El fondo de la cuestión (I). La Radiotelevisión pública
Empiezo una serie de post llamada "El fondo de la cuestión" en la que pretendo, sin acritud, reflexionar sobre algunas decisiones y líneas políticas adoptadas por el Gobierno de España, intentando ir al fondo del asunto y procurando esbozar algunas causas y consecuencias de dichas decisiones. Por dos motivos. Porque dichas decisiones existen y afectan a la vida de la gente, aunque haya a quienes les chirríen las mismas. Y porque ya se encargan otros de hacer ruido y vomitar odio y rencor hacia el gobierno de la nación, obviando las decisiones políticas que se están adoptando.
La voluntad inequívoca del gobierno de poner coto al "chiringuito" hediondo en que se había convertido la Televisión publica a los ojos de cualquier espectador medianamente sensato, se plasmó en dicha renovación que ha actuado con criterios profesionales y técnicos, buscando el servicio público. Algo tan alejado de lo que existía que no me sorprende la furibunda reacción de quienes se consideraban dueños absolutos del "negociado"
Era urgente la renovación de los órganos rectores de la radiotelevisión publica y ésta se ha acometido, bien es cierto que de manera provisional, y tras fracasar diversos intentos de hacerlo en sede parlamentaria. La voluntad inequívoca del gobierno de poner coto al "chiringuito" hediondo en que se había convertido la Televisión publica a los ojos de cualquier espectador medianamente sensato, se plasmó en dicha renovación que ha actuado con criterios profesionales y técnicos, buscando el servicio público. Algo tan alejado de lo que existía que no me sorprende la furibunda reacción de quienes se consideraban dueños absolutos del "negociado".
Queda mucho por hacer, que duda cabe, pero basta una mirada no excesivamente profunda para constatar una cierta disminución de contenidos chabacanos y una evidente mejora en los índices de pluralidad informativa del debate político. Yo no he dejado de ver en los debates a periodistas de La Razón (y me parece bien), a representantes de todos los Grupos políticos (y me parece mejor), y he visto varios informativos en cuyos titulares aparecían críticas al gobierno, bien por sus políticas, bien por alguno de los "escándalos" aireados por otros medios de comunicación. Hasta el punto de que la crítica, en este último caso, ha versado sobre el hecho de que dichas noticias han "tapado" referencias a la ola de violencia machista que hemos vivido en España (crítica que comparto plenamente).
No deja de sorprender, por tanto, la exageración en las críticas, que no han cesado ni siquiera después de la comparecencia parlamentaria de la administradora provisional, que ofreció una lección de profesionalidad, de independencia, de decencia y de solvencia, que bien harían algunos y algunas, en guardar en la hemeroteca y repasar de vez en cuando
Ya ocurrió con el gobierno de Zapatero. Mucha gente acusó a los socialistas de "buenismo" por buscar pluralidad y libertad en los medios de comunicación públicos. Nos decían "las derechas no actuarán igual", como así ha sido. No deja de sorprender, por tanto, la exageración en las críticas, que no han cesado ni siquiera después de la comparecencia parlamentaria de la administradora provisional, que ofreció una lección de profesionalidad, de independencia, de decencia y de solvencia, que bien harían algunos y algunas, en guardar en la hemeroteca y repasar de vez en cuando.
Quedará para el recuerdo su expresión "a ustedes les importa la radiotelevisión pública sólo cuando la controlan". Pues eso, yendo al fondo, al gobierno de España y al PSOE le importan la radiotelevisión pública siempre. porque es un servicio público. Una radiotelevisión pública de calidad, independiente, plural, seria, que informe y que forme. Como la que se abre paso en nuestro país. La mejor e infalible prueba de ello es que las derechas nacionales no lo soportan, no lo desean, no la quieren así. Añoran los tiempos de la manipulación, la intoxicación, la parcialidad y el uso partidario de los medios públicos. Igual que los medios privados que las jalean y alientan.
Pero los medios públicos no están para eso. Va siendo hora de que se asuma para siempre.