El individualismo solitario digital

Cartas al director - David Acosta Arrés - Miércoles, 12 de Abril de 2023

Me monto en el autobús para llegar a dar mis clases de matemáticas o economía, y me encuentro a espectadores consumistas enganchados al móvil sin dirigirse la mirada. Estoy rodeado de solitarios y solitarias que han olvidado la bondad de las palabras, de su sonido, de los gestos, de las miradas...

La llegada del smartphone y la expansión de las redes sociales hizo que el espacio "en línea" uniera a la mayoría de los seres humanos bajo un mismo espacio artificial. 

Los miembros de la comunidad de vecinos, los amigos del colegio, la familia esparcida por todo el territorio nacional, la amplia y diversa comunidad global. Todo aquel que tuviera un móvil con capacidad para conectarse a una red de internet podría tener un mundo sin fin de conexión y disfrute.

Recuerden la definición clásica qué relaciona las necesidades infinitas de la humanidad con la forma que tiene el sistema o mercado de mitigarlas gracias a los recursos materiales finitos

El avance de la digitalización y la tecnología supuso no solo la creación de la conexión que logró unir a personas, sino globalizar las modas, generalizar las famosas necesidades que Maslow nos mostraba en su famosa pirámide.

Ý allí es donde entra la importancia de la ciencia económica. Recuerden la definición clásica qué relaciona las necesidades infinitas de la humanidad con la forma que tiene el sistema o mercado de mitigarlas gracias a los recursos materiales finitos.

En ese puzle evolutivo invisible entra la red de redes.

Puede expandir una paleta infinita de escaparate de bienes y servicios para su comercialización mundial. Puede crear la necesidad de obtenerlos, y con ello poco a poco ha deformado las redes sociales para más que interconectar a personas, más de democratizar el consumo privado, hacer más pequeño el círculo de felicidad personal.

Recordemos que, aunque el neo capitalismo había logrado expandirse a partir de los años setenta y ochenta del pasado siglo XX de forma triunfal a través de la mundialización del comercio internacional y la cultura del blockbuster, el ser humano había logrado resistirse a su comportamiento originario: Ser sociable por naturaleza. No podemos sobrevivir en soledad pese a los impulsos egoístas que impone nuestra existencia como individuo.

Hasta ahora...

Podemos observar cómo los nuevos nichos de clientes que rodean a determinados modelos de entretenimiento, comercio online y debate público digital en red, donde en principio se democratizaba los gustos de cada usuario, se han impuesto a los objetivos sociales colectivos.

Y en este punto es donde entra no solo la mentira digital, sino cómo se tergiversa el debate público para esconder que los poderosos se aprovechan del sistema económico digital para manipularte como individuo

Por ejemplo, ya no es tan importante saber qué pasa en África u Oriente Medio, sino si la noticia es beneficiosa para el desarrollo productivo de una u otra región. No es necesario la expansión de la información, sino cómo la elección de un debate, el control de una imagen determinada puede beneficiar o perjudicar la producción de unos pocos y/o el movimiento de capitales a través del consumo interno.

Se acuerdan cuándo yo elegía seguir a uno u otra youtuber, mostrar esta foto donde salgo feliz con mis amigos, crear mi página web para poder expresarme de forma libre. ¿Parecía todo muy fácil? La libertad de elegir qué hacer, cómo y con quién para globalizar nuestra individualidad. Hasta que se expandió el marketing digital del posicionamiento en red gracias no a tu talento, a esa opción personal de sentirse libre en una gran red digital, sino si tienes dinero para vender tu producto.

En los últimos años se ha comercializado todo aspecto de la vida de los seres humanos a tal punto que incluso las relaciones sociales dependen del producto que quieras vender a un hipotético consumidor. Necesitas tener una aplicación incluso para poder ligar... Tus objetivos personales son económicos y dependen de la moda. Tener la relación perfecta, conseguir un trabajo perfecto, conseguir el cuerpo perfecto para conseguir el éxito profesional.

Y en este punto es donde entra no solo la mentira digital, sino cómo se tergiversa el debate público para esconder que los poderosos se aprovechan del sistema económico digital para manipularte como individuo.

En pleno siglo XXI, aún existen atentados contra la libertad de opinión u elección, como bien saben la ciudadanía de lugares de Rusia, China, Corea del Norte, países del golfo pérsico, donde se prohíbe la utilización de determinadas redes sociales o se castiga penalmente por pensar de forma diferente.

Ya no se habla de los marginados, de los humildes, de la existencia de pobreza y desigualdad. No es "trending topic"...

Cómo en los países más industrializados y democratizados, se han endurecido las fórmulas de participación democrática. Son cada vez más verticales y se adaptan no tanto al foco sino al filtro que imponen los poderosos para que el usuario sepa cuál es el candidato o candidata perfecto, cuál es el debate adecuado teniendo en cuenta la agenda pública y quién o quiénes tienen más facilidades para ser útiles en democracia y, como consecuencia, en la consecución del fin de los fines: Ser feliz desde el punto de vista del éxito personal, profesional y económico.

Ya no se habla de los marginados, de los humildes, de la existencia de pobreza y desigualdad. No es "trending topic"...

Así, por desgracia, esa mano invisible, que no red, es utilizada por y para el beneficio personal de algunos. El bien de la competencia e interacción entre elementos del mercado libre (que no público). La búsqueda de la felicidad individual a través del click. A través del camino más rápido, si puedes permitírtelo.

¡Ay! Si leyéramos más a los clásicos... Smith, Maslow, Hobbes, Rousseau Marx, Hill...