'Billie Eilish sigue haciendo pop masivo a su manera'

Blog - Un blog para melómanos - Jesús Martínez Sevilla - Miércoles, 12 de Junio de 2024
Billie Eilish – 'HIT ME HARD AND SOFT'.
Portada de 'HIT ME HARD AND SOFT', de Billie Eilish.
Discos Marcapasos.
Portada de 'HIT ME HARD AND SOFT', de Billie Eilish.

No se me ocurren muchas superestrellas del pop cuya trayectoria pueda compararse a la de Billie Eilish. La californiana se convirtió en la primera artista viral de la generación Z siendo aún una adolescente. WHEN WE ALL FALL ASLEEP, WHERE DO WE GO? (2019) arrasó a todos los niveles: obtuvo el aplauso crítico, encabezó las listas de ventas y le granjeó nada menos que cinco premios Grammy, incluidos los cuatro grandes. Gracias sobre todo al éxito de su single “Bad Guy”, con su estilo minimalista, chulesco y hasta siniestro, los estereotipos del pop millenial (esos estribillos coreados y épicos, esa producción expansiva, ese hedonismo inocente) quedaron repentinamente obsoletos. Todo esto antes de alcanzar la mayoría de edad, y como fruto de su colaboración, no con un equipo de superproductores, sino con su hermano Finneas. El sonido que ambos diseñaron, un electropop sofisticado con influencias que van del hip hop al jazz vocal clásico, estaba hecho a medida para arropar la voz de Eilish, y pese a su acabado profesional evocaba la autenticidad del bedroom pop que en esos años estaba arrasando entre los oyentes más jóvenes. En una palabra: Eilish reinventó el pop para la década actual.

No conforme con esto, Eilish ganó dos Óscar (por “No Time To Die”, de la última película de James Bond, y por “What Was I Made For?”, su magnífica contribución a la banda sonora de Barbie) y arrasó de nuevo con su segundo álbum, Happier Than Ever (2021), que llegó al número uno en veinticinco países

No conforme con esto, Eilish ganó dos Óscar (por “No Time To Die”, de la última película de James Bond, y por “What Was I Made For?”, su magnífica contribución a la banda sonora de Barbie) y arrasó de nuevo con su segundo álbum, Happier Than Ever (2021), que llegó al número uno en veinticinco países. Un disco que personalmente disfruté mucho y en el que habló de los efectos de la fama en su vida, pero que con el paso del tiempo se ha desdibujado un poco en el panorama del pop contemporáneo. Quizás por lo disperso: se trataba de un disco largo, con canciones muy dispares entre sí y al que, pese al hilo temático que lo unía todo, le faltaba algo de coherencia sonora en comparación con su debut. Diría que esa es la razón por la que su nuevo álbum, HIT ME HARD AND SOFT, me gustó de inmediato: no solo tiene un tracklist más depurado, con sus diez cortes y 43 minutos, sino que además desde la primera escucha es evidente la unidad del proyecto a nivel sonoro.

El disco está atravesado por motivos, tanto líricos como melódicos, que reaparecen en distintos puntos y refuerzan la sensación de que se trata de un disco más unificado y redondo

El tono es, en general, bastante calmado, aunque no por ello menos interesante: se trata de un disco de ruptura, con la mayor parte de sus canciones dedicadas a examinar las complejidades emocionales de las relaciones amorosas y de su disolución. La producción vuelve a ser más bien minimalista, aunque con mayor protagonismo de las guitarras, sin renunciar a los sintes, pero en registros más apagados o ambientales. Además, el disco está atravesado por motivos, tanto líricos como melódicos, que reaparecen en distintos puntos y refuerzan la sensación de que se trata de un disco más unificado y redondo. No solo eso, sino que muchos de los temas parecen estar compuestos de retazos de composiciones, yuxtapuestas para crear suites donde cada sección pone sobre la mesa una emoción distinta y, en conjunto, todas quedan reforzadas. Si bien esto no siempre sale del todo bien: en “BITTERSUITE”, cuyo título alude a ese carácter de collage, la estructura en tres partes resulta algo carente de dirección y no termina de funcionar. Esto a pesar de que la segunda parte combina pedazos de las letras de varias canciones con la música de la primera parte de “L'AMOUR DE MA VIE” con sorprendente pericia.

La fantástica primera canción del álbum, “SKINNY”, introduce la temática de la ruptura aún no superada, además de señalar con habilidad los comentarios que hace la gente relacionando su peso con su estado de ánimo

En términos generales, no obstante, la sensación de estar escuchando una sola pieza dividida en partes beneficia al álbum. Así, por poner el ejemplo más claro, la fantástica primera canción del álbum, “SKINNY”, introduce la temática de la ruptura aún no superada, además de señalar con habilidad los comentarios que hace la gente relacionando su peso con su estado de ánimo. Entonces, una sección de cuerdas toca una melodía romántica que hipnotiza desde la primera vez. Posteriormente, esta melodía será el núcleo de la triunfal segunda parte de “THE GREATEST”, un clímax casi tan satisfactorio como el de “Happier Than Ever”, donde Billie revela que su obsesión con esta relación se debe a que siente que nunca fue realmente correspondida. Y por último, en “BLUE”, el último tema, Eilish señala que comprende a su ex, que no lo culpa de nada, y que acepta la ruptura, pero que aun así no puede escapar de una profunda tristeza; y el melancólico motivo melódico reaparece para reforzar esta sensación.

También hay aquí canciones más inmediatas y radiables, entre las que destaca el single “LUNCH”. Dedicada a una mujer por la que siente una pasión irrefrenable, su deliciosa sección rítimica brilla por su sencillez, mientras que las guitarras aportan el colorido necesario y Eilish hace el resto con su carismática interpretación

Naturalmente, también hay aquí canciones más inmediatas y radiables, entre las que destaca el single “LUNCH”. Dedicada a una mujer por la que siente una pasión irrefrenable, su deliciosa sección rítimica brilla por su sencillez, mientras que las guitarras aportan el colorido necesario y Eilish hace el resto con su carismática interpretación. Algo menos exitoso me parece el intento de recuperar el sonido inquietante y beligerante de sus primeros tiempos en “THE DINER”. Escrita desde el punto de vista de un acosador que llegó a colarse en su casa en la vida real, el exceso de efectos en su voz y los pequeños toques exóticos de la producción hacen que pierda consistencia e impacto. Y también siento que una de las grandes baladas del disco, “WILDFLOWER”, es demasiado obvia en cuanto al sonido que va buscando, aunque aborde una cuestión interesante que da más complejidad emocional al álbum: la culpa de Eilish por traicionar a una amiga al empezar a salir con el ex de aquella.

El nivel del resto del tracklist es altísimo. “BIRDS OF A FEATHER” tiene una base sencilla y elegante, con esos sintes cíclicos, y sobre todo una progresión melódica perfecta

El nivel del resto del tracklist es altísimo. “BIRDS OF A FEATHER” tiene una base sencilla y elegante, con esos sintes cíclicos, y sobre todo una progresión melódica perfecta. “CHIHIRO” se asoma a un terreno más funky, aunque igualmente relajado, combinando un delicioso bajo y una percusión sutil con una forma de cantar casi susurrante. En la segunda mitad, aparece un beat algo más animado, casi disco, pero el tema despliega una contención muy favorecedora: nunca llega a estallar y eso es lo que engancha. Lo contrario sucede con “L'AMOUR DE MA VIE”, que tiene dos partes totalmente contrapuestas, pero igual de buenas. La primera repite los exitosos juegos de Eilish con la bossa nova: la melodía es, de nuevo, maravillosa, y Billie demuestra sus impresionantes habilidades como vocalista. Es capaz de mantener el equilibrio entre el humor y el despecho en ese relato medio irónico según el cual, al contrario de lo que indicaba en “THE GREATEST”, ella nunca estuvo tan enamorada de su ex como él de ella. Después, de pronto, el tono cambia y la canción se convierte en un hit de synth-pop ochentero en el que celebra a voz en grito el fin de la relación; un giro de ciento ochenta grados ejecutado a la perfección.

Eilish ha demostrado una vez más que es una artista de pop diferente, que se mueve en otras coordenadas a las del resto de estrellas de su nivel de popularidad

En fin, creo que Eilish ha demostrado una vez más que es una artista de pop diferente, que se mueve en otras coordenadas a las del resto de estrellas de su nivel de popularidad. En una primavera en la que la mayoría de grandes divas han tenido lanzamientos decepcionantes (Dua Lipa ha sacado esa nadería llamada Radical Optimism; Taylor se ha estrellado a nivel crítico y entre parte de sus fans con el larguísimo y poco innovador The Tortured Poets Department; incluso Beyoncé se ha quedado lejos del nivel de sus últimos trabajos con su irregular experimento country, Cowboy Carter), la californiana ha dado un nuevo paso adelante en su carrera. Al mismo tiempo, Billie exhibe también un afinado sentido del humor en lo relativo a las presiones que implica ser una estrella del pop: lo último que se escucha en el disco es a la propia cantante preguntándose, en un eco de lo que probablemente piensen sus insaciables fans, “When can I hear the next one?”. Por mí, cuando tú quieras, Billie; no tengas prisa si el resultado es así de bueno.

Puntuación: 8.1/10

Imagen de Jesús Martínez Sevilla

(Osuna, 1992) Ursaonense de nacimiento, granaíno de toda la vida. Doctor por la Universidad de Granada, estudia la salud mental desde perspectivas despatologizadoras y transformadoras. Aficionado a la música desde la adolescencia, siempre está investigando nuevos grupos y sonidos. Contacto: jesus.martinez.sevilla@gmail.com