En septiembre del año pasado, la Costa revivió uno de los peores momentos de su historia, las inundaciones de 1973, que fueron las más graves del siglo XX. Porque el 7 de septiembre de 2015 una fuerte tromba de agua originó una riada en Albuñol que acabó con la vida de cuatro personas, tres inmigrantes que intentaban salir adelante con empleos esporádicos y un almeriense que desde hace años trabajaba de guarda en invernaderos, y originó cuantiosos daños en los municipios costerosf y en sus infraestructuras agrarias.

La tragedia fue aún mayor porque los tres inmigrantes fallecidos malvivían en un colector, en condiciones infrahumanas. Y allí, en el interior de esa tubería, cuya imagen publicó El Independiente de Granada y que recuperamos para esta información, la riada les sorprendió acabando con su vida. La cuarta víctima estaba en su coche; el agua lo arrastró. Daños humanos irreparables y también daños materiales, cuantiosos. En Albuñol y en Gualchos-Castell de Ferro, otro de los municipios más afectados, invernaderos, comercios y viviendas inundadas, muros derribados...Y como las tragedias siempre pueden dar un paso más, precisamente mientras trabajaba en la retirada de escombros provocados por la riada, falleció un trabajador días más tarde.

Un año después hay un colectivo que aún tiene que revivir ese momento, porque como denuncia la organización agraria COAG, "a fecha de hoy no han llegado las ayudas prometidas", ni por la Junta ni por la Subdelegación del Gobierno en Granada. Así lo expone a El Independiente de Granada Miguel Monferrer, secretario provincial de COAG, quien explica que los agricultores han ido arreglando invernaderos y estructuras. 

Lamenta Monferrer las promesas que luego no se cumplen. Líneas de ayudas utilizadas en otras provincias, como ocurrió con con el granizo en Almería, y órdenes destinadas a la recuperación de la capacidad productiva, cita como ejemplos. "Todos vienen a hacerse fotos, pero al final marean y engañan", afirma decepcionado. Recuerda en este sentido que "los bienes asegurables no son indemnizables", en un juego de palabras que utiliza para destacar que es "muy difícil, casi imposible", que lleguen esas ayudas, pero se prometen. "Llegan los peritos de las administraciones y hacen la valoración y el informe de daños", añade para insistir en que "la única herramienta" para hacer frente a estas situaciones son los seguros. Es necesario apostar por ellos y entenderlos, dice, "no como un gasto, sino como una inversión; igual que un abono o una semilla". 

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Daños en invernaderos ocasionados por la tromba del año pasado. p.v.m.