'Una gran iniciativa para concienciar sobre la energía'
Recientemente ha tenido lugar en Granada una gran iniciativa desarrollada conjuntamente por la Asociación para la Transición Energética y El Independiente de Granada, el medio que alberga, desde su inicio, estas reflexiones. La misma ha consistido en una intensa jornada de debate y reflexión sobre la transición energética en las ciudades (también en Granada) y los obstáculos, aún grandes, y los retos, apasionantes, que existen. Acertadísima iniciativa para poder saber, conocer, valorar y apreciar la magnitud de los cambios que la transición energética acarreará y que fueron calificados por Antonio Cordón, presidente de la Asociación, como una auténtica revolución cultural. No creo que la expresión sea en absoluto exagerada.
Ese situar las responsabilidades de manera correcta, incluye una fuerte apuesta por la transparencia, además de en la factura, en las inversiones, en las fuentes, en los beneficios y en la calidad de las infraestructuras. Debemos asistir al fin del oscurantismo en esta cuestión
Con la participación plural y comprometida de personas expertas y conocedoras del tema a distintos niveles, la Jornada sirvió, entre otras muchas cuestiones, para situar las responsabilidades correctamente, algo que no siempre se valora a la hora de abordar la situación. Las empresas suministradoras, suministrar la energía. Las diferentes Administraciones, invertir, garantizar los derechos de los usuarios, supervisar la actividad de las empresas y sancionarlas por incumplimiento de sus obligaciones llegado el caso. Invertir en la transición energética, garantizando a la vez que nadie quede rezagado y a nadie se le vulneren sus derechos, y hacer didáctica con ello hacia la ciudadanía, a la que hay que preparar para el cambio.
Ese situar las responsabilidades de manera correcta, incluye una fuerte apuesta por la transparencia, además de en la factura, en las inversiones, en las fuentes, en los beneficios y en la calidad de las infraestructuras. Debemos asistir al fin del oscurantismo en esta cuestión.
Ante la sociedad, en su conjunto, se abre un proceso de preparación de los diferentes actores de la transición. Esto no es fácil, ni va de “quién es el más verde”. Como ya he señalado, la magnitud de los cambios nos debe hacer impedir que la urgencia (que existe) lleve al voluntarismo. Desde esa óptica, yo destacaría las siguientes aportaciones realizadas por las diversas personas participantes.
A estas alturas del siglo XXI resulta inconcebible que aún existan quiebras en el suministro de energía eléctrica. Asunto que debería estar plenamente garantizado para el 100% de la población que paga por ello
A estas alturas del siglo XXI resulta inconcebible que aún existan quiebras en el suministro de energía eléctrica. Asunto que debería estar plenamente garantizado para el 100% de la población que paga por ello. La acción conjunta y decidida de las ciudades que aún sufren, por diversos motivos, cortes en el suministro, es un paso importante de cara a presionar tanto a las Administraciones competentes como a las empresas suministradoras, para que zanjen de una vez este tema.
Todas las medidas que se adopten deben debatirse y consensuarse hasta la extenuación, valorando causas y consecuencias y adoptando criterios que impidan retrocesos en las medidas adoptadas. De ahí la importancia de la didáctica a la que me refería anteriormente. Por citar un ejemplo, la implantación del vehículo eléctrico ha de llevar aparejada la certeza de que existirán suficientes puntos de recarga en la totalidad del territorio y, por supuesto, que sean limpias las fuentes energéticas de esa electricidad.
Hay que evitar el riesgo de creer en medidas “estrella”, muy impactantes, sino está garantizada la alternativa que suplirá las consecuencias de las mismas. El cierre de centrales nucleares o de carbón debe prever el futuro laboral, social y económico de la comarca afectada por el mismo, o será una medida perjudicial a medio plazo. La instalación, cuando sea necesario, de líneas de alta tensión, ha de considerar que paisajísticamente puede resultar una distorsión, incluso grave, pero también que el soterramiento de las mismas, puede resultar peligroso e impedir usos futuros del suelo.
En el hábitat urbano conviene acompasar los cambios a nuestro propio ritmo vital o a nuestras acendradas costumbres cotidianas, además de a la realidad económica, so pena de fracasar socialmente a la hora de implantar las medidas
Y finalmente, en el hábitat urbano conviene acompasar los cambios a nuestro propio ritmo vital o a nuestras acendradas costumbres cotidianas, además de a la realidad económica, so pena de fracasar socialmente a la hora de implantar las medidas. Cambiar las calderas de calefacción, las puertas, ventanas y cerramientos comunitarios o colocar paneles solares en los techos, no puede provocar la desafección vecinal o la ruptura convivencial. La plantación de árboles en las ciudades no puede ser “a tuti plen” y porque alguna empresa se ofrezca a ello, sin pensar, paralelamente, en las posibles reposiciones, podas, cuidados, efectos de las raíces en la vía pública, etc, y por supuesto, en las partidas presupuestarias que se destinan al mantenimiento de la ciudad.
En definitiva, una gran jornada para abrirnos horizontes y mostrarnos que el futuro nos traerá una gran revolución cultural y vital, para la que hay que prepararse ineludiblemente, con información contrastada y conciencia ciudadana. Mi enhorabuena a la Asociación para la Transición energética y al Independiente de Granada por su importante contribución a un debate que nos cambiará la vida.