Encierro por la dignidad de la Zona Norte
Los vecinos y vecinas de los barrios de la Zona Norte "quieren vivir, y hacerlo con dignidad; pero no los dejan". Quien así se expresa es el párroco de Sagrada Familia y La Paz, Mario Picazo, que ha iniciado este lunes, junto al Defensor de la Ciudadanía de Granada, Manuel Martín, un encierro para denunciar el "indecente" e "inhumano" problema que representan los cortes de luz en ese distrito.
El problema ha viajado al centro de Granada para darle visibilidad. Los Franciscanos han abierto sus puertas para dar voz a un distrito que no pide nada excepcional, sino el mismo trato que recibe cualquier otro usuario de Endesa que tienen contratados un servicio y pagan sus recibos. Ahora no lo reciben. El pasado agosto, en algunos puntos de Cartuja, no llegaron a las 22 horas de luz durante el mes. Ni una hora al día. "Así no se puede vivir, es insostenible", apunta el Defensor de la Ciudadanía que habla claro: este encierro es "una protesta pública ante la falta de soluciones" y por la "dejadez" y el "abandono" a todo un barrio. "Es indecente. Esto es un grito ante una injusticia que está vulnerando derechos".
Acompañados por vecinos y vecinas del barrio y activistas, han lamentado que el problema esté enquistado y que tras años con mesas y reuniones, no se haya puesto soluciones.
El Defensor de la Ciudadanía ha enviado cartas al presidente del Gobierno, a Endesa, al delegado de la Junta, a la subdelegada del Gobierno y ha contactado también con el alcalde. "Faltan soluciones", subraya el Defensor, que reclama hechos, no más palabras.
Ellos, apunta, no son héroes por encerrarse en estas dependencias para dar visibilidad a un problema; los héroes son los vecinos que no pueden cocinar para sus hijos, ni tener en funcionamiento las máquinas de las que depende su salud, ni calentarse cuando llegan las bajas temperaturas.
"De todos los problemas que tiene Granada, el de los cortes de luz de la Zona Norte es el peor, por injusto e inhumano", insiste el Defensor, que no descarta nuevas movilizaciones si esta vez vuelve a caer en saco roto.
Lo que tratan de hacer, enfatiza Picazo, que lleva cinco años al frente de la parroquia, es "prestar humildemente la voz a gente que tiene derecho a vivir con dignidad. La realidad de la Zona Norte no puede seguir siendo obviada. No cabe el silencio ni cerar los ojos".
Hay una petición clara: no todo es la marihuana. Para combatirla, al igual que en otros puntos de la ciudad y del área metropolitana, actúese, apuntan. Pero, ¿qué respuesta le damos al vecindario honrado, que tiene sus contratos, que paga sus vecinos y que no puede tener ni un frigorífico encendido? Una situación que afecta por igual a comercios, colegios y centros de salud. Un extraordinario problema para el que siguen sin llegar las soluciones.
"En el barrio Norte somos criaturas muy decentes; hay malo, como en todos sitios, pero que no se ponga siempre lo malo antes", expone a los periodistas Beatriz Ramírez, una vecina que recuerda que las instalaciones eléctricas no han mejorado con los años. Hay menos transformadores, cuando las viviendas, como indica, ya no solo tienen neveras y lavadoras, hay vitrocerámicas y ordenadores. Las condiciones de vida han cambiado, las instalaciones, no.
Y como resalta María Ruiz-Clavijo, otra vecina de La Paz, por qué tienen que justificarse una y otra vez de que pagan sus recibos y recibes el servicio por el que pagas. "Es un derecho y estamos como con la carga de la prueba", lamenta para añadir: "son más de cuatro años de cortes diarios que duran varias horas al día. Es urgente una solución".
El Defensor, que ha agradecido a los Franciscanos que hayan abierto sus puertas para denunciar esta injusticia, ha anunciado estos días algunos profesores universitarios y también de Bachillerato acudirán con su alumnado para dar sus clases en las dependencias para respaldar la movilización.