“Hay que traducir la fotografía a lo cercano, a lo que la gente quiere expresar, algo más que un simple ‘click”.
Reza e incluso alardea el lema de la Escuela Social de Fotografía La Ampliadora de proporcionar una “formación fotográfica absolutamente no reglada” a toda aquella persona que entra por la puerta. Y así lo confirma su responsable, Cecilio Puertas, para el que no hay explicación simple, no hay respuesta unitaria, ni conversación que se centre en una única dimensión. “La imagen tiene un impacto social muy importante, es preponderante en los imaginarios de la gente”, es una herramienta “que puede visibilizar, contar historias, tomar partido, involucrarte, provocar cambios…” señala el fotógrafo.
Equipo de profesores que imparten las diferentes clases y talleres.
La Ampliadora trata de diferenciarse del resto de escuelas de fotografía a través de “un trato diferente, la formación del día a día, la cercanía, enfrentarse a proyectos creativos y técnicos, dedicar al alumnado más tiempo, más calidad y menos cantidad”
Esas historias de vida a las que se refiere Puertas le llevaron a dar clase de Educación Física en México, donde se desplazó de intercambio tras estudiar fotografía en Barcelona. “Dijeron que necesitaban profes de Educación Física y fui con un amigo, era la primera vez que me enfrentaba a una clase”, recuerda. “Me chocó como estaba estructurado, una especie de mili o ejército, tiesos, todos muy quietos… Y a partir de ahí intentamos romper un poco con eso y me empezó a enganchar la formación, el mundo de la educación y la intervención social”. “En la carrera de fotografía la formación se daba desde un punto de vista muy técnico, allí en México vi otra realidad de la que quería formar parte y la fotografía es la herramienta que conoces… Pues vamos a mezclarlo”, relata.
Y es que Puertas reconoce no saber muy bien como, “pero todos los proyectos que salen de La Ampliadora son totalmente sociales, ya sean autobiográficos, de un colectivo, de otras personas… Pero siempre se crea la narrativa más social del tema que el alumnado está tratando”. Aunque parece que la respuesta la tiene él mismo con la metodología que aplican los docentes de La Ampliadora “que se basa en tres ejes: primero el de los referentes y procesos de trabajo, el alumnado debe tener cultura visual, conocer fotógrafos, proyectos y procesos de trabajo porque cuando ves ejemplos se te van ocurriendo cosas”.
El detalle preciso, la mirada.
El segundo, según el fotógrafo es “la creatividad, la intención, elementos que necesitas para que se entienda tu mensaje, quién es el protagonista, qué acción describes, como centrar el interés”. Por último y no menos importante “la técnica, el manejo de cámara… Cada parámetro influye estéticamente en como se vea la imagen: la luz, la posproducción… Mucha cosas”. Resume Puertas: “el cien por cien es la mirada, porque la técnica está a expensas de la mirada, pero la técnica hay que conocerla antes, ser profesional, cuando llegas a esto simplemente lo pones a disposición de la mirada”.
Con esta fórmula La Ampliadora trata de diferenciarse del resto de escuelas de fotografía a través de “un trato diferente, la formación del día a día, la cercanía, enfrentarse a proyectos creativos y técnicos, dedicar al alumnado más tiempo, más calidad y menos cantidad” y aprovechar “que es una escuela pequeñita y se puede hacer esto ya que en otras grandes se pierde el contacto con las personas”. Porque en la cabeza de Puertas y su equipo La Ampliadora debe ir más allá de una formación fotográfica, “queremos que sea un centro comunitario del barrio, vincular los proyectos a la zona, invitar al vecindario y comerciantes a nuestras actividades… Siempre que se nos ocurre una idea, empezamos por el barrio”.
A pesar de tenerlo tan claro, el fotógrafo no está convencido de que la gente se acerque a la Escuela por estas cuestiones, aunque reconoce que el ‘boca a boca’ funciona. “Las escuelas mienten mucho. Llegas a una con unos equipos informáticos imponentes, recursos de iluminación, tal o cual docente que va a dar una ‘máster class’ y pagas precios altísimos pero te quedas vacío”, critica.
Vista de la Escuela que ha contribuido a dinamizar el Barrio de la Magdalena.
A diferencia de otros colectivos que denuncian el intrusismo en el mundo de la fotografía de mano de las nueva tecnologías, para este fotógrafo “cuanto más movimiento haya en el medio fotográfico siempre es mejor” ya que sirven “para reinventarte, reflexionar y buscar vías para seguir evolucionando” asegura. Esto obliga a estar “en permanente reconstrucción, cambiando y adaptándonos” con un “sobreesfuerzo” para los ocho docentes que componen la escuela porque “además de las clases, la diferencia estriba en como las preparan, hay que darle mucho al ‘coco’, no dejan de trabajar”.
Así, Puertas tiene claro que en La Ampliadora “lo de social es la forma de actuar”, ya que “ofrecemos un paradigma de la fotografía diferente y que quizá no es el más común. Pero me da igual que a la gente le parezca bien o no. Respeto la visión de la gente en la fotografía y pido un respeto a nuestra visión”, zanja.