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'Bailanta Araceli: frecuencias del punk'

Blog - Un blog para melómanos - Jesús Martínez Sevilla - Miércoles, 29 de Octubre de 2025
Crisanteemos, durante su actuación del pasado viernes.
Paul Rodie
Crisanteemos, durante su actuación del pasado viernes.

Llevábamos tiempo sin saber de ella, pero, después de más de un año, la profesional favorita de los melómanos granadinos volvió a dar señales de vida. La misteriosa y evanescente Profesional Araceli nos convocaba la noche del viernes 24 de octubre en el Planta Baja para un evento que prometía diversión y múltiples oportunidades para menear el bullarengue: su primera “Bailanta”. El programa reunía a cuatro grupos locales, tan interesantes como diversos, unidos quizás por representar frecuencias e intensidades muy distintas de la gran familia del punk.

La noche la inauguraba el grupo más joven: Pegamento, que debutaba en Granada. Sus canciones tienen la adictiva simplicidad y el humor ácido que caracteriza a los mejores temas del género

La noche la inauguraba el grupo más joven: Pegamento, que debutaba en Granada. Esta banda había lanzado hace unos meses en Bandcamp su primera grabación, DEMO INSTANTÁNEA, y ayer presentaban la edición de la misma en casete; se puede adquirir online y en su elaboración han participado colectivos DIY del pedigrí de Poder Adolescente o Andalucía Über Alles, entre otros. El grupo tiene una propuesta de punk rock bastante directo, sencillo en sus formas y agresivo en su presentación: mientras que los instrumentistas tocaban desde el escenario, el cantante, Víctor, pasó todo el concierto entre el público, gritando las letras a la cara de los asistentes y chocando contra unos y otros en cuasi pogos constantes. Si bien se notó que era su primer concierto en un escenario como el del Planta (en alguna canción hicieron una salida en falso), la energía era la adecuada y el público, aunque algo escaso en este primer momento, respondió muy bien. Además, sus canciones tienen la adictiva simplicidad y el humor ácido que caracteriza a los mejores temas del género. Fue una introducción de lo más adecuada a la velada.

A continuación les tocó el turno a Blanca Adelfa. Ya hablé de este trío en mi última “Crónica del underground granaíno”, y fue interesante verlas de nuevo en un contexto muy diferente, porque me permitió apreciar más las conexiones de su propuesta con el punk. Pese a que estas son claramente más tenues que las del resto de bandas del cartel (se me ocurren pocas cosas menos punk que el toque shoegaze de “El túnel”), están ahí: en las angulares líneas de bajo, que recuerdan al post-punk clásico, de “Algo tan bonito para ti”; en el riff de guitarra casi pop punk de “En mis sueños”; en el estilo de Candela a la batería, sencillo y constante; y sobre todo en el sentido del humor absurdista que despliegan sobre el escenario. En ese sentido, las tres estuvieron mucho más sueltas que en el concierto de “vuelta al cole” de hace un mes, haciendo chascarrillos constantes (“hola, somos Blanda Acelga”; “nos quedan dos canciones: la penúltima y la última”), saludando a la escurridiza promotora del evento (“¡ahí está, en la mesa del merch!”) y, en general, demostrando que estaban en su salsa.



Blanca Adelfa, las Supernenas del rock granadino. Foto de Paul Rodie

No obstante, esta vez el sonido no acompañó demasiado a su actuación: la guitarra de Irene sonaba demasiado fuerte, en los primeros temas apenas se oía el bajo de Sara, y hasta casi el final las voces de ambas se escuchaban bastante mal. Quizás por eso, me pareció que al principio estaban algo frías en sus interpretaciones, menos conjuntadas que en otras ocasiones. Sin embargo, en los pasajes instrumentales más cañeros se dejaban llevar y sí que te enganchaban por completo. Diría que, aparte del que ya es su tema estrella, “Hago todo sin pensar”, la canción que más brilló fue “TLP”, con su pegadizo estribillo y sus fantásticas armonías vocales. Dejaron también una cover de “El día no me da”, de las cántabras Repion, y una interesante intro (“una fuga de estas de Vivaldi”) antes del último tema, que nos tienen expectantes para su próximo single, “La Playa”, que saldrá a principios de noviembre.

Los terceros en subirse al escenario fueron Crisanteemos. El power trio formado por César, Gonzalo y Lutzio venía de editar su primer LP, VOLUMEN I, en abril, pero para mí fueron un descubrimiento

Los terceros en subirse al escenario fueron Crisanteemos. El power trio formado por César, Gonzalo y Lutzio venía de editar su primer LP, VOLUMEN I, en abril, pero para mí fueron un descubrimiento. Su sonido bebe de fuentes muy diferentes: tienen canciones de rock and roll con un divertido punto garagero y otras en las que te engulle una oscuridad muy post-punk; hay momentos de heavy psych, donde la batería se acerca a la morosa intensidad del doom y la guitarra está saturada de fuzz, y otros en los que a los ritmos motorik les acompañan guitarras distorsionadas propias del noise. A todo ello contribuyen los pedales que construye el propio César desde LofiMind Effects. En cualquier caso, su actuación terminó de calentar al público: especialmente a partir de la surfera y coreable “Ya no tomo café”, todo el mundo se puso a dar brincos. Para cuando llegaron a sus últimas canciones, las primeras filas estaban entregadas, bailando absolutamente todo lo que tocaban. A ello contribuyó mucho la expresividad de su frontman, César: su forma de cantar, casi a gritos, sí que es punk puro, y toca la guitarra con tal vehemencia que en una ocasión golpeó sin querer el stand del micro y estuvo a punto de tirarlo fuera del escenario. De hecho, bajó a darse algún paseo entre la concurrencia, excitando aún más sus ganas de marcha. En suma: un concierto de lo más completo.



sprgrs, desatando la locura. Foto de Paul Rodie

Aun así, el plato fuerte, todos lo sabíamos, eran sprgrs. Es difícil transmitir con palabras el nivel de caos que desataron

Aun así, el plato fuerte, todos lo sabíamos, eran sprgrs. Esta banda nacida de las cenizas de Sky Bacon se ha convertido en uno de los grupos más emblemáticos a nivel internacional del egg punk, esa espídica versión del género que parece pasada por un denso filtro de dank memes y humor zoomer, todo guitarras estridentes y ritmos digitales. Es difícil transmitir con palabras el nivel de caos que desataron. Especialmente Alberto, el bajista, parecía poseído: corría de un lado para otro o sin moverse del sitio, jaleaba al público entre canciones con frases disparatadas pronunciadas con una especie de sorna furiosa (“¡llegan los Payasos de la Tele!”, “¿¡quién está enfadado aquí!?”, “¿¡os gusta el jazz!?”, “¡qué punki esto!”) y tocaba contorsionándose de las formas más extrañas posibles. Aunque Violeta, la teclista, no le va a la zaga: su forma de bailar y cantar, contoneando todo su cuerpo de un lado a otro de forma violenta y poniendo los ojos en blanco, te lleva a plantearte cómo de difícil será encontrar a un exorcista. Darío y Juanfran son algo más comedidos en su expresividad, pero, al no tener batería, están los cuatro juntos en la parte delantera del escenario, lo que intensifica la experiencia.

El grupo estaba presentando su primer álbum, polígono industrial, que salía ese mismo día, pero no tocaron ni un tema del mismo hasta llegar a la última canción

Aquí sí que no hubo ya ni un segundo de relax: de principio a fin, cada ser humano allí presente estuvo pegando botes. La locura fue tal que Darío llegó a romper una cuerda de su guitarra (“ha sido el rock and rollllll”), por lo que necesitó que le trajeran otra del backstage sobre la marcha. También fue descacharrante el momento en que Juanfran pidió un aplauso para sus alumnos de 4º de la E.S.O. allí presentes (“¡alumnos, aprended!”, terció Alberto, con ese tono entre travieso y demente). Lo más gracioso del asunto es que el grupo estaba presentando su primer álbum, polígono industrial, que salía ese mismo día, pero no tocaron ni un tema del mismo hasta llegar a la última canción. En ese momento, Darío se puso a tocar la batería, lo que elevó aún más la intensidad; después, Candela de Blanca Adelfa lo sustituyó en las baquetas mientras él hacía crowdsurfing, y para terminar tocaron a cuatro manos mientras la gente lo daba todo una última vez. Ese pogo final fue tan frenético que, por mi seguridad, y pese a sentirme viejo por ello, preferí quedarme al margen.

Alberto se encargó de comunicarnos con su característica asertividad que había llegado el final del evento (“ARACELIIIIIII. A VUESTRA CASA YA”) y nos marchamos sudorosos, eufóricos y agotados. Supongo que, más allá del aspecto sonoro, esa sensación es la que deja el buen punk, en cualquiera de sus formas. Esperemos que nuestra amiga Araceli vuelva pronto con más Bailantas. Aunque quizás esté bien que pasen algunos meses para poder recuperarnos: todavía me duelen las rodillas.

 

Imagen de Jesús Martínez Sevilla

(Osuna, 1992) Ursaonense de nacimiento, granaíno de toda la vida. Doctor por la Universidad de Granada, estudia la salud mental desde perspectivas despatologizadoras y transformadoras. Aficionado a la música desde la adolescencia, siempre está investigando nuevos grupos y sonidos. Contacto: jesus.martinez.sevilla@gmail.com