'Reordenar derechos'

Blog - Punto de fuga - Cristina Prieto - Jueves, 20 de Junio de 2024
@carioca_lugo.
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El 25 de noviembre de 2021 en este blog se recordaba a la joven violada salvajemente en Igualada que, en aquellos momentos, aún se debatía entre la vida y la muerte en el hospital donde fue ingresada después de que su cuerpo fuera destrozado. Con tan sólo dieciséis años ya sabe lo que es el dolor y el pánico, la tortura y el trauma psicológico que no sabemos si podrá superar después de tan devastadora experiencia. Hartas se llamaba aquel artículo publicado en este mismo espacio y hartas seguimos estando las mujeres porque la violencia sobre nosotras continúa aumentando.

Brian Raimundo C. se llama ese joven que, con saña, destrozó el cuerpo de casi una niña a la que abandonó cuando pensó que había terminado con su vida. Un camionero encontró a la joven que fue trasladada al hospital donde permaneció casi un año tras someterse a seis operaciones quirúrgicas para reconstruir su cuerpo

Esta semana ha comenzado el juicio contra el energúmeno que perpetró semejante atrocidad. Brian Raimundo C. se llama ese joven que, con saña, destrozó el cuerpo de casi una niña a la que abandonó cuando pensó que había terminado con su vida. Un camionero encontró a la joven que fue trasladada al hospital donde permaneció casi un año tras someterse a seis operaciones quirúrgicas para reconstruir su cuerpo. Está acusado de agresión sexual y asesinato en grado de tentativa por lo que se piden para él 45 años de cárcel.

No hay palabras para explicar la crueldad de estas acciones ni la conducta de un sujeto que, cuando contaba tan sólo con quince años, fue acusado de intentar violar a su hermanastra de solo siete. ¿Qué podemos hacer como sociedad con personas así? ¿Pueden llegar a ser recuperables? ¿Por qué los cuerpos de los hombres no son violados sexualmente con tanta saña? ¿Qué esconden en su interior para odiar tanto a las mujeres?

Cuatrocientas mujeres en situación de prostitución se armaron de valor y declararon como testigos para denunciar lo que estaban viviendo en los clubes en donde sus proxenetas las explotaban sexualmente

Quizás haya algo de suerte y a Brian Raimundo se le encarcele el mayor tiempo posible que permite la Ley -que no serán los 45 años que pide el Ministerio Público, aunque así se recogiera en la sentencia- porque al menos no violará a nadie más durante ese periodo. Y apelo a la suerte porque las agresiones sexuales a las mujeres están saliendo muy baratas.

Una semana antes del inicio del juicio contra el violador de Igualada, otra sala de vistas comenzaba a juzgar los hechos de la pieza central de la mayor trama de prostitución en Galicia denominada Operación Carioca. Nada menos que dieciséis años después de que se iniciara la instrucción. Cuatrocientas mujeres en situación de prostitución se armaron de valor y declararon como testigos para denunciar lo que estaban viviendo en los clubes en donde sus proxenetas las explotaban sexualmente. Fueron investigados más de veinte agentes de la Guardia Civil, la Policía Nacional y la Local por su relación con los proxenetas que regentaban un total de cinco clubes calificados como “el infierno” por algunas de las supervivientes.

De “vergüenza” ha calificado el colectivo Impunidade Carioca el castigo impuesto a los tres proxenetas que, tras un pacto con la Fiscalía, sólo deberán de pagar unas multas que no exceden de los 2.000 euros

De “vergüenza” ha calificado el colectivo Impunidade Carioca el castigo impuesto a los tres proxenetas que, tras un pacto con la Fiscalía, sólo deberán de pagar unas multas que no exceden de los 2.000 euros. Armando Lozano, guardia civil en cuyo despacho se encontró una carpeta denominada ‘pilinguis’, se enfrentaba a acusaciones por solicitud de favores sexuales, abuso sexual continuado, cohecho, revelación de secretos, favorecimiento de la prostitución, omisión del deber de perseguir delitos y violación con amenaza de arma de fuego.

Todos estos delitos fueron cometidos contra las mujeres extranjeras atrapadas en los burdeles donde estaban obligadas a prostituirse y a las que Lozano conocía porque era uno de los encargados de su control como agente del Equipo de la Mujer y Menor (Emume) de la Guardia Civil de Lugo

Todos estos delitos fueron cometidos contra las mujeres extranjeras atrapadas en los burdeles donde estaban obligadas a prostituirse y a las que Lozano conocía porque era uno de los encargados de su control como agente del Equipo de la Mujer y Menor (Emume) de la Guardia Civil de Lugo. Con los delitos acumulados, se solicitaba una pena de 21 de años de cárcel, pero las dilaciones indebidas en el procedimiento, su edad y su estado de salud harán que su pena efectiva no llegue a los cuatro años de prisión. 

Pilar de Lara fue la jueza que instruyó el Caso Carioca y conoció de cerca a muchas de las víctimas. En una entrevista publicada en Geoviolencia Sexual asegura que “el sistema normativo, institucional y social español es ideal para el proxenetismo”.  El dinero manejado por los hombres es para el beneficio, diversión y placer de los hombres, de lo contrario ¿cómo se podría explicar el enorme poder e impunidad de los que goza el lobby proxeneta, capaz de permear todas las esferas aprovechándose de una normativa tibia e hipócrita y de la ausencia de voluntad para elaborar una política criminal basada en los derechos humanos?, se pregunta. “Son los proxenetas los que van marcando la agenda y no aprendemos,” sentencia De Lara.

Hartísimas estamos de ver cómo probados agresores sexuales no son castigados por sus acciones después de haber pasado por los juzgados

Hartísimas estamos de ver cómo probados agresores sexuales no son castigados por sus acciones después de haber pasado por los juzgados. Recientemente un hombre de 69 años en Murcia, que ya había sido condenado por maltrato, ha reconocido haber agredido sexualmente a una mujer a la que, además, propinó una brutal paliza por negarse a tener sexo con él. El juzgado le ha dejado en libertad bajo la promesa de no volver a hacerlo.

Si quienes nos tienen que proteger nos violan, si nos dicen que denunciemos y luego nos dejan desprotegidas, si nuestros agresores no tienen castigo… ¿Asumimos ya que nos están engañando y que nuestros derechos se han reordenado para acomodarlos a las necesidades de los hombres?

 

Imagen de Cristina Prieto

Madrileña afincada en Andalucía desde 1987, primero en Almería y posteriormente en Granada donde he desarrollado mi carrera profesional como periodista. Me licencié en Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid, cursé mi suficiencia investigadora en la Universidad de Granada dentro del programa Estudios de la Mujer y leí mi tesis doctoral en la Universidad de Málaga.