'Dormir menos, vivir menos'
Nos han explicado que en este mes de octubre se ha reducido el paro más que en ningún octubre anterior, algo que hay que celebrar tanto como criticamos cuando sucede lo contrario, pero se ve que los españoles seguimos atados a problemas que nos atosigan, dado que buena parte de la población tiene que acudir a la ayuda de somníferos para dormir porque la mitad de los ciudadanos sufren problemas de sueño. Tanto es así, que esta semana el Congreso ha aprobado una proposición no de ley para instar al Gobierno a tomar medidas que atajen las dificultades para conciliar el sueño a la vez que se forma a los sanitarios en esta cuestión.
Así, percibieron que aquellas personas de 50 años que dormían menos de cinco horas tenían un 30% más de posibilidades que el resto de padecer una enfermedad crónica; el porcentaje se incrementaba al 40% cuando alcanzaban los 70 años
Me parece fenomenal, sobre todo porque no es un problema únicamente de España, sino de todo el mundo a tenor de los datos de la Organización Mundial de la Salud, que calcula que el 50% de la población mundial adulta y el 24% de los niños carecen de un sueño de calidad.
¿Y qué efectos tiene no dormir bien en nuestra salud? Para eso han trabajado un grupo de investigadores del University College London, con intención de cuantificar y estipular los riesgos de dormir menos de seis horas. Los científicos han seguido la evolución de 8.000 personas de 50 años libres de enfermedades crónicas que cada lustro comunicaban sus horas habituales de sueño, durante 25 años. Así, percibieron que aquellas personas de 50 años que dormían menos de cinco horas tenían un 30% más de posibilidades que el resto de padecer una enfermedad crónica; el porcentaje se incrementaba al 40% cuando alcanzaban los 70 años.
Esto significa que no estamos hablando de ninguna broma. Dormir poco nos encamina a una muerte más cercana, a una vida más corta y también menos placentera
Se trata de enfermedades tan comunes y peligrosas como: cáncer, ictus, enfermedad obstructiva crónica (EPOC), depresión, párkinson, diabetes, fallo cardíaco, artritis, enfermedad hepática y enfermedad renal. Esto significa que no estamos hablando de ninguna broma. Dormir poco nos encamina a una muerte más cercana, a una vida más corta y también menos placentera.
P de factores perpetuantes, que cronifican nuestro insomnio por malos hábitos, como leer en la cama, ver pantallas electrónicas o televisión antes de dormir, cambio de horarios e incluso hacer siestas excesivamente largas
El hecho es que los gobiernos que pretenden atajar este problema son, en gran parte, quienes los producen. ¿Por qué duerme poco la gente? Los especialistas hablan de las 3 Ps: P de personalidad excesivamente exigente, que trata de prever las consecuencias de todos sus actos; P de precipitante, relacionado con factores como el ruido o algunos problemas que no abandonan nuestra mente y se hacen más visibles en el momento de irnos a dormir; y por último, P de factores perpetuantes, que cronifican nuestro insomnio por malos hábitos, como leer en la cama, ver pantallas electrónicas o televisión antes de dormir, cambio de horarios e incluso hacer siestas excesivamente largas.
Sinceramente, creo que los motivos de que cada vez durmamos menos no se pueden encontrar únicamente en que veamos la tele sobre la cama, aunque también ocurra, sino en el hecho de que cada vez haya más dificultades para que nuestra mente esté en paz.
Visto de esta forma, lo realmente curioso es que todavía haya una mitad de la población que sea capaz de conciliar el sueño pacíficamente
Es verdad que ha bajado el paro en el último mes, pero eso no significa que no haya crecido el número de familias en riesgo de exclusión social, y eso puede quitar el sueño a cualquiera. Asimismo, cada vez es más habitual encontrarse a personas que buscan un segundo empleo porque con el primero no les alcanza a vivir dado el raquítico sueldo con el que se ven obligados a cubrir los gastos de su familia completa, y esa tampoco es una situación que conlleve paz; igualmente, nos bombardean (nunca mejor dicho) con información alarmante sobre el momento en el que caerán sobre nuestras cabezas los explosivos nucleares rusos, lo cual permite que nuestra imaginación vuele tanto que no deje espacio al sueño; eso sin contar con las pandemias, el cambio climático, la inflación… Visto de esta forma, lo realmente curioso es que todavía haya una mitad de la población que sea capaz de conciliar el sueño pacíficamente.
Aunque vaya en contra de mi profesión, solo con reducir la cantidad de horas frente a la televisión, un sector de la población podría recuperar sus ganas de dormir, porque el miedo que se extiende como el virus más letal se trasmite especialmente a través de la pequeña pantalla, así como de internet. Es importante estar informado, pero eso no significa que haya que obsesionarse con las noticias que nos llegan.
Y aquellos a los que más habría que ayudar para que durmieran más horas y que estuvieran más descansados tendrían que ser a todas esas mentes lúcidas que nos están abocando a este mundo caótico. Estaría bien hacerles incluso una cura de sueño de varios días para que después reflexionaran con soltura y dispusieran de mayor sagacidad para acabar con la guerra, recuperar la sintonía con la naturaleza, solidarizarse con los más necesitados, buscar alternativas menos dañinas para los ciudadanos que una inflación desmesurada o evitar que un nuevo virus paralice nuestra sociedad.