'Sons of Kemet difunden su mensaje antirracista con mucho ritmo'
Si la semana pasada hablaba sobre la espléndida escena que se ha generado en Reino Unido en torno al post punk experimental, esta semana toca mirar de nuevo a las islas británicas, pero a otro género. La vibrante nueva escuela de jazz londinense lleva ya unos cuantos años dándonos obras excelentes y, sobre todo, recuperando la atención del público general para un género que llevaba años dormitando lejos de los focos. Como comenté el año pasado al reseñar el estupendo LP debut de Nubya Garcia, Source, la figura más destacada de este movimiento es Shabaka Hutchings. El saxofonista lidera tres grupos muy aplaudidos: Shabaka and the Ancestors, donde explora las tradiciones musicales sudafricanas junto a músicos de aquel país; The Comet is Coming, cuya futurista propuesta combina el jazz y la electrónica con una estética cósmica que ni Sun Ra; y Sons of Kemet, un grupo definido por su énfasis en lo rítmico y su mensaje político antirracista.
El anterior disco de estos últimos, 'Your Queen is a Reptile' (2018) es para mí la obra maestra de Hutchings y de toda la escena. Con sus dos baterías, Eddie Hick y Tom Skinner, creando una base dinámica y poderosa, el diálogo entre la tuba de Theon Cross y el saxofón de Hutchings se convertía en una prolongación de esa sección rítmica por otros medios, construyendo canciones que eran más bien progresiones frenéticas y furiosas
El anterior disco de estos últimos, Your Queen is a Reptile (2018) es para mí la obra maestra de Hutchings y de toda la escena. Con sus dos baterías, Eddie Hick y Tom Skinner, creando una base dinámica y poderosa, el diálogo entre la tuba de Theon Cross y el saxofón de Hutchings se convertía en una prolongación de esa sección rítmica por otros medios, construyendo canciones que eran más bien progresiones frenéticas y furiosas. Esa energía la ataban conceptualmente bautizando a cada canción con el nombre de una mujer negra a quien reconocían como su reina, desde Nanny of the Maroons, que encabezó una revuelta de esclavos en Jamaica en el siglo XVIII, a la abuela del propio Hutchings, pasando por la activista y académica estadounidense Angela Davis. El proyecto no podía haber sido más redondo, pero en su momento no obtuvo una atención desmedida. El contexto, quizá, no era el ideal, cosa que claramente ha cambiado en estos años, particularmente después de las trascendentales revueltas de Black Lives Matter del año pasado en EE.UU. tras los asesinatos de George Floyd y Breonna Taylor.
De este modo, y en contraste, la recepción de este Black to the Future ha sido entusiasta. Desde luego, gran parte del atractivo de Your Queen is a Reptile sigue presente en este nuevo LP (que es ya, por cierto, su cuarto: quienes no lo hayan hecho aún deberían escuchar su segundo disco, Lest We Forget What We Came Here to Do, de 2015, que es también tremendo). Al fin y al cabo, la fórmula y la identidad sonora están ya bien asentadas y son, la verdad, difíciles de subvertir, dada la composición del grupo. Una vez más, el disco se abre y cierra con apariciones por parte del poeta Joshua Idehen, cuyos mensajes no podían ser más directos y potentes. Además, en este álbum se presenta su voz de forma más prominente. “Field Negus”, la primera canción, deja a los instrumentos medio improvisando en segundo plano mientras Idehen transmite una rabia incontenible ante la arrogancia y avaricia blanca; la intensidad de unos y otro no hace sino aumentar hasta el grito final: “Burn it all!” (“¡quemadlo todo!”). La final “Black”, a su vez, recoge a la banda ensayando un sonido sucio y experimental, culminando de nuevo en un magnético grito de Idehen: “Leave us alone!” (“¡dejadnos en paz!”).
La canción más cercana en este sentido podría ser “Throughout the Madness, Stay Strong”. En cambio, encontramos aquí canciones más cercanas compositivamente al pop, como el single “Hustle”, con Kojey Radical
Pero estos dos cortes muestran también las diferencias con el disco anterior: este Black to the Future es más directo, tanto en su mensaje como en la construcción de sus canciones. Son raros los crescendos que marcaban las mejores canciones de su predecesor, como “My Queen is Angela Davis” o “My Queen is Harriet Tubman”. La canción más cercana en este sentido podría ser “Throughout the Madness, Stay Strong”. En cambio, encontramos aquí canciones más cercanas compositivamente al pop, como el single “Hustle”, con Kojey Radical (y las armonías vocales de la maravillosa Lianne La Havas), y acercamientos más abiertos a sonidos caribeños (en esto recuerda a la recopilación de sonidos de la diáspora africana de Source), como en “Think of Home” o la bailable “For the Culture”, con D Double E. Hay ocasiones en que esa estructura más directa da resultado: “Pick Up Your Burning Cross” condensa su furia en apenas tres minutos y medio, y aunque la aportación vocal de Moor Mother no termina de estar pulida, los bellos murmullos de Angel Bat Dawid rematan la canción. Pero el efecto de conjunto de You Queen is a Reptile, con su asalto rítmico constante, se pierde un poco en este LP.
Además, composiciones como “To Never Forget the Source” o “Let the Circle Be Unbroken” se quedan muy por debajo del nivel de los anteriores trabajos del grupo. La primera no termina de tener una dirección clara; la segunda se basa en líneas melódicas un poco simplonas, incluso partiendo de que esto no es el sentido central de las canciones de Sons of Kemet, y además promete un crescendo que nunca termina de llegar, perdiéndose al final en improvisaciones de saxofón experimentales algo fuera de lugar. Sucediendo a cada una de ellas están justamente las dos canciones más interesantes. “In Rememberance of Those Fallen” abre con unas flautas de madera enervantes e insistentes que emulan las tuk bands de Barbados, el país de origen de la familia de Hutchings donde pasó parte de su infancia. Después la tuba de Cross crea una escala sencilla con la que Hutchings dialoga de forma especialmente melódica, mientras las flautas contrapuntean su saxofón. En la segunda mitad, las baterías se lucen especialmente, con florituras que dan vida a la canción, y Hutchings se permite de nuevo más libertad que en otros momentos del álbum. “Envision Yourself Levitating”, por su parte, es la canción más larga del disco, más de ocho minutos, y muestra una vía diferente que el grupo debería explorar: composiciones más tranquilas y melódicas, construidas con paciencia pero sin perder la intensidad y tirando de más trucos de estudio, como ese reverb al principio que crea una atmósfera misteriosa.
Al final, Black to the Future no deja de ser un muy buen disco que, sin embargo, no termina de alcanzar el extraordinario nivel de LPs anteriores de la banda. Lo bueno es que parece haber más gente prestando atención. La combinación de un mensaje político claro y un sonido algo más accesible, sobre todo en la primera mitad del álbum, sin duda debería atraer a más público hacia Sons of Kemet y la escena londinense en su conjunto. Esto en principio me parece bueno, sin lugar a dudas. Habrá que esperar para ver si la evolución del grupo les permite conservar ese nuevo público mientras expanden sus horizontes musicales y, con ellos, los del jazz en su conjunto.
Puntuación: 7.7/10
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Si quieres escucharlo, pincha en el siguiente enlace: Sons of Kemet – Black to the Future