Por el mar de los sueños
Con el Premio Carlos Cano mantenemos viva la memoria y el compromiso del cantautor granadino que se nos fue hace 18 años, pero nos dejó un riquísimo cancionero. Este año, hemos premiado al colectivo Amani, que significa Paz en swahili, una de las lenguas más habladas del África subsahariana. Reconocemos así el esfuerzo de este grupo de activistas que ha creado un espacio de acogida para inmigrantes, cuando llegan desorientados y desamparados a nuestra ciudad. Ocho solicitantes de asilo han recogido este galardón en la Fundación Euroárabe. Representan a los inmigrantes de otros tantos países africanos, residentes en Granada.
Como dice Carmen Caballos, veterana activista de los derechos humanos y portavoz de Granada Abierta: “con este premio, hemos querido dar fuerza y ánimo a estos jóvenes, valientes y luchadores, que han tenido que cruzar medio continente, con muchas dificultades en su camino. Aunque ya están con nosotros, les queda aún un largo camino para vivir en condiciones de igualdad en nuestro país”. Amani nos hace recordar la canción Por el mar de los sueños, la letra solidaria con los inmigrantes de las pateras, compuesta por Carlos en 1989: “En la noche perdida por el mar de los sueños navega a la deriva esta canción”.
"Carlos fue un compositor incansable a favor de los perseguidos y los marginados"
Carlos fue un compositor incansable a favor de los perseguidos y los marginados. Sus canciones reivindicativas y solidarias nos sirven de inspiración para conceder este premio, que ha alcanzado ya la 23 edición, con el apoyo de su viuda Alicia Sánchez y sus hijas Paloma y Amaranta Cano. En su disco A duras penas, encontramos letras como La Miseria: “Vengo de abajo, de un valle podrido de yerba, donde no existe el futuro, sólo la miseria”. Por eso, el año pasado, dimos el premio a la Red Granadina de Refugio y Acogida, en solidaridad con los refugiados que huyen de la guerra.
En el mismo disco incluyó La hoguera: “Escucha el grito de los que yacen injustamente tirados en la calle como animales, madre”. Y el premio fue para Stop Desahucios, ejemplo de tenacidad en la lucha por el derecho a la vivienda. Más tarde, nos volvió a conmover con la canción: “Hijo de la calle, de este tiempo que no acaba, está desesperado. Me dice: hermano la cosa está fea. Lo miro, me callo y pienso para mí: Si estuvieran abiertas todas las puertas”. Y nos indujo a entregar el premio a Pobreza Cero, por la labor que están haciendo en defensa de las víctimas de la crisis económica, provocada por gobiernos corruptos y especuladores.
A través de su música, Carlos Cano se solidarizó con el pueblo saharaui, con las víctimas de la guerra en los Balcanes o con los desaparecidos de la dictadura argentina, escribiendo su célebre Tango de las madres locas. También apoyó la memoria histórica con la canción titulada El caso Almería, en la que rindió homenaje a los tres jóvenes asesinados por la Guardia Civil, durante la violenta transición: “Si por Gergal pasaras la curva de la muerte, lleva claveles rojos y acuérdate de Juan, y acuérdate de Cobo, que nadie olvide nada, que quien olvida paga, acuérdate de Luis. Así acaba esta historia, que con sangre escribieron”. Dedicó una canción a Lucrecia, la inmigrante dominicana que fue asesinada por el racismo: “Por la pared va un alacrán, y el corazón con su aguijón te comerá, merecumbé, merecumbá”.
Y se proclamó Mestizo: “Moreno pardo de cobre, criollo, morisco y zambo, cambujo, lobo y coyote, soy mestizo, soy mulato -decía-. Por eso, concedimos el premio a Juan de Loxa, primer director de la Casa Museo García Lorca, el poeta del mestizaje. Y entre sus canciones más reivindicativas, no hay homenaje dedicado a Carlos que no incluya la Verde, blanca y verde. El cantautor Juan Trova, director del Festival Abril para Vivir, interpretó las canciones más emblemáticas de Carlos Cano y convirtió la entrega del premio en una auténtica fiesta al ritmo de La murga de los currelantes, que es como la Internacional con acento andaluz.