Los árboles que 'tapan' la contaminación real de Granada
Granada lleva muchos años entre las ciudades españolas más contaminada por el tráfico, según los datos de NO2 que recoge la estación de medición de la calidad del aire ubicada en la avenida Luis Miranda Dávalos.
Los valores de dióxido de nitrógeno de esa estación han ido superando durante muchos años los límites marcados por la normativa europea desde que se empezó a aplicar en 2010, que establece un máximo de 40 microgramos por metro cúbico de media anual.
Entre 2010 y 2019 se rebasó ese máximo legal, que llegó a ser de 51 microgramos/m³ en 2017. Hasta que en 2020, con las restricciones de movilidad de la pandemia, los niveles de NO2 bajaron a 33 microgramos y no se ha vuelto a llegar a esos 40 de máximo en promedio anual (se registraron también 33 microgramos al año siguiente, 35 en 2022 y 32 en 2023).
Sin embargo, hay un factor que puede estar enmascarando la contaminación real que mide la estación de Granada Norte. La instalación, ubicada en un bulevar peatonal central, con los carriles de tráfico a ambos lados (dos por sentido), está rodeada de árboles, que se encuentran prácticamente pegados a la caseta y sus correspondientes instrumentos de medición. Se trata de melias o cinamomos que ya tienen un gran porte y cuyas frondosas ramas pueden hacer de barrera para la recogida de la polución que emite el tráfico en esa avenida y para la correcta medición de otros contaminantes.
Se trata de árboles de hoja caduca que durante los meses de invierno pierden sus hojas y es precisamente en esos periodos cuando tradicionalmente los niveles de NO2 son más altos, debido a las condiciones atmosféricas y al mayor uso de las calefacciones, que también contribuyen a elevar el dióxido de nitrógeno. Aunque la estación no ha rebasado los máximos legales anuales desde 2020, en 2022, por ejemplo, ya sin restricciones de tráfico, los niveles de NO2 en enero de ese año fueron de 51 microgramos/m³, muy por encima de los 40 máximos de media anual y de los 33 que se alcanzaron en el conjunto del año, si bien ese enero fue muy seco, lo que también favorece unos mayores niveles de polución.
Lo cierto es que la existencia de esos árboles pegados a la caseta de medición incumple la normativa estatal sobre mejora de la calidad del aire. Según indica el anexo III del Real Decreto 102/2011 relativo a la mejora de la calidad del aire:
La normativa, aunque no es muy precisa en cuanto a la distancia exacta, deja claro que el punto de entrada de la toma de muestra se colocará a “varios metros” de árboles, lo cual se incumple claramente en el caso de la estación de Granada Norte.
Así se lo hizo constar el químico granadino Javier Gómez tanto a la Delegación de Sostenibilidad y Medio Ambiente de la Junta en Granada, responsable de la medición de la calidad del aire y, por tanto, de las estaciones, como al Ayuntamiento de Granada, responsable del arbolado urbano.
En sucesivos escritos enviados a ambas Administraciones, tanto el año pasado como en este 2024, Javier Gómez da cuenta, entre otros aspectos, del incumplimiento de la normativa por la presencia de los árboles.
Los datos "no reflejan con precisión la calidad del aire"
El químico afirma que “las concentraciones de los contaminantes atmosféricos registrados por la estación de Granada Norte son inferiores a las presentes en el aire circundante porque los cinamomos (los árboles) que tapan a esta estación de control de la contaminación atmosférica afectan a los patrones normales de circulación del aire y proporcionan superficies de absorción y/o reacción para el NO2, el SO2, el O3 y el CO, y superficies de deposición para las PM10 y PM2,5. En consecuencia, los datos de los contaminantes atmosféricos proporcionados por la estación Granada Norte no reflejan con precisión la calidad del aire ni el grado de cumplimiento de los límites legales establecidos por el Real Decreto 102/2011 para la mejora de la calidad del aire”.
En su opinión, en 2022, el primer año sn medidas de restricción de la movilidad tras la pandemia en que no se superó el valor límite anual de NO2, “si los cinamomos que rodean a esta estación de monitoreo de la contaminación atmosférica estuvieran talados el valor límite anual de NO2 se hubiera vuelto a rebasar”.
En su escrito, Javier Gómez solicitó a la Delegación de la Junta, entre otras cuestiones, “conocer las acciones que va a adoptar para limitar la influencia de los cinamomos en los valores de los contaminantes atmosféricos registrados por la estación de medida de la calidad del aire Granada Norte, garantizando así que dichos valores reflejen las concentraciones de los contaminantes atmosféricos presentes en el aire del área adyacente a la estación de monitoreo Granada Norte”.
Respuesta de la Junta
La Consejería de Sostenibilidad y Medio Ambiente le respondió indicando que “se ha solicitado al Ayuntamiento de Granada una poda de la vegetación próxima a la cabina (de la estación de medición) y en la actualidad se está en conversaciones con esta entidad para limitar al máximo posible la influencia de la vegetación”.
Javier Gómez también preguntó al Ayuntamiento de Granada si iba a tomar medidas ante la presencia de los árboles junto a la estación de medición que contravienen la normativa sobre calidad del aire, y la respuesta del su servicio de Jardines, según indica, fue la siguiente:
"Entendemos que solicitan el desmoche o la drástica eliminación de las copas de dichos árboles. En este caso, hemos de indicarles que no podemos tratar así los árboles de los que somos responsables, por el grave perjuicio que supondría para el porvenir de éstos y por las graves consecuencias para la seguridad que hemos de garantizar por su presencia, y consecuentemente para nuestra responsabilidad". "Por lo antes indicado, si tal y como exponen es absolutamente necesaria la mejora en las mediciones que realizan y no es posible trasladar la estación a otra ubicación que reúna mejores condiciones, habrá que plantear directamente la eliminación de dichos árboles. Sería algo más digno para éstos que la dañina actuación de poda que proponen".
Una explicación que puede sorprender, a juzgar por las podas y desmoches salvajes que sufre el arbolado en numerosos puntos de la ciudad, o por la ligereza que suele tener el Ayuntamiento a la hora de eliminar árboles cuando acomete la reforma de alguna calle y que ha provocado varias protestas ciudadanas en los últimos años.
Reiteradas peticiones al Ayuntamiento
Por su parte, el Servicio de Calidad del Aire de la Junta -tras la insistencia en los escritos de Javier Gómez-, también ha solicitado a lo largo de este año reiteradamente al Ayuntamiento que actúe frente a los árboles que pueden 'tapar' la contaminación que mide la estación de Granada Norte. Primero le solictió una "poda intensa" el pasado mes de febrero:
A este escrito de la Junta, el Ayuntamiento respondió de forma muy parecida a como lo hizo a la petición de Javier Gómez.
El servicio de Jardines expresa que "no se dan los motivos que justifiquen una poda de reducción de copa y mucho menos para que esa sea además un radical desmoche" y concluye que "si tal y como exponen es absolutamente necesara la mejora en las mediciones que realizan y no es posible trasladar la estación a otra ubicación que reúna mejores condiciones, habrán de plantear la eliminación de dichos árboles: Sería algo más digno para éstos que la dañina actuación de poda que proponen".
Dos solicitudes más
A ese primer escrito de la Junta le siguieron otros dos más, en abril y en septiembre de este año, en los que la Delgación de Medio Ambiente reitera al servicio municipal de Parques y Jardines la "excesiva cercanía y gran frondosidad de los árboles" situados junto a la estación de medición, que "podrían estar afectando al flujo del aire que es captado para la evaluación de la calidad del aire", por lo que "podría estar comprometiendo la representatividad de los datos registrados por la estación y que resultan de vital importancia para la correcta evaluación de la calidad del aire de Granada".
Y, en vez de solicitar la poda intensa de los árboles, como hizo en su anterior escrito, amplía su petición: "Por todo ello, se insta a la corrección de dicha situación con los criterios que considere más oportunos: poda periódica que reduzca sensiblemente la envergadura arbórea más próxima o la sustitución de esos árboles por otras plantas o árboles de menor porte".
Una demanda que vuelve a repetir en los mismo términos meses más tarde, a final de septiembre de este año. Pero los árboles siguen ahí, con su frondosidad intacta pegada a la estación de medición, salvo la caída de hojas propias del otoño.
También llama la atención que haya tenido que ser la insistencia de un particular la que advierta de la ilegalidad de la presencia tan cercana de esos árboles y promueva la acción de la Junta para intentar corregirlo.
La estación de medición de Granada Norte se puso en marcha en el año 2000, cuando los árboles o no estaban aún plantados o eran solo unos arbustos. En esta imagen, que puede verse en la web del Ayuntamiento y también en la de Ecologsitas en Acción Granada, aparece la estación con los árboles recién plantados, cuando todavía eran meros arbusto, sin posibilidad de incidencia en la medición de contaminantes:
Pero, claro, los árboles y sus ramas fueron creciendo y acercándose a la cabina de la estación que mide la calidad del aire, y así llevan varios años sin que nadie advertiera que se podía incumpliir la normativa sobre implantanción de estaciones de medición de calidad del aire, y su posible impacto en la recogida de los valores de contaminación.
Tampoco aparece mención alguna a la influencia de los árboles en las más de 300 páginas del Plan de Mejora de la Calidad del Arie del Término Municipal de Granada 2017-2020, elaborado por el Ayuntamiento en 2107, cuando los árboles y sus ramas ya estaban bien crecidas y muy cercanas la caseta de medición.
Valores superiores de contaminación en otras zonas
Precisamente, el Grupo de Física de la Atmósfera de la Universidad de Granada, autor de buena parte de ese plan municipal de 2017, lleva varios meses midiendo la calidad del aire en varios emplazamientos de la capital con el objetivo de explorar "la representatividad de las estaciones de calidad del aire de la Junta de Andalucía, de modo que se pueda saber si cubren las situaciones tan variadas que puede presentar la calidad del aire en el entorno de la ciudad". Y aunque aún no han ofrecido datos concretos, los primeros resultados apuntan ya a que, en ciertas localizaciones, "determinados contaminantes pueden superar ocasionalmente los valores medidos en la estación de tráfico Granada Norte, que es la que presenta superaciones de los límites establecidos por la legislación europea y la Organización Mundial de la Salud".
Contar con datos fiables en la estación de Granada Norte es fundamental en un asunto de tanta gravedad como la contaminación atmosférica, que en Granada agravó los casos y muertes por covid durante la pandemia, porque es la única estación oficial de la ciudad disponible para medir la polución del tráfico, pese a que su ubicación también suscita dudas porque no se trata de una vía con especial densidad de circulación.
Las otras dos estaciones son la de Palacio de Congresos, denominada de fondo urbano, instalada en un parque infantil del Violón, a unos 50 metros del tráfico rodado, y la tercera estación del área metropolitana está en la Ciudad Deportiva de Armilla, y su principal utilidad es la medición de las partículas en suspensión y del ozono troposférico.