'Carlos Cano con Granada Visible'
Este año, Granada Abierta ha concedido el Premio Carlos Cano 2022 al colectivo Granada Visible por defender la identidad sexual de todas las personas. Durante el acto de entrega, el cantautor Juan Trova ha interpretado el Romance a Ocaña, la canción que Carlos dedicó a José Pérez Ocaña, el torbellino andaluz en Las Ramblas de Cataluña. La historia de un artista homosexual, a mediados de los años 70, en Barcelona.
José Pérez Ocaña fue pionero a la hora de revindicar públicamente su homosexualidad, en los últimos años de la dictadura
José Pérez Ocaña fue pionero a la hora de revindicar públicamente su homosexualidad, en los últimos años de la dictadura. Su forma de hacerlo fue divertida y sin olvidar su origen andaluz. El propio Carlos Cano nos explica los motivos que le llevaron a dedicarle este romance a la diosa Ocaña en Cuaderno de Coplas, un disco que prologó Antonio Gala con estas palabras: “si no se avanza recordando, se tropieza”. Carlos decía así:
“A mediados de los 70, solía pasear por las Ramblas de Barcelona vestido de flamenca, pero no llevaba ropa interior: entonces, si veía a un guardia civil, pum, se levantaba la falda; si veía a una monja, se levantaba la falda; si veía, yo qué sé, lo que viera… si al final, lo que él quería conseguir es que la gente dejara de estar triste”.
“Pintaba las vírgenes. Decía que en Andalucía las vírgenes eran muy tristes; es verdad, siempre están dramáticas, las vírgenes del hijo doliente, y el las pintaba con castañuelas, con abanicos, con peinetas… y se disfrazó una vez de Sol, o sea de bengala, en el Carnaval de Cantillana, que era su pueblo de Sevilla, y se quemó. Y se murió. Y es un poco el romance que les voy a cantar”.
Ocaña amaba el teatro y era seguidor de Federico García Lorca
Nació en Cantillana, pueblo próximo a Sevilla, en 1947. Creció en plena postguerra, tiempo de hambre y miedo, sobre todo en Andalucía. Ocaña nunca ocultó su homosexualidad, ni siquiera cuando era adolescente. Le gustaban los entierros a la antigua usanza, con velatorios, plañideras y viudas del pueblo. Y se animaba con la primavera, por aquello de las flores, con una alegría que le duraba hasta el final del verano. También amaba el teatro, siendo seguidor incondicional de Federico García Lorca y de los hermanos Álvarez Quintero.
Su detención por la policía franquista en 1976, por 'escándalo público', provocó una de las primeras manifestaciones a favor de los derechos de homosexuales y lesbianas
Cuando empezó la década de los años 70, se cansó de tanta hipocresía y emigró a Barcelona, buscando libertad y más posibilidades de desarrollar su potencialidad artística. Alternó su trabajo de pintor con su labor artística, organizando exposiciones y teatrillos. En la capital catalana, salió a la calle travestido y provocando escándalos con su espíritu transgresor. Fue su época dorada, en la que paseaba vestido de faralaes por las Ramblas o cantando en la Plaza Real por Juanita Reina, para despertar a golpe de pintura, abanicos y maquillaje a una sociedad que todavía estaba sometida al blanco y negro de la dictadura. Precisamente, la policía franquista lo detuvo en 1976 por escándalo público, lo que provocó una de las primeras manifestaciones a favor de los derechos de homosexuales y lesbianas.
Y en 1983, le sorprendió la muerte en las fiestas de Cantillana, su pueblo natal. Al parecer, salió a la calle vestido con un traje de Sol y una bengala prendió el disfraz. Sufrió graves quemaduras de las que no pudo recuperarse. Carlos Cano ha mantenido viva su memoria con el Romance a Ocaña, una canción comprometida con la comunidad LGBTIAQ+:
Era malvaloca
Loca de querer
Cerveza la boca,
Los ojos café.
Y qué bonita pintaba la ilusión
Y qué bonita cantando en su balcón
Regaba la rosa, regaba el clavel
Y entre copla y copla, soñaba con él.
Era la alegría de las Ramblas.
Corazón armaba el taco.
Era la revolución.
Virgen de peineta y de mantilla
Pluma de abanico torbellino
¡Ay! Virgen como Carmen de lirio.
Fue libre en la duda.
Libre en el te quiero.
¡Libre! ¡Libre!
Libre como el viento.
Estribillo:
¡Ay! se fue vestida de día.
¡Ay! se fue vestida de sol
¡Ay! se fue, las malas lenguas decían,
¿Qué fuego la prenderían?
¡El fuego del corazón!
Las fotografías incluidas en este artículo han sido facilitadas por el autor.