La instalación de una pantalla publicitaria, sin su permiso, daña gravemente un jardín privado en Parque de las Infantas

La lucha de una comunidad contra la sinrazón por defender sus árboles

Ciudadanía - J.I.P. - Lunes, 14 de Agosto de 2017
¿Se imaginan que entran en su propiedad y en el jardín hacen obras? ¿Qué nadie les ha pedido permiso y que, encima, deben soportar la chulería de los operarios? ¿Que para colmo, una madrugada le siegan sus árboles que plantaron hace 30 años? ¿Y que presentan la queja por las vías oficiales y obtienen silencio?
Cartel en el jardín exterior del Parque de las Infantas.
P.V.M.
Cartel en el jardín exterior del Parque de las Infantas.

La perplejidad que le ha podido causar tener que responder a estas preguntas se convierte en esa serie de amargas sensaciones que transitan desde la incredulidad a la indignación, el  desasosiego o la desesperanza para las 64 familias que residen en el Parque de las Infantas. Luchan para defender contra la sinrazón los cipreses que plantaron hace más de 30 años en uno de sus jardines, atacados para instalar una gran pantalla de vídeo que emite publicidad, frente al Palacio de Congresos de Granada.

Cipreses segados, tras hacer obras en el jardín privado, para lo que saltaron la valla en varias ocasiones, en una acción sin autorización de sus propietarios, para que los árboles no impiden la visión de la pantalla publicitaria. ¿Hay derecho?



Isabel Salazar, presidenta de la Comunidad de Propietarios del Parque de las Infantas (izquierda), Enriqueta Fernández (derecha), y Vicente  Aguado (centro) son la cara y la voz de esta lucha a la que le asiste la razón, pero que, desgraciadamente, van perdiendo por la fuerza de los hechos. Perdiendo, solo de momento. Este es el relato de los hechos.

Zanjas para empezar

Los casi tres meses de lucha comienzan el 17 de mayo, cuando incrédula, la comunidad de propietarios comprueba cómo unos operarios habían saltado la valla y comenzaban a levantar en el jardín zanjas. A las que siguieron, luego, en día sucesivos la colocación de ferralla y vertido de hormigón, en una obra que dista mucho de ser menor.

Últimos carteles colocdos por la comunidad de propietarios. P.V.M.

Ese mismo día, el 17 de mayo, llamaron a la Policía Local, con los operarios levantado el jardín. Uno de los agentes se queda con los representantes de la comunidad de propietarios, mientras que el  otro va a conversar con los trabajadores. Al rato, regresa el policía para decirles ante su sorpresa que “todo está en regla” y que tenían “los permisos”. ¿Los permisos de quién, cómo, cuándo?, son las preguntas que sin obtener respuesta dirigen a los policías, que se marchan.

Las obras en el jardín siguen. Y el 31 de mayo decide la comunidad de propietarios interponer una denuncia ante la Policía Nacional.

Trabajos de madrugada

Feria del Corpus de Granada. Silencio en la calle, hasta que sobre las 4 de la mañana los vecinos escuchan cómo trabajan en el jardín exterior. Estaban cortando los cipreses, rebajando su altura. Once cipreses, de los 39 plantados, cortados.

Inmediata llamada a la Policía Nacional. Se presenta un coche patrulla. Paran los trabajos. Al menos, eso consiguen. Pero el daño ya estaba hecho y seguirían haciéndolo.

Imágenes que certifican que se trató de una obra mayor, sin permiso de la comunidad.

Para entonces, la comunidad ya habían instalado en el arbolado del jardín una sábana con el lema ‘No se cortan lo cipreses’ y una cinta roja y blanca, como la que se emplean para avisar que el paso no está permitido.

Nadie les pidió permiso, ni autorización. Hasta el punto de que los operarios que durante días trabajaron en el jardín privado, propiedad de la comunidad de vecinos, saltaron la valla, incluida la tarde cuando colocaron la gran pantalla, asistidos por un camión con grúa, que con el paso de los autobuses en la rotonda del Palacio de Congresos, casi cortaba la calle. Ni cuando situaron junto al jardín un gran volquete para depositar los restos de árboles cortados.

Ya era demasiado, nuevo avisos a la Policía Nacional y a la Policía Local. Pero nada.

Sin respuesta

Presentaron un escrito ante el Ayuntamiento de Granada, en el área de Urbanismo. Un responsable del departamento municipal les dice vagamente que sí tienen permiso,  sin concretarle de quién, puesto que ellos son los propietarios del jardín, que si pueden actuar… Pero nada por escrito. Ninguna respuesta oficial han recibido.

Un operario, con una sierra mecánica, y el volquete empleado para los restos de la corta de los cipreses.

Después de que El Independiente de Granada revela el caso, el Ayuntamiento informó de que había abierto un expediente. Pero aún hoy nadie del Ayuntamiento se ha puesto en contacto con la comunidad de vecinos del Parque de las Infantas, que no cejó en la lucha y siguió colocando carteles en el jardín, seriamente dañado por las obras, hasta el punto de que es visible de que algunos visibles están a punto de morirse por una poda fuera de temporada, irregular en un atentado ecológico urbano y una burla contra la propiedad.

En uno de los vídeos que conservan, un trabajador sobre una escalera –que aún permanece en el jardín, bajo la pantalla-, sega los cipreses con una sierra mecánica y desafía a los vecinos. Se ríe de ellos.

Cuentan que un operarios les amenazó con denunciarlos si se les ocurría plantar un gran árbol para impedir la visión de la pantalla publicitaria.

La Policía Local no atiende ya sus llamadas. Les contentan que el aunto es conocido y que todo está en regla. "No llamen más", fue lo último que escucharon a una agente por teléfono.

Todo el kafkiano proceso lo tienen bien documentado mediante imágenes tomadas, rastro de las llamadas efectuadas y bien en regla todas las quejas, denuncias... hasta el informe de un perioto que ha evaluado los daños irreparalables en el jardín.

Más irregularidades

Colocada la pantalla en el jardín, que colinda con el muro de un restaurante adyacente, advierten nuevas irregularidades. Como que en los bordes de la pantalla publicitaria hay tres cámaras, presuntamente, para grabar posibles incidencias que puedan dañar el panel audiovisual.

Pero una de ellas, claramente, enfoca a la calle, justo donde hay una parada de autobús. Pese a que los operarios variaron posteriormente la dirección de la cámara, todavía es perceptible que encuadra a la calle, y a las personas que por ella transitan.

El cartel que avisa de la colocación de las cámaras está escondido.

Cartel semioculto de la advertencia de cámaras de seguridad. P.V.M.

 

La emisión de la publicidad durante la noche molesta a los vecinos cuyas viviendas dan al jardín. Una luz poderosa de los anuncios puede interrumpir cualquier sueño.

Una cuidada urbanización

Un paseo por el interior de la urbanización descubre un vergel en el oasis del verano en la capital granadina. Frondosos árboles y variada vegetación revelan el cuidado con el que la comunidad de propietarios mima la urbanización.

Antes de ser atacado, en el jardín exterior hubo que retirar una gran palmera enfermera. Otra dos se salvaron. Y para retirarlo la comunidad pidió permiso al Ayuntamiento. Para seguir embelleciéndolo plantaron un limonero y un madroño, rosales... ¿Si tuvieron que pedir permiso municipal para dos nuevos plantones, cómo nadie les ha pedido autorización para las obras que han dañado tan gravemente el jardín?

El caso ya lo han puesto en manos de un abogado. La lucha continúa.

Imágenes de una sinrazon



Antes y después de las obras. Se aprecia en esta imagen tomada desde arriba, el corte de los árboles.