni el pan ni el chocolate Lind. Sale a correr, ya no fuma. Tiene una letra cursiva, grande, elegante, del siglo pasado, le gusta escribir a rotulador. Nunca se enfada. Nunca le molesta nada pero siempre saca una pequeña pega a todo. Es humilde, la persona más inteligente que conozco. Es del Atleti, pasa muchas tardes pelando pipas y escuchando Carrusel Deportivo. Es feliz con poco, un libro de Berger, quizás de Chirbes, una canción de Extremoduro, un cuaderno, y su rotulador, claro. No le gustan las cámaras, no sabe mentir. Es tímido y sencillo, se adapta a todo. Cuando no quiere hablar, calla y escucha. Le gustan los pantalones pitillos y las camisas estrechas. Es fontanero, electricista, ganadero y albañil. Habla inglés, un poco de holandés, hasta hace poco sabía hacer los problemas de matemáticas. Un día me dijo que estaba escribiendo un libro. 

Un día me dijo que lo había terminado. Me emocioné con la vida del Blas, la vida de cualquiera en una España difícil y atrasada. Entonces entendí aquello de la injusticia

Un día me dijo que lo había terminado. Me emocioné con la vida del Blas, la vida de cualquiera en una España difícil y atrasada. Entonces entendí aquello de la injusticia. Será coincidencia papá, pero uno de los protagonistas de aquel libro que escribía yo entonces se llamaba Blas, igual que nuestro gato e igual que mi cantante favorito. 







Julieta Navarro Cruz posa junto a su padre, el novelista Rafael Navarro de Castro.

Un año después tuve el libro en mis manos, con una portada llamativa. La tierra desnuda de Rafael Navarro de Castro. A ver si lo vendemos y me quito de problemas. Otro día lo vi en la tele, tenso pero como siempre, hablando bien, natural, como es él. Otro día me llamó y me dijo que salía la segunda edición. Pero, ¿tu padre es famoso? Estará ganando mucho dinero, ¿no? ¿Por qué sale en la tele? Ha escrito un libro. Seguro que es más pobre que el tuyo. 

Todo esto del rescate de la vida rural, de la pérdida de una forma de subsistencia milenaria, de lo que supuso la Guerra Civil para el campo, está muy bien, pero yo me quedo con la crítica. La crítica a nuestra sociedad que ha arrasado con todo y que parece no arrepentirse de nada

Tengo 17 años y me gusta más el asfalto que la tierra. Todo esto del rescate de la vida rural, de la pérdida de una forma de subsistencia milenaria, de lo que supuso la Guerra Civil para el campo, está muy bien, pero yo me quedo con la crítica. La crítica a nuestra sociedad que ha arrasado con todo y que parece no arrepentirse de nada. Mis vecinos se mueren, mi pueblo se llena de hippies y de guiris y cada vez es más difícil aparcar, turismo rural lo llaman. Ya apenas nieva, ni sale rentable plantar tomates, igual tampoco recoger la aceituna para luego tirarse un mes con dolor de espalda. Ya los vecinos no se ayudan como antes. Ni siquiera conozco a la mayoría. Todo eso se ha perdido para siempre y no va a ser mi generación la que lo recupere; ni voy a plantar tomates, ni voy a recoger la aceituna. Pero no hay nada peor que el olvido y a mucha gente se le ha olvidado ésto, que hace nada vivíamos luchando contra el hambre, el frío y las plagas. Mis amigos sé que no lo recuerdan, o quizás es que nunca lo han sabido.  

Los almendros llevan en flor desde diciembre y mi padre ha escrito un libro. 

La tierra desnuda, de Rafael Navarro de Castro. Publicado por Alfaguara.



Una excepcional novela, ambientada en Monachil, pero que podría ser casi cualquiera pueblo en la España interior. Allí nace, al mismo tiempo que la Segunda República, un niño llamado Blas. Y en el mismo lugar muere, ochenta años después, sin ser consciente de que se lleva a la tumba una forma de vida milenaria. Él es el último. Nadie más sigue sus pasos. Blas sabe de animales, de viñas y tomates, sabe cuidar de su familia y sabe también guardarse unos cuantos secretos.

La vida de Blas, una historia corriente que el río del tiempo ha hecho ya única, es la historia de España en el último siglo. Contada con las manos manchadas de esa tierra desnuda sobre la que vivió toda una sociedad rural, se dirige a esa parte de nosotros que no se resigna a vivir entre ladrillos. Y seguramente el lector reconocerá esas voces y esos paisajes y sin duda le sonarán a verdad, a vida y a una memoria imprescindible. Indegranada