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'Yard Act se gradúan con un segundo disco tan bailable como reflexivo'

Blog - Un blog para melómanos - Jesús Martínez Sevilla - Miércoles, 20 de Marzo de 2024
Yard Act – 'Where's My Utopia?'
Portada de 'Where's My Utopia?', de Yard Act.
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Portada de 'Where's My Utopia?', de Yard Act.

Llevo tres años hablando sobre el renacer del post punk en Reino Unido, pero realmente hace ya un tiempo que la idea de que todas las bandas que se han agrupado bajo esta etiqueta están haciendo post punk es más que cuestionable. Los tres grupos centrales en esta escuela (black midi, Black Country, New Road y Squid) han evolucionado en direcciones muy diferentes entre sí y que apenas guardan relación sonora o histórica con el punk. Incluso grupos que, en principio, parecían menos innovadores, como Shame o los estadounidenses Geese, han encontrado maneras de abrirse a sonoridades cada vez más diversas. Pero ha tenido que ser uno de los últimos grupos en llegar a esta oleada quien cuestione expresamente la idea de que hacen post punk: Yard Act, el grupo de Leeds que lanzó un debut bastante majo en 2022 titulado The Overload, se ha graduado con nota en su segundo álbum prendiendo fuego a la idea de misma de lo que supone sacar un segundo álbum siendo un grupo exitoso de post punk británico.

Where's My Utopia?, que así se llama el disco, entronca con otras dos tradiciones que han dado gloriosos resultados a la música británica: por una parte, el rock preñado de autorreferencias e ironía, al estilo de The Who o Pulp

Where's My Utopia?, que así se llama el disco, entronca con otras dos tradiciones que han dado gloriosos resultados a la música británica: por una parte, el rock preñado de autorreferencias e ironía, al estilo de The Who o Pulp; por otra, la síntesis entre el rock y otros estilos bailables provinientes de la música negra, que va desde los también leodensianos Gang of Four a Franz Ferdinand pasando por The Specials. Ya en su primer disco se veían claramente las dos mayores virtudes del grupo: las adictivas líneas de bajo de Ryan Needham y las ácidas letras de James Smith, expresadas en un rítmico spoken word que bebe de gente como Beck. Ahora, el cuarteto explota estos puntos fuertes de forma mucho más aguda: los singles de Where's My Utopia? son temazos con hechuras de hit rompepistas y letras que exploran las contradictorias sensaciones de Smith en relación con el éxito.

A lo largo de todo el tracklist, Smith está tratando de navegar sus contradicciones, mirando de frente a las consecuencias de sus actos, pero tratando al mismo tiempo de disfrutar de la oportunidad que le ha dado la vida

No hay más que comparar dichos singles entre sí para entender la complejidad del punto de vista de Smith sobre su propia posición en la industria musical, en la vida y en el mundo en su conjunto. “We Make Hits”, ya desde el título, no podía ser más literal en su celebración populista del éxito comercial. “Dream Job”, en cambio, le sirve a Smith para expresar sus ansiedades ante la idea de estar vendiendo su alma al demonio por conseguir ese trabajo de sus sueños. A su vez, “Petroleum” y “When the Laughter Stops” exploran los costes que tiene ejercer ese trabajo, tanto a nivel individual, al alejarlo de su mujer y su hijo durante las giras y abocarlo al alcoholismo, como a nivel social, por el impacto medioambiental de dichas giras. A lo largo de todo el tracklist, Smith está tratando de navegar sus contradicciones, mirando de frente a las consecuencias de sus actos, pero tratando al mismo tiempo de disfrutar de la oportunidad que le ha dado la vida; persiguiendo la utopía del título mientras se encuentra con la cruda realidad de que no existe tal cosa y tratando de mantener la cordura en el proceso.

Estas tensiones internas dan dramatismo y emoción a unas canciones, por lo demás, tremendamente pegadizas

Estas tensiones internas dan dramatismo y emoción a unas canciones, por lo demás, tremendamente pegadizas. Los estribillos se te graban en el cerebelo gracias la unión de su ingenio lírico y sus cualidades musicales, y la fuerza del conjunto es innegable. Al mismo tiempo, la diversidad de estilos que se refleja es refrescante, incluso si no siempre terminan de dar en el clavo con cómo incluir esos sonidos en el mundo del disco. “Down by the Sream”, por ejemplo, contiene una narración inolvidable por parte de Smith acerca de su culpa por haberle hecho bullying a un compañero de clase, su ansiedad por evitar que su hijo cometa los mismos errores y la naturaleza cíclica de la violencia. Sin embargo, la potente base hip hop es agresiva en exceso, hasta el punto de ser algo estridente, y el giro final hacia un instrumental más abstracto es tan brusco que la canción no termina de sostenerse. Aún más torpe les queda el punto dub de “Fizzy Fish”, con esos estribillos algo agobiantes de tan saturados de ruidos como están.

Pero esto defectos quedan completamente en segundo plano ante la fuerza del final en dos partes del disco. Primero viene “Blackpool Illuminations”, una odisea de siete minutos y medio donde Smith le cuenta a un psicoterapeuta una traumática historia de su infancia mientras de fondo se va construyendo un instrumental delicioso, solo para descubrir de pronto que el cantante se estaba inventando la mitad de la historia, porque lo que le interesa no es “la verdad”, sino encontrar formas de pensar en su propia vida que le permitan enseñar a su hijo cómo lidiar con las inevitables decepciones y la conciencia de que no hay una redención final para todo lo malo. A cada paso, con cada giro emocional de la historia, la música acompaña de manera impecable, hasta concluir con esa gran frase: “I attained perfection with you/So why the fuck was I wondering what wankers would think of album two?”.

Smith y Yard Act se despiden con una canción de un perfecto tono agridulce, como es “A Vineyard for the North”

Después de esa iluminación, de ver que lo más importante de su vida es su hijo y poner así en perspectiva sus ansiedades por la opinión que tendrían crítica y público sobre el segundo álbum, Smith y Yard Act se despiden con una canción de un perfecto tono agridulce, como es “A Vineyard for the North”. A nivel literal, este tema habla de cómo el calentamiento global está haciendo que su Leeds natal pase de ser una zona húmeda y fría a ser un perfecto lugar para tener viñedos. No obstante, lo que plantea de fondo la canción es que, ante las dificultades y contradicciones de la vida, hay que tratar de encontrar soluciones imaginativas que nos permitan seguir viviendo lo mejor posible. Los arreglos tienen el toque justo de melancolía para equilibrar la divertida base disco-house. Y es con esta precisa mezcla de emociones que nos dejan Yard Act en Where's My Utopia?, superando con creces el reto del segundo disco gracias a que han roto con el molde previsible del post punk más estricto. Aunque, como dirían los amigos de La Jvnta, ¿no es ese romper moldes lo que define al post punk?

Puntuación: 8/10

Imagen de Jesús Martínez Sevilla

(Osuna, 1992) Ursaonense de nacimiento, granaíno de toda la vida. Doctor por la Universidad de Granada, estudia la salud mental desde perspectivas despatologizadoras y transformadoras. Aficionado a la música desde la adolescencia, siempre está investigando nuevos grupos y sonidos. Contacto: jesus.martinez.sevilla@gmail.com