La provincia de Granada está en Fitur. Costa y Alpujarra
Revela que fue colocada furtivamente en la Plaza de Bibarrambla el 17 de junio de 1845

ALHÓNDIGA descubre la primera caroca de la etapa moderna, una crítica contra Isabel II y Narváez

Cultura - Redacción El Independiente de Granada - Sábado, 29 de Abril de 2023
Te informamos del nuevo número de la Revista ALHÓNDIGA, que ofrece una primicia, digna de leer.
Portada de la Revista ALHÓNDIGA.
Revista ALHÓNDIGA
Portada de la Revista ALHÓNDIGA.

La revista ALHÓNDIGA número 38, correspondiente a los meses de mayo y junio, dedica unas páginas especiales a la historia de las Carocas del Corpus. La caroca es una representación artística, formada por una quintilla y una caricatura, género de origen medieval que permanece vivo únicamente en la ciudad de Granada.

La primera caroca conocida como de etapa moderna data del Corpus de 1845; surgió como crítica al Gobierno de Isabel II, presidido por el lojeño Ramón María Narváez, y con el motrileño Javier de Burgos como ideólogo de la Hacienda Real

La revista ha localizado y ofrece en primicia la que fue primera caroca moderna, es decir, quintilla de crítica social-política, más un dibujo de línea. Con este hallazgo de ALHÓNDIGA se retrocede bastantes años en lo que se creía hasta ahora el origen de esta popular expresión artística llena de humor, crítica, sarcasmo y malafollá. Concretamente, la primera caroca conocida como de etapa moderna data del Corpus de 1845; surgió como crítica al Gobierno de Isabel II, presidido por el lojeño Ramón María Narváez, y con el motrileño Javier de Burgos como ideólogo de la Hacienda Real.

Esta primigenia caroca moderna, contra políticos y poderosos, fue colocada furtivamente en la Plaza de Bibarrambla el 17 de junio de 1845. El dibujo representaba a la aristocracia y los políticos del momento bailando alegremente, mientras el pueblo llano vivía condenado a la miseria y a afrontar una brutal subida de impuestos. Aquella caroca de 1845 fue inmediatamente retirada por el gobernador civil e investigados sus autores, pero sirvió de ejemplo para que en años siguientes la secundaran otras carocas de crítica social, municipal y política. Así nació esta tradición tan del Corpus granadino. Esta costumbre festiva ha continuado viva desde entonces, a excepción de algunos años en que fueron prohibidas por el poder político (especialmente durante la Dictadura de Primo de Rivera y entre 1937 y 1951).

El reportaje de ALHÓNDIGA bucea hasta el origen de las carocas, a principios del siglo XVI

El reportaje de ALHÓNDIGA bucea hasta el origen de las carocas, a principios del siglo XVI. Desde la Toma cristiana y hasta finales del XVII las carocas se llamaron cuadros de representación y fueron exclusivamente de temas religiosos, tanto las pinturas al óleo como los textos que las acompañaban. A finales del XVII ya comenzaron a aparecer carocas costumbristas, es decir, pinturas de paisajes, oficios o históricas que también las acompañaban de poemas alusivos, especialmente octavas y sonetos. No fue hasta 1845, con el grafiti y la quintilla mencionados contra el Gobierno de España, cuando apareció la primera caroca de crítica moderna desenfadada, tal como se mantienen en la actualidad.

Aquella primera caroca de hace 178 años decía lo siguiente:

Mientras en regios salones

alegres bailan la polka

cortesanos señorones,

el pueblo triste remolca

el hambre y persecuciones

ALHÓNDIGA dedica un cuarto de sus páginas a tratar a fondo la historia de las carocas granadinas, desde que –probablemente– fueron traídas por valencianos con sus coloridas Ca-Rocas o carrucas. Las páginas van profusamente ilustradas con láminas de carocas desde el siglo XIX de la II República y varias de la época dorada tras su recuperación (a partir de 1952). Hay una especial aportación de José Luis Prats (Ozeluí), el dibujante que más años ha pintado las caricaturas de Bibarrambla (entre 1980 y 2011).

La tradicional portada de ALHÓNDIGA, dedicada siempre a un personaje, ha sido convertida para esta ocasión en una propia auto-caroca de su directora y del consejo de redacción, con una magnífica ilustración del artista Mauro Parodi.