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Sextorsión en el fútbol

Blog - El ojo distraído - Jesús Toral - Viernes, 10 de Enero de 2020
Víctor Sánchez del Amo.
Youtube
Víctor Sánchez del Amo.

¿Es que hemos retrocedido cien años? Es increíble. La era cibernauta nos está dejando a algunos estupefactos. Resulta que chantajean a una persona, violan su intimidad, arremeten contra su vida personal y la empresa en la que trabaja no toma otra determinación que la de echarle a la calle con total impunidad, como si la víctima fuera culpable de algo. Es bochornoso asistir a un espectáculo tan burdo. Me es indiferente el contenido sexual o no sexual de ese vídeo del entrenador del Málaga CF, Víctor Sánchez del Amo, me apena que haya sufrido un intento de extorsión para robarle nada menos que 20.000 euros, pero lo que más me sorprende es ver que ese club no solo no sale a defenderle sino que abre una investigación, como si hubiera algo que investigar.

Parece que Sánchez del Amo ha sido víctima de lo que se llama sextorsión, una modalidad de chantaje que se basa en incitar o robar material íntimo de contenido sexual de una persona y amenazarle con publicarlo en las redes a cambio de una suculenta cantidad de dinero.

Seguramente, su despido tenga mucho que ver con la forma de ver el mundo del jeque qatarí Abdullah ben Nasser Al Zani, el máximo accionista del club malagueño. Y es que en su país todavía la apostasía lleva a la pena de muerte, se infringe la flagelación para castigar a quienes consumen alcohol o practican relaciones sexuales ilícitas y la sodomía está penada con hasta cinco años de prisión

Seguramente, su despido tenga mucho que ver con la forma de ver el mundo del jeque qatarí Abdullah ben Nasser Al Zani, el máximo accionista del club malagueño. Y es que en su país todavía la apostasía lleva a la pena de muerte, se infringe la flagelación para castigar a quienes consumen alcohol o practican relaciones sexuales ilícitas y la sodomía está penada con hasta cinco años de prisión.

En ese contexto, no es extraño que justo ahora, el citado máximo accionista haya publicado un twit que muchos han interpretado que se dirigía al entrenador malagueño, justo después de su expulsión: «Estamos esperando todavía saber quién es la persona que miente siempre. Él es como el ángel que nunca comete errores. Él no quiere admitir los errores. Sólo una vez dijo la verdad. ¿Pensaste que eso de siempre mentir a todos te ayudaría? Sé fuerte y reconoce que te equivocas».

No es casualidad que algo así ocurra en un entorno aún poco actualizado, como es el del fútbol. De hecho, estos días asistimos impertérritos al espectáculo de cómo Arabia Saudí organiza la Supercopa, con un par, en un país donde es noticia que se les permita a las mujeres entrar a un estadio de fútbol, mientras en el exterior necesitan el permiso de su marido para desarrollar las actividades cotidianas, como estudiar, casarse, sacarse el pasaporte o conducir un coche. Hablamos de un estado en el que el hombre manda y la mujer obedece porque se considera inferior y supeditada al primero. Se ve obligada a cubrirse entera para no provocar a un varón que hasta hace poco podía divorciarse sin siquiera comunicárselo a su esposa, mientras que ella puede ser condenada a pena de muerte por adulterio. Arabia Saudí se haya convertido en uno de los tres mayores ejecutores del mundo, solo por detrás de China e Irán. El método más utilizado es el de la decapitación, aunque también se forman pelotones de fusilamiento, por supuesto, en ejecuciones públicas en mitad de la plaza de un pueblo o ciudad. Muchas veces son condenados a través de juicios en secreto, sin que los reos tengan posibilidad de acceso a un abogado. La tortura y los malos tratos están a la orden del día en los interrogatorios y se ejecuta a mujeres por adulteras, a ladrones por robo a mano armada, a apóstatas, e incluso a quienes practican la brujería o la hechicería. Eso por no  hablar de los homosexuales, donde se les lapida hasta la muerte.

Y en ese escalofriante escenario es donde el fútbol no ha tenido escrúpulos de asentarse durante unos días para celebrar uno de los acontecimientos deportivos del momento, para beneficiar las arcas de un estado que sigue sometiendo a su propia población sin tener en cuenta las continuas denuncias de la Organización Mundial de Derechos Humanos

No estamos hablando de una serie como «El cuento de la criada», sino de una realidad mucho más aterradora que sufren miles de personas en este mismo instante. Y en ese escalofriante escenario es donde el fútbol no ha tenido escrúpulos de asentarse durante unos días para celebrar uno de los acontecimientos deportivos del momento, para beneficiar las arcas de un estado que sigue sometiendo a su propia población sin tener en cuenta las continuas denuncias de la Organización Mundial de Derechos Humanos.

No es un hecho aislado. Qatar es ya la sede del Mundial 2022, que cambiará sus fechas a noviembre-diciembre para evitar el angustioso calor veraniego.

Es como si la FIFA hubiera decidido aliarse con las dictaduras más retrógradas de la tierra con el fin de embolsarse más dinero. El problema es que al hacerlo está lanzando el claro mensaje al mundo de que el fútbol no tiene visos de modernizarse. Todavía no es habitual ver mujeres árbitros en el campo, el sector al que se dirige todo el contenido es casi por completo masculino y el machismo continúa imperando en las gradas. Hace poco, un jugador profesional me reconocía que aquellos compañeros que fueran homosexuales no tenían otra opción que ocultarlo, porque darlo a conocer les acarrearía duras consecuencias o incluso la expulsión, aunque fuera encubierta con otro motivo. Lo cierto es que aparentemente no hay gais en el mundo del fútbol. Seguramente, algunos pensarán que nadie tiene obligación de dar a conocer sus preferencias sexuales, y estoy de acuerdo, pero una cosa es hacerlo porque así lo has decidido y otra, muy distinta, es verte obligado a no contarlo. En realidad, nadie se debería ver abocado a ocultar esas preferencias sexuales y menos por el hecho de que pudiera conducirles al despido. Eso se llama discriminación, está penado en el código español y todos sabemos que se produce en el mundo del fútbol, solo que se enmascara con el hecho de que son los propios deportistas los que eligen esconderlo porque quieren. Como si el hecho de encubrirlo no conllevara en sí mismo un poso de marginación. Probablemente, los hombres sauditas también se escuden en que sus mujeres cubren su cuerpo y rostro casi por completo con densos ropajes porque así lo desean, como si tuvieran otra opción.

Víctor Sánchez del Amo está sufriendo las consecuencias de un sector retrógrado, al que nunca se le pide cuentas porque genera mucha riqueza, y que lo mismo se une a una dictadura que despide a alguien por ser víctima de acoso o le aparta por sus tendencias sexuales, como ya ha ocurrido más de una vez. Y después se escuchan feroces críticas, probablemente acertadas, hacia políticos que se supone que han negociado con dictaduras. Hay un doble rasero, está claro, y el fútbol debería dejar de estar siempre en el rasero beneficiado. No todo vale, no todo es aceptable y, sin embargo, aquí estamos nosotros, permitiéndolo.

Imagen de Jesús Toral

Nací en Ordizia (Guipúzcoa) porque allí emigraron mis padres desde Andalucía y después de colaborar con periódicos, radios y agencias vascas, me marché a la aventura, a Madrid. Estuve vinculado a revistas de informática y economía antes de aceptar el reto de ser redactor de informativos de Telecinco Granada. Pasé por Tesis y La Odisea del voluntariado, en Canal 2 Andalucía, volví a la capital de la Alhambra para trabajar en Mira Televisión, antes de regresar a Canal Sur Televisión (Andalucía Directo, Tiene arreglo, La Mañana tiene arreglo y A Diario).