Rapiña

Ante la sensación de agravio comparativo en la Andalucía actual, me viene a la memoria un fragmento de aquella canción que cantábamos de niños y que hacía referencia a la utilización del débil por el fuerte. Nos decían nuestras madres que era ley de vida esto de comerse por orden de tamaño los unos a los otros:
“…el perro al gato,
el gato al ratón,
el ratón a la araña,
la araña a la mosca,
la mosca a la rana,
la rana que estaba sentada cantando debajo del agua”.
Expolio, saqueo, despojo, rapiña son palabras que oigo constantemente en Granada para referirse a la política que ha practicado Sevilla con nuestra capital: se llevan los cuadros de los conventos, los dineros de la Alhambra y de la Sierra, nuestras joyas de la corona económica. Y, aunque con cierto victimismo, quizá no les falte razón.
Como yo soy de Castril, oigo estas cosas y pienso que para rapiña la que Granada capital ha practicado históricamente con nuestras comarcas del norte provincial; por poner algún ejemplo: nos tuvieron sin escuelas ni electricidad ni agua potable en el campo hasta casi los años 70, sin carreteras en condiciones, nos quitaron el tren y aprovecharon -antes de arruinarla- la gran industria del azúcar para construirse sus mansiones modernistas en la Gran Vía: la burguesía industrial de nuestra capital se portó con nosotros tan mal como lo venían haciendo, desde la E.M, los nobles y rentistas que tenían en esa zona esteparia y sumisa sus grandes fincas.
Pero, ¿qué pasa actualmente? Constato que sigue rigiendo la ley del más fuerte y nuestras autoridades de la Junta de Andalucía y la Diputación están permitiendo el expolio por los murcianos -aliados al poder económico de Granada capital- de lo único que nos quedaba: el agua en superficie y subterránea, la limpieza del aire y la belleza del paisaje (no se imaginan ustedes el valor que tiene todo ello para nuestro futuro). Van a llenar el territorio, desde La Puebla de Don Fadrique a Dehesas de Guadix, de cerdos y de pesticidas para el agronegocio. Y, ya, el colmo de la media fanega ha sido el robo descarado de los nombres: el nombre de “Casa de Castril” en la puerta del Museo Arqueológico y del futuro Geoparque del Norte de Granada que, tras darle varias vueltas, han decidido, y así lo han presentado en FITUR, que se llame “Geoparque de Granada”, a secas: viajecito en autocar por nuestro territorio con alguna explicación y degustación de cordero segureño y tajada de chorizo de orza (ni se imaginan ustedes cómo rebosan allí las orzas) y de vuelta a Granada, a pernoctar y consumir aquí, que para eso los que mandan han permitido hacer de Granada centro un inmenso y ruidoso y lucrativo hotel.
Desde SALVEMOS EL ALTIPLANO, PLATAFORMA POR EL GEOPARQUE NORTE DE GRANADA, PLATAFORMA PROTECCIÓN DEL GUADIANA MENOR y otras asociaciones y grupos que -por primera vez en tiempos históricos- están surgiendo cada día en FACEBOOK, los animamos a todos ustedes a unirse a una discusión activa sobre dónde estamos y adónde queremos ir. Para que no acabemos de merendarnos los unos a los otros.