─ Leo de su disco que es “pop metafísico” y que es “alta cultura popular”... ¿Cómo lo ve?

─ Esto lo escribió Manu Ferrón que es un poeta excepcional inspirado en la escucha de mi disco. Yo no sé qué decir. Pop metafísico puede ser. Alta cultura no me gustaría que fuera, aunque lleve lo de popular. Alto sentimiento sí. Alta cultura son nuestras abuelas. Y esto que yo hago está años luz de llegar ahí arriba.

─ También que es el “hijo perdido entre Kiko Veneno y Battiato”, caray, vaya familia...

─ El hijo fartuzco entre ellos dos tal vez, pero no lo creo. Son algunos experimentos que hago con los estilos. No creo que me vaya a quedar en ninguno de ellos. Seguiré probando.

─ Los Napoleón tuvieron su buen momento, incluso mis amigos mexicanos me preguntan por qué lo dejaron... ¿Por qué?

La dedicación del grupo era muy absorbente y no ganábamos suficiente dinero como para vivir de ello

─ La dedicación del grupo era muy absorbente y no ganábamos suficiente dinero como para vivir de ello. Tuvimos que reciclarnos en otros empleos, básicamente en profesores de música. Y cada uno tiró para un sitio. Pero nunca lo dejamos para siempre. Cualquier día estamos tocando otra vez.

─ Precisamente, algunos de los músicos pop de su generación ejercen de profesores de Conservatorio. El Jazz entró ya hace tiempo ¿el pop y el rock ocupará también parte del temario oficial?

─ Todo lo que entra en el conservatorio ahí dentro lo acaban mecanizando. Estudiar la música desde el corazón es lo que hace falta que se instale en el temario del conservatorio.

─ ¿El amor es para practicarlo o para cantarle?

─ Para practicarlo sin duda. El estar cantándolo es signo de que no se está haciendo.

─ Claro: “Dime qué es lo que cantas y te diré lo que te falta”... es un apócrifo buen dicho castellano…

─ No esconden mis canciones cuáles son mis anhelos. La propia realización en el amor es el tema central de mi disco. Todos anhelamos volver a ser todo.

─ Usted era formalmente guitarrista ¡pero en su disco no hay ninguna!

─ Hacia lo desconocido por el camino de lo desconocido. Quise ver a dónde podía ir sin guitarra.

─ Y sí instrumentos del siglo XVII...

─ Pensé en una instrumentación de sonidos metálicos punzantes, espineta, salterio, laudes, bandurrias, pianos antiguos... Quería jugar con ellos.

─ En esas canciones hay de todo, desde música medieval a bailables electrónicos ¿todo sirve?

─ ¿Por qué no va a servir todo? Mientras esté al servicio de una expresión sincera que venga de dentro.

─ ¿Cómo se construye una pieza con un “retal” de orquesta sinfónica?

─ Tenía esta grabación de la OCG de una grabación anterior que sobró. La reciclé en el tema “Sueño Borracho”, al final de él. Se casaron solos. Solo tenía ganas de que sucediera y acabó pasando.

─ Usted es un ser de luz, un místico musical alejado del mundanal ruido ¿cómo se lleva con el mundo real? ¿Y con la prosaica industria musical?

La música es más que un juego para mí, aunque la conocí jugando. Es también mi manera de organizar todo lo que percibo del mundo externo

─ De luz y de oscuridades. Pues no se puede iluminar aquello que previamente no se ha ennegrecido. He tenido todo tipo de altibajos. En un momento hace unos años quedé aplastado como una cucaracha. Creí que no volvería a publicar nada. Pero ahora me encuentro en otro sitio. La música es más que un juego para mí, aunque la conocí jugando. Es también mi manera de organizar todo lo que percibo del mundo externo. Y cuanto más me esfuerzo por observar ahí fuera, nuevos escenarios aparecen dentro de mis paisajes musicales internos. La composición se va apoderando de mis pasos. Todo cuanto me sucede quiere acabar en mi libreta transformado de sólido a líquido, o de color a sonido. De humano a bicho, montaña, aire...

─ ¿Quienes forman su jardín de Adelfas?

─ Grandes artistas granaínas como Ahinara Egea, bajista y cantante de jazz, líder de Akiba, una increíble banda de Granada; es también directora del coro gospel de Ool Ya Koo, la asociación de Jazz de Granada. También están Alba Cortés y Macarena Rodríguez, dos cantantes increíbles que hacen flamenco, soul, funky o jazz y que son junto con Ahinara el colorido de esta banda. Después estamos los adelfos: Zeke Olmo, genio de la música, productor también, que toca batería y congas simultáneamente y David Montañés, compositor y pianista que ahora anda presentando su proyecto Aljamia, con textos mozárabes y música electrónica y acid-arab. Una banda de personajillos de mundos cada uno de su padre y de su madre.