Campaña contra la violencia digital
El mejor homenaje, seguir combatiendo la especulación

Muere Manuel, el último inquilino de la Casa del Aire del Albaicín, símbolo de la lucha contra la especulación inmobiliaria

Ciudadanía - J.I.P. - Viernes, 8 de Julio de 2016
Ha fallecido Manuel, el último inquilino de la Casa del Aire, símbolo de la lucha contra la especulación inmobiliaria.
  • La última casa de paso del Albaicín protagonizó la primera querella por acoso inmobiliario en Andalucía, pero fue archivada

  • ‘Solidarios por la Casa del Aire’ y Stop Desahucio 15 M consiguieron con movilización una de las primera paralizaciones de desalojo 

Desde hace 33 años Manuel residía, en condiciones precarias en el edificio del siglo XVII, en el corazón del barrio Patrimonio de la Humanidad. La Casa del Aire es la última de las edificaciones que quedan en el Albaicín llamadas de paso, porque los vecinos usaban los patios para acortar el camino y evitar las empinadas cuestas.
 
En 2002, los propietarios vendieron la casa a una inmobiliaria que, desde entonces, la ha abandonado con el fin de que sea declarada en ruina,  única forma de echar a la docena de inquilinos de entonces, del que ya solo quedaba Manuel Prieto, al día siempre, pese a las dificultades, con su alquiler de renta antigua indefinida -pagaba 88 euros de renta tras más de 30 años de alquiler-.
 
 
De hecho, aún con la docena de inquilinos,  Edivara-Varasol publicitó nada más comprar el edificio una promoción de apartamentos turísticos.
 
'Solidarios con la Casa del Aire' ha considerado en un comunicado que Prieto es la "última víctima de aquello contra lo que ha estado luchando la última década junto a sus vecinas, amigos y compañeras; la especulación y el acoso inmobiliario por parte de la empresa propietaria, la dejadez de la administración pública, derivada de la connivencia con el sector empresarial y los procedimientos burocratizados hasta la extenuación, que permiten que estas injusticias sociales sucedan".Para Manuel Prieto, según ha señalado este grupo, la Casa del Aire era "su epicentro, su refugio, no sólo físico sino también emocional y vivencial". "Es por ello que Manuel, junto a sus vecinos y compañeras decidió hacer todo lo posible para que siguiera viva, en pie, a pesar del empeño de la propiedad en echarles y en derribar el edificio. Y a esto se ha dedicado los últimos doce años de su existencia. Solía decir "a mí me sacarán con los pies por delante" al referirse a la Casa del Aire. Y finalmente, lo han conseguido", han mantenido.
Aquello provocó una movilización promovida por ‘Solidarios por la Casa del Aire’, precursora  de la lucha contra la especulación inmobiliaria, muy activa, integrada en 2011 en Stop Desahucios Granada 15M.
 
El objetivo de la Plataforma es que la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Granada expropien el edificio y lo rehabiliten, además de ser catalogado y protegido.
 
La Casa del Aire protagonizó la primera querella por acoso inmobiliario admitida a trámite en Andalucía y la segunda en toda España, en julio del 2012. Pero el Juzgado de Instrucción número 5 de Granada decidió el archivo de la causa. La plataforma impidió con sus movilizaciones hasta en dos ocasiones paralizar desalojos.
 
Pero poco a poco, con respaldo judicial el edificio fue desalojado hasta que en diciembre de 2011, un impresionante despliegue policial  procedió al desalojo final del edificio, en el que también vivían okupas. Desde entonces, Manuel ha vivido sólo en el edificio, en deplorable estado, con el resto de viviendas tapiadas las puertas y abiertas las ventanas al exterior. 
 

Carta a Manuel, el último vecino de la Casa del Aire, por la plataforma 'Solidarios con la Casa del Aire'



"Manuel es la última víctima de aquello contra lo que ha estado luchando la última década junto a sus vecinas, amigos y compañeras; la especulación y el acoso inmobiliario por parte de la empresa propietaria, la dejadez de la administración pública, derivada de la connivencia con el sector empresarial y los procedimientos burocratizados hasta la extenuación, que permiten que estas injusticias sociales sucedan.

Manuel llevaba viviendo en la Casa del Aire 33 años. Allí vio nacer y crecer a sus hijos, allí se caso y cuando se separó, allí se quedó. Para Manuel la Casa del Aire era su epicentro, su refugio, no sólo físico sino también emocional y vivencial. Es por ello que Manuel, junto a sus vecinos y compañeras decidió hacer todo lo posible para que siguiera viva, en pie, a pesar del empeño de la propiedad en echarles y en derribar el edificio. Y a esto se ha dedicado los últimos doce años de su existencia. Solía decir “a mí me sacarán con los pies por delante” al referirse a la Casa del Aire. Y finalmente, lo han conseguido.

Manuel, compañero y amigo, eras el último resquicio que quedabas de una casa otrora llena de vida. Y ahora nos has dejado. ¡No! No nos ha dejado ¡te han llevado!

Manuel, juntos supimos resolver los intentos de anular tu contrato, de desahuciarte, de cortar suministros, de denunciarnos sin presentarse a los juicios, de acosarnos por todas las vías posibles. Esos que se escudaban en que “había ocupas” para no rehabilitar el edificio. Y seis años más tarde del desalojo de los ocupas, no solo no hicieron nada para defender esa casa que tanto querías sino que han hecho todo lo posible para que no se pudiera rehabilitar.

Y a esto han ayudado los procedimientos y normativas administrativas, escritas para “una sociedad de propietarios en lugar de proletarios”. Salvo algunas técnicos que nos facilitaban la tarea simplemente con ejercer su labor, otros han intentado declarar la ruina de nuestra casa sin si quiera visitarla, obstaculizar y alargar los procedimientos, escudándose en que la ley es igual para todos, cuando ya llevamos tiempo sabiendo que eso no es así.

Y es que los jueces también han tenido mucho que ver en tu muerte, Manuel. Ellos fueron los que dieron la orden de echar a buena parte de la esencia que hacía que nos sintiéramos como una gran familia, dentro y fuera de nuestros muros. También fueron quienes no supieron escucharte todas las veces que acudiste a ellos para denunciar el acoso que estábamos sufriendo. Y no podemos olvidar que fueron ellos también quienes evitaron que la Casa del Aire este rehabilitada hoy día.

Por eso te decimos, Manuel, que no te has ido ¡Te han llevado!; porque consideramos que han tenido mucho que ver en tu muerte la empresa propietaria Edivara SL, la Gerencia de Urbanismo y el Ayuntamiento y los Juzgados. Todos ellos, han hecho que pasaras de una vida activa, en el barrio que te vio crecer, a sentirte cada vez más desarraigado sin ni siquiera haber cambiado de hogar. ¿Te acuerdas cuando nos recitabas de memoria cómo eran antes las calles del Albaicín, los comercios que había en una y otra esquina, lo que hacía la gente? Mucho ha cambiado tu barrio, tanto, que apenas lo reconocías. La gente con la que compartías también la fueron echando; tus tiendas dejaron de estar y las calles se llenaron de turistas. Pero, Manuel, tú no eras de cartón-pieda, tú eras real, amable, campechano y solidario. Tú te preocupabas por tu barrio. Y quizás, que éste fuera poco a poco desapareciendo también contribuyó a que fueras perdiendo tu luz.

Manuel, te has sumado a la lista de víctimas de esta sociedad injusta que habla de democracia pero en realidad no sabe lo que es. Una sociedad donde el beneficio económico se ha puesto por encima del bienestar de las personas; donde importa más no salirte de los límites que te impongan que permitir que la gente humilde también pueda vivir de una forma digna.

Sin embargo, eres un ejemplo de valentía, compromiso y tenacidad. Todo lo que has hecho no se perderá. Tus experiencias y aprendizajes se compartirán y tus amigos y amigas, compañeros y compañeras, nunca te olvidaremos. Porque la Casa del Aire siempre estará en nuestros corazones y tú formas parte de ella.

Buen viaje, Manuel, nosotras nos quedaremos un rato más, a ver si conseguimos no solo evitar que dramas como el tuyo se vuelvan a vivir, sino para hacer de nuestro barrio, ciudad, Estado y mundo, un lugar más justo y equitativo.

Gracias a ti y a todas las personas que como tú han decidido tomar responsabilidad sobre su vida, otro mundo es posible.

¡¡La lucha continúa!!