Aproximación a Ítrabo durante la II República y la guerra: el alcalde Manuel Calderón Gutiérrez y la represión (I)

Blog - Foro de la Memoria - José María Azuaga Rico - Sábado, 25 de Junio de 2022
Este es el resultado del extraordinario, por completo y minucioso, trabajo de investigación del historiador José María Azuaga Rico sobre la represión franquista en Ítrabo y el proceso por parte de los sublevados al alcalde socialista del municipio Manuel Calderón, del que te ofrecemos la primera parte. Una historia que realza nuestro Foro de la Memoria.
El alcalde de Ítrabo Manuel Calderón Gutiérrez.
El alcalde de Ítrabo Manuel Calderón Gutiérrez.
En este trabajo se sigue una secuencia cronológica. Centrado sobre todo en la persona de Manuel Calderón Gutiérrez, nos referiremos a su primera etapa como alcalde de Ítrabo, desde la proclamación de la Segunda República hasta enero de 1934, fecha en que deja el cargo. Continuaremos con su segunda fase, desde marzo de 1936. Seguidamente, abordaremos tanto el periodo republicano de la guerra como el franquista, con especial referencia a las víctimas que hubo, así como al proceso judicial que le siguieron los sublevados, y que concluyó con su condena a muerte y ejecución. Finalizaremos con nuestra interpretación de este proceso y con algunas de las conclusiones que se pueden extraer de esta historia. En este trabajo queda también de manifiesto, como ocurrió en general en el conjunto de España, que la violencia no fue la misma, si se comparan la etapa republicana y la franquista.

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La Segunda República y la Guerra Civil han sido poco investigadas en numerosos pueblos de España, aunque su estudio, desde esa perspectiva, puede contribuir a conocer mejor las dimensiones de ambas etapas históricas. La investigación de lo ocurrido con el alcalde de Ítrabo Manuel Calderón Gutiérrez, muestra los esfuerzos que se llevaron a cabo por mejorar la situación del pueblo durante la Segunda República y también las dramáticas consecuencias del programa represor que desencadenó el golpe de Estado de julio de 1936. Hasta los lugares más recónditos del país se vieron alcanzados por la violencia desatada, como ocurrió con este pequeño pueblo de la comarca de la Costa Granadina, que tenía unos dos mil habitantes en los años 30 del siglo XX[1].

Este trabajo ha sido posible gracias a la generosidad de muchas personas a las que queremos manifestar nuestra gratitud: Jacqueline López Ligero, Juan José Ayala Carbonero, Rocío Carrascosa Romero, Antonio Jesús Carrascosa Valverde, Manuel Domínguez García, Andrés Fernández Martín, Santiago Fernández Venegas, Ángeles Micas Montoro, Manuel Prados González, Miguel Ángel Rubio Mirón, Miguel Ruiz Alonso y Miguel Sánchez Contreras. Pero cualquier error que haya en el mismo es de la exclusiva responsabilidad del autor.

Ojalá sirva este estudio para el conocimiento de nuestro pasado y para el debate sereno y respetuoso.

Los primeros pasos del Ayuntamiento de Ítrabo al proclamarse la República

El 14 de abril de 1931 se proclamaba en España la Segunda República como consecuencia inmediata del resultado de unas elecciones municipales celebradas dos días antes. Los comicios se habían concebido como un plebiscito en el que se iba a dirimir la forma del Estado, más allá de la renovación de los Ayuntamientos que es para lo que habían sido convocados en sentido estricto.

Los resultados fueron favorables a los candidatos monárquicos en la mayoría de los pueblos, como ocurrió en Ítrabo, pero no en la mayor parte de las capitales de provincia

Los resultados fueron favorables a los candidatos monárquicos en la mayoría de los pueblos, como ocurrió en Ítrabo, pero no en la mayor parte de las capitales de provincia. Todo ello ha sido concebido como una muestra del apoyo popular a la República pues, aunque llegó a haber más concejales monárquicos que republicanos, tal hecho se debió a la actuación caciquil, mientras que en las ciudades, donde la organización social en contra de los caciques era mayor y se podían impedir sus maniobras, el resultado fue en favor de la República.

El último Ayuntamiento monárquico de Ítrabo había estado presidido por Constancio González, acompañado por los concejales Alberto González y Juan González. Eran quienes formaban la comisión municipal permanente de este pueblo.

Su nombramiento se produjo en aplicación del artículo 29 de la ley electoral de 1907, lo que quería decir que no se habían celebrado elecciones en el pueblo, al presentarse una sola candidatura, y ese artículo indicaba que los componentes de la misma pasaban automáticamente a ser concejales

El nuevo Ayuntamiento estaría formado por diez concejales, aumentando, por tanto, en siete. Eran Constancio González González, Juan González García, Alberto González García, Francisco Jerónimo Martín, José Bustos González, Joaquín Pretel Sáez, Eusebio García Gutiérrez, Avelino Bustos Sáez, Daniel Carrillo Alabarces y Manuel Calderón Gutiérrez. Todos eran monárquicos, tal como señalaba El Defensor de Granada, y pertenecían a distintas corrientes del monarquismo: cinco eran centristas; cuatro, albistas, y, uno, “monárquico indeterminado” [2].

Su nombramiento se produjo en aplicación del artículo 29 de la ley electoral de 1907, lo que quería decir que no se habían celebrado elecciones en el pueblo, al presentarse una sola candidatura, y ese artículo indicaba que los componentes de la misma pasaban automáticamente a ser concejales. Así se señalaba en el acta municipal correspondiente[3]. El nombramiento de los ediles tuvo lugar el 5 de abril, lo que significa que no fue simultáneo a las votaciones, que se produjeron el día 12.

En lo que se refiere a quienes optaban a ser concejales, era preciso poseer alguna de las siguientes: haber desempeñado el cargo con anterioridad; haber sido propuesto por dos concejales o exconcejales del mismo municipio, o por la vigésima parte del número total de electores del distrito

La existencia y aplicación de esa normativa era contestada por su carácter antidemocrático. Para entender esto último, hay que tener en cuenta la presencia de otro artículo en la mencionada ley, el 24, que establecía las condiciones para la proclamación de los candidatos. En lo que se refiere a quienes optaban a ser concejales, era preciso poseer alguna de las siguientes: haber desempeñado el cargo con anterioridad; haber sido propuesto por dos concejales o exconcejales del mismo municipio, o por la vigésima parte del número total de electores del distrito ante las mesas formadas por el presidente y los dos adjuntos[4].

Pero el 14 de abril se proclamaba la República, en medio de una esperanzada y festiva movilización popular, y una de las medidas del Gobierno Provisional fue la destitución de los Ayuntamientos que se consideraba que habían quedado en manos del caciquismo

Con esos requisitos, resultaba muy arriesgado exponerse a ser candidato o expresar públicamente que se proponía a alguno. La España rural de la época de Alfonso XIII era una sociedad dominada por el caciquismo, donde la disidencia era castigada con la pérdida del puesto de trabajo o con cualquier otro tipo de maniobra de marginación social, que iban desde el acoso y la exclusión en los favores clientelares hasta la presión física. Por esas mismas razones, las personas de izquierdas no solían presentarse como candidatos, y difícilmente encontrarían a concejales o exconcejales monárquicos que los propusieran o a un electorado que se atreviese a hacerlo. Este sistema tenía su culminación, en el caso de que hubiera más de una candidatura y se llamase a las urnas, con la práctica generalizada del fraude electoral o pucherazo[5].

Pero el 14 de abril se proclamaba la República, en medio de una esperanzada y festiva movilización popular, y una de las medidas del Gobierno Provisional, a través de los gobernadores civiles de cada provincia, fue la destitución de los Ayuntamientos que se consideraba que habían quedado en manos del caciquismo. Es lo que ocurrió en Ítrabo con el consistorio antes señalado, y que llegó a reunirse los días 15, 18 y 25 de abril, así como el 2 de mayo, presidido por Constancio González González.

La destitución se produjo el 7 de mayo, por orden del gobernador civil, y se constituyó una Comisión Gestora Administrativa de carácter de interino. La formaban Manuel Calderón Gutiérrez, como presidente de la misma, y Juan Lozano Morata y Manuel Bustos Bayo, como vocales

La destitución se produjo el 7 de mayo, por orden del gobernador civil, y se constituyó una Comisión Gestora Administrativa de carácter de interino. La formaban Manuel Calderón Gutiérrez, como presidente de la misma, y Juan Lozano Morata y Manuel Bustos Bayo, como vocales. Calderón había mostrado en el pleno la credencial por la que el gobernador lo nombraba para ese cargo, y acordaron reunirse cada semana para que no sufriera retraso la administración municipal. Manuel Calderón dio por concluida la sesión con un ¡viva! a la República[6]. El paso siguiente sería la celebración de elecciones para que el Ayuntamiento representara la voluntad popular.

Primera etapa de Calderón como alcalde: mayo de 1931-enero de 1934

Mientras Calderón presidió el Ayuntamiento, en las actas del pleno se aprecia que se producen ciertas discusiones, pero no trasciende el contenido de las mismas, tan solo que eran “amplias” o “ligeras”, tal como escribía el secretario del consistorio, quien se limitaba, por lo general, a consignar los acuerdos. Los temas que se trataban tenían que ver, sobre todo, con el deseo de mejorar las infraestructuras del pueblo y el bienestar del mismo. Solo destacaremos algunos aspectos de la vida municipal.

En la caja había 3.273 pesetas. Y pronto se puso en marcha la modificación de símbolos; así, se acordó ese mismo día adquirir para la corporación una bandera de la República, un sello con el escudo de la misma, y “otro de franquicia donde sea sustituida la corona real por la corona mural”

Los recursos con los que contaba el Ayuntamiento quedaron de manifiesto en la sesión del 9 de mayo, al darse cuenta del arqueo que se había realizado. En la caja había 3.273 pesetas. Y pronto se puso en marcha la modificación de símbolos; así, se acordó ese mismo día adquirir para la corporación una bandera de la República, un sello con el escudo de la misma, y “otro de franquicia donde sea sustituida la corona real por la corona mural”[7]. El 6 de junio se decidía el cambio de nombre de la calle Real, que pasaba a denominarse del 14 de abril[8].

Las nuevas elecciones municipales tuvieron lugar el 31 de mayo. Los concejales elegidos se reunieron el 5 de junio, y votaron de entre ellos al alcalde, resultando con mayor número de votos Manuel Calderón Gutiérrez[9].

El Ayuntamiento apremió a la Diputación Provincial en octubre de 1932 para que la ejecutara, más aún cuando este organismo tenía liberados los fondos para llevarla a cabo

Las carencias en infraestructuras eran importantes, y el consistorio procuró resolverlas. Así, puso en marcha la construcción de un nuevo cementerio, pues el que existía se encontraba dentro del casco urbano y falto de espacio[10]. Igualmente, la mejora de los caminos vecinales, o la organización de la recogida de perros callejeros[11]. El tema de los caminos volvió a abordarse el 24 de octubre de 1931: el estado de las vías principales hacía “poco menos que imposible el tránsito por ellos de personas, animales y cosas de labor”, por lo que se acordó su reparación “en la parte más indispensable”[12]. Pero tardaba en ponerse en marcha la mejora, por lo que el Ayuntamiento apremió a la Diputación Provincial en octubre de 1932 para que la ejecutara, más aún cuando este organismo tenía liberados los fondos para llevarla a cabo. Consideraba el consistorio que, además del arreglo de esa infraestructura, tales trabajos iban a aliviar el paro que sufría la clase obrera del pueblo[13]. Asimismo, se arreglarían las calles que lo necesitaran con mayor urgencia, dentro de las disponibilidades presupuestarias[14]. El 16 de diciembre de 1933 volvió a plantearse el problema, en este caso por el mal estado de aquellas por las que solían circular las caballerías, en algunas de las cuales era “más forzado el piso por la pendiente”, y se decidió repararlas[15]. También preocupaba el agua de la que se abastecía la población. La conducción se encontraba en mal estado, y ante la proximidad de los calores del estío se temía la aparición de alguna epidemia, por lo que era imprescindible llevar a cabo las obras propuestas por la Junta Municipal de Sanidad, y se dio un voto de confianza al alcalde para que efectuase la limpieza y saneamiento de las aguas que surtían al pilar de la plaza Canalejas y el conocido como “El Moro”[16].

Manuel Calderón Gutiérrez, alcalde de Ítrabo.

Se abordó, asimismo, la cuestión de los cargos públicos que se consideraba que no estaban cumpliendo adecuadamente con sus obligaciones

Se abordó, asimismo, la cuestión de los cargos públicos que se consideraba que no estaban cumpliendo adecuadamente con sus obligaciones. Fue el caso del farmacéutico. El acta del 11 de julio, expresaba lo siguiente: “Dada cuenta de encontrarse residiendo con domicilio fijo en Almuñécar el Farmacéutico titular D. José Carrillo Pons, se le requiera para que en el improrrogable plazo de cinco días opte por seguir residiendo en la expresada Ciudad o trasladarla a esta Villa; pues como caso de persistir en continuar residiendo en la Ciudad de Almuñécar se le irrogan perjuicios a este Municipio, se incoará el oportuno expediente de destitución por abandono de destino”[17].

Se preguntó a los dueños de los establecimientos de bebidas si el farmacéutico, que ya había comunicado que se negaba a residir en Ítrabo, llevó a cabo algunas de las misiones que tenía encomendadas

El 5 de septiembre de 1931 se resolvía el expediente. Se preguntó a los dueños de los establecimientos de bebidas si el farmacéutico, que ya había comunicado que se negaba a residir en Ítrabo, llevó a cabo algunas de las misiones que tenía encomendadas, como la de realizar una inspección sanitaria en los mismos y la de analizar las bebidas. Todos declararon no haberle visto en sus establecimientos en ninguna época del año, por lo que Carrillo fue destituido del cargo de farmacéutico titular de Ítrabo[18].

Algo parecido ocurrió con el agente ejecutivo interino, Antonio Castilla Lorenzo. Se dio cuenta de su gestión, que se consideraba “fatal” en lo relativo a la recaudación de las cuotas por el repartimiento general de utilidades, por lo que fue destituido en sus funciones[19].

Se procuró también solucionar los conflictos entre vecinos, como ocurrió cuando se dio cuenta de la queja de varios de ellos contra Joaquín Pretel Sáez, que había realizado unas obras en la calle donde vivía, sin permiso municipal y perjudicándoles

Lo mismo pasó con Plácido Velasco Quiñones, inspector Municipal de Carnes y de Higiene y Sanidad Pecuarias, que residía en Motril. Se consideraba que estaba desatendiendo su función, por lo que también fue cesado y sustituido por otro[20].

Se procuró también solucionar los conflictos entre vecinos, como ocurrió cuando se dio cuenta de la queja de varios de ellos contra Joaquín Pretel Sáez, que había realizado unas obras en la calle donde vivía, sin permiso municipal y perjudicándoles. Era la calle de la Iglesia, sitio del Tajo, a la que dio distinta dirección a la que tenía desde tiempo inmemorial y construyó un paredón en el que habían acumulado cascajos y tierra para elevar el nivel de la calle. El asunto se dejó en manos del alcalde, que requeriría al vecino la solución del mismo[21].

El alcalde no era aún socialista, y ese mismo día el pleno del consistorio expresó una crítica a la organización local del PSOE. Se acusaba a algunos miembros de su junta directiva de llevar al ánimo de los obreros la mayor intransigencia posible en relación con el Ayuntamiento

El alcalde no era aún socialista, y ese mismo día el pleno del consistorio expresó una crítica a la organización local del PSOE. Se acusaba a algunos miembros de su junta directiva de llevar al ánimo de los obreros la mayor intransigencia posible en relación con el Ayuntamiento. Esos actos podían “degenerar en su día en otros de violencia o alteración del orden, y en evitación de ello y para salvar la responsabilidad que pudiera corresponder a este Aytº”, se acordó que el alcalde y cuatro concejales se desplazasen a Granada para entrevistarse con el gobernador civil y comunicarle lo que estaba pasando para prevenir cualquier incidente futuro[22]. La reunión se llevó a efecto, y la comisión que se desplazó a Granada quedó “satisfechísima” de la misma, considerando que quedaron robustecidas la autoridad y las atribuciones de la corporación[23].

La atención a la problemática social se expresó en distintas ocasiones, como cuando se decidió la participación en una comisión que abordaría la puesta en marcha de obras públicas municipales para “remediar la crisis de trabajo en el campo y formación de censo obrero y bolsas de trabajo”[24].

Otra muestra de la preocupación social de este Ayuntamiento se manifestó en su negativa a aplicar, pese a que lo permitía la ley, un impuesto sobre el consumo de bebidas y carnes, así como sobre el inquilinato

Otra muestra de la preocupación social de este Ayuntamiento se manifestó en su negativa a aplicar, pese a que lo permitía la ley, un impuesto sobre el consumo de bebidas y carnes, así como sobre el inquilinato. Cuando se abordó este último, se consideró que iba a redundar “en perjuicio de los más humildes, que constituyen la casi totalidad del vecindario, con alquileres de cincuenta pesetas anuales en su mayor parte”. Además, se perdería parte de la cantidad obtenida, al tener que crearse un sistema de recaudación, contratando a unas personas y poniendo en marcha una oficina[25]. En esa misma línea, se decidió, el 26 de diciembre, bajar el sueldo del auxiliar de secretaría y del recaudador municipal, “para aliviar al vecindario de las cargas presupuestarias de impuestos y repartimientos excesivos”. En 1932, cobraría cada uno 500 pesetas[26]. Igualmente, se puso en marcha la atención gratuita médico-farmacéutica y de partos a las familias pobres[27].

El interés por la enseñanza

En consonancia con lo ocurrido durante el primer bienio republicano en el resto de país, en Ítrabo también existía inquietud por el estado del sistema educativo. Precariedad e importantes carencias es lo que se desprende de la documentación consultada, así como el deseo de la alcaldía de Manuel Calderón de atender esos problemas, como el que planteó la maestra de la escuela de niñas, quien comunicó que el calor en la misma era muy intenso, debido a las chapas que la cubrían. El pleno del consistorio acordó por unanimidad, el 19 de marzo de 1932, la búsqueda de un nuevo local, con mejores condiciones de luz, aireación e higiene, y encargó las gestiones al alcalde. En el pleno de la semana siguiente se comunicaba que se había resuelto el problema, con la aprobación del alquiler de otro edificio, con dos locales, en la calle de la Iglesia[28]. El 20 de abril de 1932 se creó el Consejo Local de Primera Enseñanza, presidido por Manuel Calderón Gutiérrez. Junto a él, lo formaban en el momento de su creación Virtudes Bustos Sáez, Aurora Bayo Recalde, Joaquín Jiménez Béjar, Ramón Bustos Carrascosa, José Bustos González y Aurelio Bustos Sáez; actuaba de secretario Antonio García Alonso.

Tuvo lugar una amplia discusión, y se acordó, “en bien de la enseñanza primaria de este vecindario” que se solicitara la creación de una escuela unitaria para cada sexo, “a fin de que todos los niños y niñas del término municipal puedan recibir la primera enseñanza”

La primera reunión fue de carácter constitutivo, pero ya en la segunda, que tuvo lugar dos días después, Calderón planteó que el objeto de la misma, y se desprende que el primer problema, era la existencia de un crecido número de alumnos de ambos sexos en el término municipal que hacían poco menos que imposible la labor de los profesores, al mismo tiempo que otros se encontraban sin recibir instrucción primaria. Tuvo lugar una amplia discusión, y se acordó, “en bien de la enseñanza primaria de este vecindario” que se solicitara la creación de una escuela unitaria para cada sexo, “a fin de que todos los niños y niñas del término municipal puedan recibir la primera enseñanza”. La petición se llevaría al Ayuntamiento, por si la hacía suya y posteriormente la elevaba a las autoridades superiores[29], como así fue, autorizando al alcalde para que cursara la petición al Director General de Primera Enseñanza, y comprometiéndose el municipio a buscar locales para las escuelas, viviendas para el maestro y la maestra, así como el material y todo lo que fuese necesario para el funcionamiento de las escuelas[30].

Las gestiones tuvieron éxito, como denotaba el acta del pleno del 30 de julio de 1932, en el que se notificaba la aprobación por el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes de dos escuelas. El Ayuntamiento tendría que poner los locales, las viviendas para los maestros y el material y el mobiliario, para lo que encargó a tres carpinteros de la localidad su fabricación

Las gestiones tuvieron éxito, como denotaba el acta del pleno del 30 de julio de 1932, en el que se notificaba la aprobación por el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes de dos escuelas. El Ayuntamiento tendría que poner los locales, las viviendas para los maestros y el material y el mobiliario, para lo que encargó a tres carpinteros de la localidad su fabricación[31]. En la reunión que tuvo lugar el 1 de octubre de 1932, de nuevo presidida por Calderón, se dio cuenta de la toma de posesión como maestro interino de Saturnino Baldomero Oriol de la “Escuela Nacional unitaria de Niños nº 2 que ha sido creada recientemente”, y de María de las Mercedes Garnica Gómez como maestra interina de la Escuela Nacional unitaria de Niñas nº 2, también de reciente creación. Durante la sesión del Consejo se estableció, asimismo, el mapa escolar del pueblo, con la relación de calles adscritas a cada escuela. Al frente de las otras dos escuelas estaban Aurora Bayo Recalde y Francisco Puertas Puertas[32].

Conviene detenerse en otra reunión del Consejo Local de Primera Enseñanza. Tuvo lugar el 11 de julio de 1933, y nuevamente denota el interés educativo de las autoridades republicanas, que no se detienen en la construcción de nuevos centros

Conviene detenerse en otra reunión del Consejo Local de Primera Enseñanza. Tuvo lugar el 11 de julio de 1933, y nuevamente denota el interés educativo de las autoridades republicanas, que no se detienen en la construcción de nuevos centros. La presidió el inspector jefe de primera enseñanza de la provincia de Granada Mauricio Emiliano Morales y Guirado, que fue quien intervino en primer lugar[33]. Entre otros aspectos, pidió que la Escuela unitaria de Niños nº 2 fuera trasladada a otro local, pues el que poseía estaba mal iluminado y ventilado, muy húmedo y con una cubierta de latón y abundantes goteras. En verano, resultaba imposible la estancia en la misma, pues el calor era insoportable; cuando llovía, entraba el agua de la calle, al encontrarse a mayor altura que el suelo del aula. También debía buscarse otro local para la Escuela unitaria de Niños nº 1, hasta que se llevaran a cabo una serie de reparaciones en la misma. Debido a la población que tenía Ítrabo era necesario solicitar sendas escuelas de niños y niñas, de forma que la localidad dispusiera de tres de cada sexo. Tanto el Ayuntamiento como el pueblo “debían dar una nueva muestra evidente de amor a la cultura infantil construyendo, lo antes posible, locales escuela de nueva planta para emplazar en ellos las seis escuelas que necesita el pueblo”, en las condiciones que expresaba la normativa vigente. Asimismo, se debía dotar de presupuesto a la cantina escolar y poner en marcha, también para las escuelas, una biblioteca, que era necesario solicitar urgentemente al Patronato de Misiones Pedagógicas. El Consejo agradeció las propuestas del inspector y prometió llevarlas a cabo[34].

Manuel Calderón deja la alcaldía: enero de 1934

Con las elecciones legislativas de noviembre de 1933 el panorama político español basculó hacia la derecha. Hubo denuncias de fraude electoral. En el caso de Ítrabo, las expuso Narciso González Cervera, dirigente socialista, que anteriormente había sido alcalde de Motril, y que volvería a serlo en 1936. Según él, la Guardia Civil llegó a amenazar de muerte al alcalde de Ítrabo si se atrevía a salir de su casa, lo que formaba parte de unos hechos similares que González Cervera aseguró que se habían dado en otras localidades de la comarca costera (Motril, Almuñécar, Salobreña y Castell de Ferro). La diputada electa María Martínez Sierra (seudónimo de María Lejárraga), igualmente socialista, manifestó “que por las coacciones que se han cometido en las elecciones celebradas en la provincia, la elección adolece de nulidad” [35]. El estudio de López Martínez y Gil Bracero sobre la Segunda República ofrece abundantes datos sobre el fraude en la provincia de Granada[36].

El gobierno salido de las urnas en noviembre de 1933 estaba procediendo a destituir a alcaldes de otro signo, sobre todo a los socialistas[38], y aunque Calderón aún no formaba parte del PSOE, es posible que su política estuviese cada vez más decantada hacia la izquierda, y que las razones para dimitir que expresó en el pleno no fuesen las reales

Calderón siguió al frente de la alcaldía, pero dimitió el 20 de enero de 1934. El pleno en el que presentó su renuncia comenzó con una intervención suya. Dijo que el gobernador civil lo había llamado urgentemente a Granada para tratar en su despacho temas propios del municipio. La reunión del consistorio continuó con otros asuntos, y Manuel Calderón volvió a tomar la palabra. Dijo que sus negocios le obligaban a ausentarse con frecuencia del municipio, por lo que consideraba que lo estaba desatendiendo, así como a sus propios asuntos, motivo por el que presentaba su dimisión con carácter irrevocable. Fue aceptada; consta en el acta que “con sentimiento”, los concejales decidieron que, de forma interina, ejerciera el cargo de alcalde Constancio González, y el 23 de enero votaron por unanimidad a José Bustos González[37]. No queda clara la relación que tuvo la entrevista con el gobernador con la retirada de Manuel Calderón, aunque no sería de extrañar que la primera autoridad provincial se la hubiera exigido. Cabe tener en cuenta que el gobierno salido de las urnas en noviembre de 1933 estaba procediendo a destituir a alcaldes de otro signo, sobre todo a los socialistas[38], y aunque Calderón aún no formaba parte del PSOE, es posible que su política estuviese cada vez más decantada hacia la izquierda, y que las razones para dimitir que expresó en el pleno no fuesen las reales.

El regreso de Manuel Calderón a la alcaldía: marzo de 1936

Tras las elecciones de noviembre de 1933, asumió el poder el Partido Radical, aunque la organización más votada, sin llegar a la mayoría absoluta, fue la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas). Se inició el periodo denominado “bienio negro”. El peligro de que la participación en el poder de la CEDA, a partir de octubre de 1934, significase la llegada del fascismo o de algo parecido (un régimen dictatorial de derechas como los de Austria o Portugal), condujo a la insurrección revolucionaria que tuvo lugar ese mes. El aplastamiento de la revolución fue aprovechado por la derecha para organizar una campaña en favor de la fuerza pública. De ahí que lugares como Ítrabo participaran, dirigidos por las nuevas autoridades, en los homenajes. El acta del pleno de 29 de diciembre, presidido por el alcalde José Bustos González, decía lo siguiente:

“Se encargó a la Comisión encargada de recaudar fondos para la suscripción pública nacional abierta para premiar el comportamiento de la fuerza pública durante el movimiento subversivo del mes de octubre la cantidad de cincuenta pesetas, conforme a lo acordado por este Ayuntamiento en su sesión de 10 de Noviembre último, con cargo al Captº 18º Artº único del presupuesto de gastos vigente”[39]

Para el 16 de febrero de 1936 fueron convocadas nuevas elecciones. Contra la izquierda, agrupada en el Frente Popular, se organizó un fraude electoral en la provincia de Granada. Los resultados de Ítrabo son más que sospechosos, con una victoria de la derecha, unida en el Bloque Nacional, con el 96 o el 99 por ciento según las fuentes (860 votos en ambos casos), frente al 1 o al 3,5 de las izquierdas

Para el 16 de febrero de 1936 fueron convocadas nuevas elecciones. Contra la izquierda, agrupada en el Frente Popular, se organizó un fraude electoral en la provincia de Granada. Los resultados de Ítrabo son más que sospechosos, con una victoria de la derecha, unida en el Bloque Nacional, con el 96 o el 99 por ciento según las fuentes (860 votos en ambos casos), frente al 1 o al 3,5 de las izquierdas (10 votos o 32, también según las fuentes)[40]. Las elecciones en Granada fueron anuladas y tuvieron que repetirse.

Consecuencia de la victoria del Frente Popular fue la vuelta de los alcaldes que habían perdido el poder en 1934, destituidos por el gobernador civil. También de Calderón. Él declarará que en marzo de 1936 volvió a ejercer como alcalde, elegido por la comisión gestora que estaba al frente del Ayuntamiento de Ítrabo, y que en esas fechas era socialista. La gestora había sido designada por el nuevo gobernador civil.

En el Archivo Municipal de Ítrabo no se encuentra el Libro de Actas del Pleno del Ayuntamiento correspondiente a 1936, lo que dificulta la reconstrucción de lo tratado en el mismo. En cambio, sí lo está el Libro Registro de Salida de Negocios, años 1936, 1937 y parte de 1938

En el Archivo Municipal de Ítrabo no se encuentra el Libro de Actas del Pleno del Ayuntamiento correspondiente a 1936, lo que dificulta la reconstrucción de lo tratado en el mismo. En cambio, sí lo está el Libro Registro de Salida de Negocios, años 1936, 1937 y parte de 1938. Contiene la relación de documentos enviados por el Ayuntamiento, la fecha de expedición, la autoridad a la que se dirige, y una copia o un extracto del contenido del documento. Nos detendremos en los que nos parecen más significativos de la gestión de Calderón como alcalde, desde marzo de 1936. Uno de los envíos se refería al número de obreros en paro: en marzo había 20 en paro parcial, y ninguno en paro completo. En el mes siguiente habían pasado a ser 42 y 18, respectivamente, pero en mayo se había producido un aumento, con 40 y 70[41]. Una de las medidas derivadas de la lucha de los obreros del campo que habían tomado los gobiernos progresistas de la República para combatir el caciquismo y fortalecer la posición de los trabajadores agrarios fue la creación de bolsas de trabajo, y la exigencia de respetar el orden de contratación en las mismas[42]. Pero esto no siempre se cumplía, y había patronos que rechazaban una disposición que limitaba sus atribuciones, al no poder escoger a quienes desearan, ni rechazar a los trabajadores más rebeldes[43]. Relacionada con esa situación, se encuentra la denuncia interpuesta por la Agrupación Socialista de Ítrabo, el 30 de junio de 1936, contra una serie de patronos que no respetaban la bolsa, “y llevan obreros fuera de ella”, por lo que se pedía que fuesen multados. Se trataba de José Pretel Sáez, Francisco Miranda Pedrosa, Juan Lozano Morata, Francisco Vallejo Bustos y José Bustos González[44]. Fue denunciado, igualmente, el patrono Francisco Sánchez Gómez por recurrir a obreros de otras localidades, “burlando descaradamente el cumplimiento del funcionamiento” de la bolsa. Lo amonestaron el 5 de julio, pero al día siguiente repetía la actuación, que el Ayuntamiento comunicó al gobernador civil[45].

En Ítrabo, se ponía de manifiesto el 27 de marzo, con la petición al Gobierno Civil del envío de dos parejas de guardias de asalto para llevar a cabo los registros y la recogida de armas en la localidad

La situación política empeoraba a medida que pasaban los días, en consonancia con lo que ocurría en el resto de la provincia de Granada y en el conjunto de España. En Ítrabo, se ponía de manifiesto el 27 de marzo, con la petición al Gobierno Civil del envío de dos parejas de guardias de asalto para llevar a cabo los registros y la recogida de armas en la localidad. El resultado de la requisa debió de ser satisfactorio, pues en otro envío, en este caso del 18 de abril, se informaba “muy bien” del comportamiento del oficial de la guardia de asalto José Pino Porras y de la fuerza a sus órdenes en la recogida de armas[46].

Continuaba la preocupación por el bienestar del pueblo. Así, el 7 de abril se solicitaban al inspector provincial de Sanidad 300 dosis de vacunas contra la viruela; el 29 de abril se pedían otras 300

Continuaba la preocupación por el bienestar del pueblo. Así, el 7 de abril se solicitaban al inspector provincial de Sanidad 300 dosis de vacunas contra la viruela; el 29 de abril se pedían otras 300. El 12 de mayo se interesaba al presidente de la Diputación Provincial la reparación del camino vecinal. El 22 de mayo se solicitaba una subvención para la terminación del cementerio municipal; procedería de las destinadas al paro obrero, con el objeto de solucionar el que había en Ítrabo[47].

La iglesia de Ítrabo en 2021.

La tensión con la extrema derecha, que constituía el correlato de lo que pasaba en el resto del país, se manifestó el 12 de mayo de 1936

La tensión con la extrema derecha, que constituía el correlato de lo que pasaba en el resto del país, se manifestó el 12 de mayo de 1936. Ese día se produce un incidente con varios implicados. Estos dieron la versión, que recogeremos en el proceso a Calderón, de que salían de una reunión, que sus agresores interpretaron como de carácter fascista. Calderón y otros socialistas discutieron con ellos, les llegaron a disparar sin alcanzar a ninguno, según sus acusadores, y detuvieron a varios. El 18 de mayo, los detenidos eran puestos a disposición del gobernador civil. Se trataba de Eusebio García Gutiérrez, Antonio García Moya, José Contreras Sánchez, Ramón Contreras Sánchez, Antonio González Espinosa, José Cordobilla Sánchez y Francisco Aragón Justos. Se ponía en libertad a Francisco Carrascosa Contreras y a Miguel Novo Bustos, por no haber tenido intervención en lo ocurrido. El día siguiente, se enviaba un telegrama a la máxima autoridad provincial pidiendo fuerza de asalto para contener el orden público, debido a la existencia de conatos de alteración del mismo, pero el 20 de mayo se retiraba la petición, pues se consideraba restablecida la calma. El 25 de mayo se comunicaba al gobernador civil la puesta en libertad de los detenidos que estaban a su disposición, sin que quedara ninguno arrestado[48].

Pero la conflictividad no desaparecía, y quien presentaba una actitud más refractaria a las autoridades del Frente Popular era José Cordobilla Sánchez

Pero la conflictividad no desaparecía, y quien presentaba una actitud más refractaria a las autoridades del Frente Popular era José Cordobilla Sánchez. El guarda Juan Carrascosa Villa lo denunció porque el 15 de junio pastaron 100 cabras de su propiedad en la finca de Juan Alabarce González, situada en la Loma del Pozo, del pago de Jubrite. El 12 de julio protagonizaba un nuevo incidente, se le abría expediente “por ataques al régimen”, y se le ponía a disposición del juez de instrucción de Motril, al que se le enviaba el arma que le habían ocupado[49]. Más adelante, cuando nos refiramos al proceso a Manuel Calderón, recogemos la versión de los correligionarios de Cordobilla sobre lo ocurrido ese día. José Cordobilla, perdió la vida en la guerra, el 29 de julio de 1938, en un enfrentamiento con la guerrilla republicana (los llamados Niños de la Noche); había participado en el mismo como falangista[50].

El 29 de junio era denunciada al gobernador civil la Compañía Hidroeléctrica Motrileña, porque el día anterior, a las diez de la noche, no había dado luz a la villa, sin que se debiera a avería alguna “sino al parecer a móviles políticos con perjuicio para el vecindario y para el orden público”

El 29 de junio era denunciada al gobernador civil la Compañía Hidroeléctrica Motrileña, porque el día anterior, a las diez de la noche, no había dado luz a la villa, sin que se debiera a avería alguna “sino al parecer a móviles políticos con perjuicio para el vecindario y para el orden público”. El escrito concluía pidiendo que fuese sancionada dicha Compañía[51]. Conviene tener en cuenta el ambiente de boicot por parte de la derecha y de las clases dominantes a los gobiernos de izquierda durante la Segunda República, lo que explicaría la sospecha municipal.

Parece que fue en este periodo, aunque también pudo ocurrir durante la etapa republicana de la guerra, cuando se llevaron a cabo unos mítines desde el balcón de la casa de Calderón, protagonizados por Narciso González Cervera y Francisco Franco Sánchez. Intervino una mujer a la que llamaban “la comunista Virtudes, de Otívar”; se trataba de Virtudes Ruiz Cobos, a quien mataron los franquistas el 10 de febrero de 1937[52].

El periodo republicano de la guerra

La información de lo ocurrido en los primeros momentos de la guerra en Ítrabo la hemos obtenido sobre todo de la causa judicial que posteriormente llevaron a cabo los franquistas contra Manuel Calderón, y en concreto de las declaraciones que este hace en la misma. En su proceso consta que dijo literalmente lo siguiente:

“Que desempeñó [el cargo de alcalde] hasta que estalló el movimiento Nacional, que se paralizó la comisión [gestora] por falta de la mayoría de sus miembros, que así ha estado hasta la toma de Motril por las fuerzas Nacionales que quedó solo sin comunicación hasta que los Rojos tomaron de nuevo Motril”.

Hay que tener en cuenta que el golpe de Estado tuvo lugar el 17 de julio, pero en Granada capital no se produjo hasta el día 20, al igual que en Motril, recuperada por las fuerzas antifranquistas el día 23[53]. Nos parece, por tanto, que durante esos días, del 20 al 23 de julio, quedó paralizada la actividad de la comisión gestora del Ayuntamiento de Ítrabo, y que Calderón estuvo incomunicado hasta el mismo día 23. Todo ello, interpretando sus manifestaciones, por lo demás confusas, lo que es comprensible por el contexto en que se produjeron, con él detenido y no sabemos bajo qué grado de presión física.

Como en tantos lugares de la España republicana, en Ítrabo hubo también derramamiento de sangre

Como en tantos lugares de la España republicana, en Ítrabo hubo también derramamiento de sangre. Como veremos, el 17 de septiembre de 1936 eliminaron a Rafael Carrillo de Albornoz[54]. Se produjeron, asimismo, agresiones anticlericales, con ataques al patrimonio religioso.

Los franquistas reconocen que mataron a una persona en la época republicana de la guerra. Fuente: Archivo Municipal de Ítrabo.

Pero hubo, igualmente, un esfuerzo por salvar vidas humanas, y se protegió a varias personas de derechas que estaban en peligro de muerte, avisándolas o escondiéndolas, y de esa forma salvaron la vida

Pero hubo, igualmente, un esfuerzo por salvar vidas humanas, y se protegió a varias personas de derechas que estaban en peligro de muerte, avisándolas o escondiéndolas, y de esa forma salvaron la vida. Es lo que ocurrió con el sacerdote, Antonio Bustos Sáez, así como con Obdulia Vinuesa Martín, entre otras personas, como ellas mismas reconocieron[55]. Quienes estaban dispuestos al derramamiento de sangre eran algunos vecinos de Ítrabo y otros de Salobreña, que acudieron al pueblo con los mismos propósitos, y que fueron esquivados. También se llevaron a cabo exacciones económicas a ciertos vecinos. Algunos las denunciaron, señalando el perjuicio sufrido, aunque, como luego veremos, cabe señalar la perentoriedad, en un contexto de guerra, de obtener recursos para atender a las necesidades de la población.

El comité revolucionario se habría instalado en la iglesia, y se habrían requisado tierras y organizado los jornales mediante una bolsa de trabajo “que canta cada día en la plaza el padre de María la Paloma”

En las fuentes que hemos utilizado aparecen datos tales como la existencia de comités que dirigen la vida de la población, incluidos los aspectos económicos -la llamada comitecracia o poder de los comités en la España republicana de la guerra, como han señalado algunos historiadores-. El comité revolucionario se habría instalado en la iglesia, y se habrían requisado tierras y organizado los jornales mediante una bolsa de trabajo “que canta cada día en la plaza el padre de María la Paloma”[56]. Asimismo, la presencia de organizaciones como el PSOE, las Juventudes Socialistas, la CNT[57] o los Pioneros[58], y la supresión de locales como el casino denominado “Círculo de Labradores”[59].

Ítrabo en manos del franquismo: primeros pasos de la represión

Primera acta del Ayuntamiento franquista de Ítrabo. Fuente: Archivo Municipal de Ítrabo.

El itrabeño Juan Antonio Maldonado Castillo ha recogido en 'Mi memoria histórica' algunos testimonios, como el paso desesperado por la localidad de personas que huían, dos de las cuales fueron acogidas por su familia durante una noche, y el recuerdo de los bombardeos

El tránsito de la etapa republicana a la franquista se produjo con la toma de la provincia de Málaga y buena parte de la de Granada, y la huida o Desbandá de miles de personas en dirección a Almería, que fueron bombardeadas desde el aire y el mar por las fuerzas franquistas y de sus aliados, con la consiguiente masacre de mujeres, hombres y niños. El itrabeño Juan Antonio Maldonado Castillo ha recogido en Mi memoria histórica algunos testimonios, como el paso desesperado por la localidad de personas que huían, dos de las cuales fueron acogidas por su familia durante una noche, y el recuerdo de los bombardeos[60].

Tras la caída de Ítrabo en manos franquistas, el nuevo Ayuntamiento, constituido el 28 de febrero de 1937, estaría dirigido por una Comisión Gestora. Al frente estaría Daniel Carrillo de Albornoz Alabarce, que ya fue alcalde durante la Dictadura de Primo de Rivera

Tras la caída de Ítrabo en manos franquistas, el nuevo Ayuntamiento, constituido el 28 de febrero de 1937, estaría dirigido por una Comisión Gestora. Al frente estaría Daniel Carrillo de Albornoz Alabarce, que ya fue alcalde durante la Dictadura de Primo de Rivera. En la segunda reunión, el pleno decidía la depuración del personal que trabajaba para el municipio. Así, el 1 de marzo, fueron destituidos Ricardo Morata Alabarces, guarda nocturno; Marcelino González Jiménez, auxiliar de la secretaría del Ayuntamiento, y Carmen Pretel Bustos, matrona. El motivo que se daba era: “todos ellos por sus ideas extremistas y tener completamente abandonados dichos cargos que, aunque interinos, no los vienen ejerciendo con el celo y diligencia que el servicio requiere”. Falta de atención y abandono del trabajo se alegaban también con respecto a Juan de Dios Contreras Micas y Antonio Bustos Gómez, depositario y recaudador municipal interinos, respectivamente[61]. No nos extrañaría que las alegadas faltas de celo laboral encubrieran la depuración política.

Fueron fusilados junto a las tapias de la necrópolis y, al mediodía, se repitió la operación con otras seis personas. Era el 15 de marzo de 1937. Sus restos fueron trasladados al cementerio de Ítrabo en 1988. Una lápida los recuerda con sus nombres

A un grupo de vecinos los ingresaron en la cárcel municipal, ubicada enfrente del ayuntamiento y, atados por las manos y en fila de a uno, sacaron a seis de noche y los trasladaron al cementerio de Molvízar, a unos 5 kilómetros de distancia. Allí les esperaba, junto a sus paredes exteriores, la fosa que, a punta de pistola, había excavado un vecino. Cuando subían la cuesta que conduce a la necrópolis, conscientes de que el final estaba próximo, se resistieron a continuar, pero fueron obligados a seguir, según nos contaba un vecino de Molvízar que lo sabía por transmisión oral. Fueron fusilados junto a las tapias de la necrópolis y, al mediodía, se repitió la operación con otras seis personas. Era el 15 de marzo de 1937. Sus restos fueron trasladados al cementerio de Ítrabo en 1988. Una lápida los recuerda con sus nombres.

Ubicación, en 2021, del lugar donde se encontraba la cárcel de Ítrabo.

Se trataba de Vicente Villa García, de 68 años; su yerno, Antonio Sánchez Morata, de 39; Antonio Bustos Medina, de 48; su hijo, Francisco Bustos Martín, de 18; José Fernández Bustos, de 58; su hijo, Antonio Fernández Montoro, de 18; Joaquín Ruiz Bustos, de 25; Vicente España Real, de 42; Vicente Zamora Rodríguez, de 27; Rafael Ruiz González, de 17; Juan Miguel Fornes Arnedo, de 50, y Carmen Pretel Bustos, de quien desconocemos la edad. Esta última persona era la partera del pueblo. Había emigrado durante un tiempo a Argentina, donde se convirtió al protestantismo; los vecinos de Ítrabo recordaban que asistía a misa, pero que cuando el sacerdote hablaba de la Virgen María, ella movía la cabeza manifestando que no estaba de acuerdo[62]. Un testimonio indica que, ya detenida, los franquistas le raparon la cabeza y la pasearon por el pueblo, y otro, que se la llevaron a patadas y puntapiés, que la mataron para apropiarse de sus fincas y de su casa de la plaza, y que uno de sus verdugos se quedó con el cordón de oro que llevaba[63].

Según el testimonio recogido por Juan Antonio Maldonado Castillo, se llegó a producir la violación de una mujer que luego fue asesinada por unos falangistas

Otros vecinos de Ítrabo eliminados por los franquistas a raíz de la represión llevada a cabo con motivo de la guerra[64] fueron Antonio Alabarce Jiménez, Purificación Montoro Bustos, Antonio Vila González[65] y Juan Lozano Lorca[66]. Según el testimonio recogido por Juan Antonio Maldonado Castillo, se llegó a producir la violación de una mujer que luego fue asesinada por unos falangistas[67].

Depuración, por parte de los franquistas, de algunas personas empleadas en el Ayuntamiento. Fuente: Archivo Municipal de Ítrabo.

El proceso contra Manuel Calderón

Otra víctima de los franquistas sería Manuel Calderón Gutiérrez. La primera referencia que consta en la causa que se abrió contra el mismo es el atestado que elaboró el guardia civil Antonio Ortega Molina, que se encontraba destacado en Salobreña. A las doce horas del 22 de febrero de 1937, se presentó en Ítrabo, acompañado del también guardia Antonio Gadea Sánchez, y requirió la presencia de Manuel Calderón Gutiérrez[68].

En el interrogatorio al que fue sometido, y que forma parte de ese atestado, Manuel Calderón declaró que tenía 44 años, que estaba casado, y que su profesión era la de labrador

En el interrogatorio al que fue sometido, y que forma parte de ese atestado, Manuel Calderón declaró que tenía 44 años, que estaba casado, y que su profesión era la de labrador. Su filiación era socialista desde marzo de 1936, mes en que fue elegido alcalde-presidente del Ayuntamiento de Ítrabo por la comisión gestora que estaba al frente del mismo. Desempeñó el cargo hasta el estallido de la guerra y agregó lo que hemos mencionado antes sobre su incomunicación hasta el 23 de julio.

Él, por su parte, mostró el deseo de que varias personas del pueblo dieran testimonio de su actuación como regidor hasta la fecha de su dimisión

En ese momento se detuvo el interrogatorio, pues se habían personado dos falangistas, requeridos como testigos. Se llamaban Antonio Cano Lozano y Miguel Justos Caballero, y comparecían para llevar a cabo un minucioso registro en la residencia de Manuel Calderón, situada en la plaza de Canalejas. No se encontró nada de interés que pudiera esclarecer la actuación del edil. Él, por su parte, mostró el deseo de que varias personas del pueblo dieran testimonio de su actuación como regidor hasta la fecha de su dimisión. Añadió que esta se debió a “los grandes desmanes y abusos que cometían las distintas organizaciones como asalto al Juzgado y muchas casas, así como a la Iglesia, sin que reconocieran para nada a su autoridad”.

Camino que conduce al cementerio de Molvízar. Sospechando del final que les esperaba, algunas personas se habrían resistido a seguir avanzando.

Quiso hacer constar que evitó el asesinato de varias personas

Asimismo, dio detalles de una de sus gestiones. Consistió en la apertura de una suscripción voluntaria para pagar el sueldo de los milicianos, y medicinas, entre otros gastos. Entregó lo recaudado al comité que se formó en el pueblo, en el que estaban representadas distintas organizaciones. Quiso hacer constar que evitó el asesinato de varias personas. Así, declaró que, sobre el diez o doce de agosto de 1936, acudió al pueblo una comisión de la juventud de Salobreña; eran unos quince, acompañados por varios vecinos de Ítrabo. Llevaban una lista de diez hombres y tres mujeres, con el propósito de matarlos, y el alcalde avisó reservadamente al médico, para que a su vez comunicara a los señalados lo que ocurría y pudieran encontrar medios para salvarse, lo que consiguieron.

En la lista se encontraba el cura, Antonio Bustos Sáez, que, por su avanzada edad y estado físico, fue escondido por el alcalde en su propia casa durante varios días, hasta que lo pudo poner a salvo

En la lista se encontraba el cura, Antonio Bustos Sáez, que, por su avanzada edad y estado físico, fue escondido por el alcalde en su propia casa durante varios días, hasta que lo pudo poner a salvo. Calderón declaró que preservó a más personas de derechas, y pidió que estas lo ratificasen: la esposa de Fernando Vinuesa, las hermanas Soledad y María, Eusebio García Gutiérrez, Jesús Jiménez Bayo y familia, Francisco Bustos Carrascosa, Joaquín [palabra ilegible] Alaminos, José Bustos Mayor, Alberto Bustos Aragón, Miguel Novo Bustos, José y Francisco Miranda Siles, Jerónimo Morata, Antonio Arellana (sic), Obdulia Vinuesa Martín, Laura Carrillo Alabarce, Ángela Castillo García, Victoria y Asunción Bustos Pons, Virtudes [palabra ilegible] Bustos, María Miranda Siles, Aurora Bayo Recalde y su hijo, Purificación Martín Contreras, Victoria Jiménez Montoro y su sobrina, “y muchas personas más, todos de filiación de derechas”.

Testimonios de vecinos en favor del alcalde

A Manuel Calderón se le comunicó seguidamente que quedaba detenido y a disposición del comandante militar de Salobreña. Fue entonces cuando una serie de vecinos de Ítrabo pasaron a prestar declaración.

Sus manifestaciones fueron favorables para Calderón: tanto antes de desempeñar la alcaldía, como después, observó una intachable conducta, y su comportamiento enérgico evitó muchas muertes

El primero en hacerlo fue Francisco Bustos Carrascosa, quien dijo ser propietario de profesión; tenía 80 años y residía en la calle del Pilar. Sus manifestaciones fueron favorables para Calderón: tanto antes de desempeñar la alcaldía, como después, observó una intachable conducta, y su comportamiento enérgico evitó muchas muertes. El declarante estaba convencido de que, si hubiera sido otro cualquiera, se habrían producido muchas desgracias. Tanto a él como a otros los había ayudado económicamente, y gracias al regidor pudo cubrir sus necesidades de comida.

Obdulia Vinuesa Martín, de 47 años, de profesión “su sexo”[69], afirmó que estaba “sumamente reconocida” al alcalde, pues gracias a él, su marido y su hijo pudieron salir de Ítrabo y salvar sus vidas. Confirmaba que Manuel Calderón comunicó al médico que estaban en peligro, para que este les avisara y pudieran escapar. Así, evitó que cayeran en manos de elementos extraños que llegaron a la localidad “dispuestos a realizar toda clase de atropellos contra los elementos de orden”. A Obdulia, que permaneció en Ítrabo, le habían incautado sus bienes, pero pudo cubrir sus necesidades gracias a las cantidades en metálico y a los artículos alimenticios que le proporcionó Manuel Calderón. Le constaba que a otras personas del pueblo les prestó la misma ayuda.

Al marcharse del pueblo el marido y el hijo de Laura, el alcalde envió en secreto a esta dinero y alimentos, gracias a lo cual pudo sobrevivir

Laura Carrillo de Albornoz de Alabarce, de 50 años, y también dedicada a “sus labores”, declaró que gracias a la intervención eficaz de Calderón no se cometieron en la localidad muchos desmanes. Cuando observaba que venían elementos extraños, avisaba a los de derechas para que se ocultasen. A algunos de ellos, como ocurrió con el párroco, los escondió en su casa. Al marcharse del pueblo el marido y el hijo de Laura, el alcalde envió en secreto a esta dinero y alimentos, gracias a lo cual pudo sobrevivir.

Calderón lo ayudó tanto a él como a otros que lo acompañaron en la fuga. Ocultó y facilitó la marcha de otras personas de derechas, veló por que fueran bien tratadas sus esposas y, poniéndose en riesgo, evitó la muerte de muchos

El guardia Antonio Ortega Molina decidió dar por terminado el atestado para remitirlo al comandante militar de Salobreña. Era el 22 de febrero de 1937, y adjuntó varios documentos, que habían sido proporcionados por el regidor: un informe favorable al alcalde, expedido por el jefe local de Falange, Antonio García Moya, quien señalaba que, viéndose en peligro, decidió huir a la zona franquista: Calderón lo ayudó tanto a él como a otros que lo acompañaron en la fuga. Ocultó y facilitó la marcha de otras personas de derechas, veló por que fueran bien tratadas sus esposas y, poniéndose en riesgo, evitó la muerte de muchos.

Otros documentos eran un escrito de 20 de noviembre de 1936, dirigido al gobernador civil de la Granada republicana, en el que ponía de manifiesto el poco respeto que había a su autoridad; otro, de 8 de diciembre, que reproducía el anterior y en el que, al mismo tiempo, presentaba la dimisión de su cargo; y, otro, procedente en este caso del gobernador civil, en el que le ofrecía llevar a cabo gestiones para evitar dichos abusos; era del día 25 de noviembre y respondía al primero.

Escribió que se hacía cargo del atestado y del detenido y que, aunque los informes que constaban eran favorables, había decidido remitir ambos al juez militar del partido de Motril, por si en el futuro aparecía alguna imputación contra el alcalde

Quien desempeñaba el cargo de comandante militar de Salobreña era Adolfo Martín Martín, sargento de la Guardia Civil. Escribió que se hacía cargo del atestado y del detenido y que, aunque los informes que constaban eran favorables, había decidido remitir ambos al juez militar del partido de Motril, por si en el futuro aparecía alguna imputación contra el alcalde, dado que en Ítrabo había sido asesinado durante el periodo republicano de la guerra el vecino Rafael Carrillo de Albornoz, y habían sido destruidas todas las imágenes de la iglesia.

Acusaciones contra Manuel Calderón de José Carrillo de Albornoz y Pons

A partir de esos momentos, empeoraban las perspectivas de Manuel Calderón. Hasta entonces, todos los informes le habían sido favorables. Pero el 18 de marzo de 1937, el delegado de orden público de Granada, Mariano Pelayo Navarro, remitía al juez un escrito con la denuncia que había presentado un día antes José Carrillo de Albornoz y Pons.

El autor del escrito, farmacéutico y vecino de Almuñécar, señalaba a Manuel Calderón como asesino de su padre, y extendía la denuncia contra otros que intervinieron en la muerte, a los que no nombraba en ese momento

El autor del escrito, farmacéutico y vecino de Almuñécar, señalaba a Manuel Calderón como asesino de su padre, y extendía la denuncia contra otros que intervinieron en la muerte, a los que no nombraba en ese momento. Según el mismo, unos vecinos de Almuñécar pretendían llevarse a su padre, pero el alcalde los convenció de que no lo hicieran, porque antes de matarlo le sacaría todo el dinero que tuviese. Inductor y autor principal de asesinato, siempre según el denunciante, había sido alcalde comunista (en realidad, socialista) durante toda la “dominación roja” del pueblo, y todos los disturbios que allí hubo, antes y durante “el movimiento” fueron promovidos y dirigidos por él. Todos los mítines fueron dados desde el balcón de su casa, desde donde recomendaba al vecindario que se hiciese de pistolas, porque les harían falta; durante un alboroto llegó a disparar a unos vecinos; a él le entregaban el dinero que importaban los frutos recolectados y robados; tanto el padre como la tía del denunciante, llamada Manuela, le entregaban dinero en su casa, tal como él les exigía; ordenó saquear y destrozar la iglesia del pueblo, y al comprobar que a la imagen de Jesús Nazareno no la habían dañado, exclamó: “¿todavía está aquí ese cabrón?”, y él mismo la arrojó por un terraplén, destrozándola. La noche del asesinato de su padre, desfiguró su voz desde el camino, pidiéndole tres mil pesetas a cambio de la vida. Según le contó el falangista Cordobilla, quien, a su vez, lo oyó de dos detenidos, llamados Enrique “el Realo” y Joaquín Pineda, fue Calderón quien disparó los primeros tiros.

Agregó más detalles sobre los últimos días de su padre:

“El Manuel Calderón mandaba a su hermano Juan que era cómplice que fuera a Almuñécar a decirle a la madre del que suscribe que no pasara cuidado por su marido que estaba bien y que su hermano lo tenía y nada le pasaría; cuando esto lo decía ya lo había metido su hermano por tres veces en la cárcel para que le entregara dinero no consintiendo que le llevara nadie durante su prisión ni un vaso de agua.

El alcalde Manuel Calderón puso de guardia en el camino la noche del asesinato a Manuel Prados, cuñado de Alejandro el loco, para que no pasara nadie; el primero que pasó fue su hermano Juan, este estuvo de visita toda la noche hasta las once en casa de una parienta del Sr. Carrillo como para justificarse después diciendo que no había tomado parte en dicha muerte no siendo así supuesto que el asesinato se cometió a las doce de la noche del mismo día de la visita y siendo señalada su presencia en el camino donde tuvo lugar la muerte del Sr. Carrillo por personas que lo vieron”.

El denunciante quiso también desvirtuar la previsiblemente favorable declaración del párroco. Le habían llegado noticias de que el acusado solicitó informes del mismo, en la confianza de que le serían propicios, pues era una de las personas a las que había facilitado la fuga del pueblo. Debían recusarse todos esos informes. Por último, mencionaba a dos vecinos que podían aportar luz al sumario: Francisco Vallejo y Juan Pulido.

El denunciante también descalificó el escrito favorable del jefe de Falange, con el argumento de que era primo de Calderón

El 20 de marzo, José Carrillo de Albornoz volvió a declarar. Ratificaba la denuncia, y añadía algunos aspectos. Según él, Calderón había sido durante muchos años presidente del Partido Socialista, y durante el periodo republicano de la guerra fue “Jefe de los Rojos”, además de alcalde. Mencionó a varias personas, implicadas en la muerte de su padre, según la información que le habían proporcionado otros hombres. Igualmente, desarrollaba lo que escribió en la denuncia, relativo a lo que habrían dicho Enrique “el Realo” y Joaquín Pineda: mientras estos se encontraban presos, se lamentaron insistentemente en voz alta, de forma que los pudieran oír otros vecinos, de que ellos no fueron los únicos que participaron en la muerte de su padre. El alcalde, habrían asegurado, los llevó con engaños, y él fue quien disparó primero. Estas palabras las oyeron, efectivamente, otras personas del pueblo, así como el que ahora, con los franquistas, era alcalde de Salobreña, Fernando Vinuesa. Además, Calderón habría obligado a su padre a firmar un recibo afirmando haber cobrado las rentas de unas fincas, sin que, en realidad, hubiese recibido nada. Calderón lo habría llevado a cabo acompañado de dos colonos.

Molvízar desde el cementerio, en 2021. Sería la última vista de un pueblo que tuvieron quienes iban a ser fusilados el día 15 de marzo de 1937.
El denunciante también descalificó el escrito favorable del jefe de Falange, con el argumento de que era primo de Calderón. Reconocía que, en los primeros momentos, entregó tres pesetas diarias para que pudieran alimentarse las familias de unos derechistas que habían huido del pueblo, pero eso no fue durante todo el tiempo, y además se había apropiado de las fincas y demás propiedades tanto de los huidos como de otros que no lo eran, con lo que las familias quedaron en la más espantosa miseria; entre ellos se encontraba su padre, Rafael Carrillo de Albornoz.
 

Notas bibliográficas:

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  • [1] En concreto 2.070 en junio de 1933, como se recoge en el Libro de Actas del Consejo Local de Primera Enseñanza, f. 3-3 v., del Archivo Municipal de Ítrabo (AMÍ desde ahora).
  • [2] El Defensor de Granada, 14-04-31, p. 3.
  • [3] Se especificaba que el nombramiento se debió “a causa de haber sido igual el número de candidatos presentados en el día de hoy que el de vacantes que había que cubrir, por lo que no habrá elección el próximo día doce en este término municipal” (AMÍ, Libro de Actas del Pleno del Ayuntamiento de Ítrabo, del 01-11-30 a 26-12-31, pleno del 05-04-31, ff. 9 v-10).
  • [4] Gaceta de Madrid, 10-08-07, pp. 584-592.
  • [5] Para el caso de Granada, ha abordado este tema, entre otros historiadores, LÓPEZ MARTÍNEZ, Mario, en Granada (1930-1931). De la Dictadura a la República. Granada, Tat, 1990: 212-150.
  • [6] AMÍ, Libro de Actas del Pleno del Ayuntamiento, del 01-11-30 al 26-12-31, pleno del 07-05-31, ff. 14-15.
  • [7] AMÍ, Libro de Actas del Pleno del Ayuntamiento, del 01-11-30 al 26-12-31, pleno del 09-05-31, f. 15.
  • [8] Ibid., pleno del 06-06-31, ff. 19-19 v.
  • [9] Ibid., pleno del 05-06-31, ff. 17-18 v.
  • [10] Ibid., pleno del 20-06-31, f. 22.
  • [11] Ibid., pleno del 25-06-31, f. 27 v.
  • [12] Ibid., pleno del 24-10-31, f. 39.
  • [13] AMÍ, Libro de Actas del Pleno del Ayuntamiento, desde el 01-01-32 al 30-12-33, pleno del 08-10-32, f. 36.
  • [14] AMÍ, Libro de Actas del Pleno del Ayuntamiento, del 01-11-30 al 26-12-31, pleno del 31-10-31, f. 39 v.
  • [15] Archivo Municipal de Ítrabo, Libro de Actas del Pleno del Ayuntamiento, desde el 01-01-32 al 30-12-33, pleno del 16-12-33, f. 90.
  • [16] Ibid., pleno del 02-04-32, f. 14 v.
  • [17] AMÍ, Libro de Actas del Pleno del Ayuntamiento, del 01-11-30 al 26-12-31, pleno del 11-07-31, ff. 25.
  • [18] Ibid., pleno del 05-09-31, ff. 33-33v.
  • [19] Ibid., pleno del 15-08-31, f. 30 v.
  • [20] AMÍ, Libro de Actas del Pleno del Ayuntamiento, desde el 01-01-32 al 30-12-33, pleno del 20-02-32, ff. 6-6v.
  • [21] AMÍ, Libro de Actas del Pleno del Ayuntamiento, del 01-11-30 al 26-12-31, pleno del 18 julio 31, ff. 26-26 v.
  • [22] Ibid., f. 26 v.
  • [23] Ibid., pleno del 25-06-31, ff. 27 v.-28.
  • [24] Ibid., pleno del 10-08-31, f. 29 v.
  • [25] Ibid., pleno del 12-12-31, f. 46 v.
  • [27] AMÍ, Libro de Actas del Pleno del Ayuntamiento, desde el 01-01-32 al 30-12-33, pleno del 23-01-32, f. 4.
  • [28] Ibid., pleno del 19-03-32, ff. 13 y 14.
  • [29] AMÍ, Libro de Actas del Consejo Local de Primera Enseñanza, ff. 1-1 v.
  • [30] AMÍ, Libro de Actas del Pleno del Ayuntamiento, desde el 01-01-32 al 30-12-33, pleno del 23-04-32, ff. 16 v-17.
  • [31] Ibid., pleno del 30-07-32, ff. 25 v-27.
  • [32] AMÍ, Libro de Actas del Consejo Local de Primera Enseñanza, ff. 2-2 v.
  • [33] No estaba presente Manuel Calderón, parece ser que debido a la normativa vigente, según se desprende del contenido del acta.
  • [34] AMÍ, Libro de Actas del Consejo Local de Primera Enseñanza, f. 3-3 v.
  • [35] El Defensor de Granada, 24-11-33, p. 3.
  • [36] Caciques contra socialistas. Poder y conflictos en los ayuntamientos de la República. Granada 1931-1936 (1997), Granada, Diputación Provincial: 260-272.
  • [37] AMÍ, Libro de Actas del Pleno del Ayuntamiento, del 06-01-34 al 31-12-35, plenos del 20-01-34 y del 23-01-34, ff. 2 v-4.
  • [38] LÓPEZ MARTÍNEZ, M. y GIL BRACERO, R. (1997): 273-361.
  • [39] AMÍ, Libro de Actas del Pleno del Ayuntamiento, del 06-01-34 al 31-12-35, pleno del 29-12-34, f. 43 v.
  • [40] Los resultados que mencionamos en primer lugar proceden de El Defensor de Granada, 17-02-36, p. 3.  Los otros, de LÓPEZ MARTÍNEZ, M. y GIL BRACERO, R. (1997): p. 419.
  • [41] AMÍ, Libro Registro de Salida de Negocios, años 1936, 1937 y parte de 1938, f. 17. Información dirigida al Jefe de la Oficina Central de Colocación y Defensa contra el Paro, Madrid, ff. 17, 21 y 25.
  • [42] El historiador Edward MALEFAKIS señalaba que en 1936 existía “la obligación de contratar a los trabajadores según un turno riguroso” (Reforma agraria y revolución campesina en la España del siglo XX, Barcelona, Ariel, 1982, p. 427).
  • [43] Numerosos investigadores han abordado este tema y se han pronunciado en esa línea. A modo de ejemplo: GONZÁLEZ CALLEJA, Eduardo (2006): Conflictividad sociolaboral y violencia colectiva en la Segunda República, en ARÓSTEGUI, Julio (ed.): La República de los trabajadores. La Segunda República y el mundo del trabajo. Madrid, Fundación Largo Caballero.
  • [44] AMÍ, Libro Registro de Salida de Negocios, años 1936, 1937 y parte de 1938, f. 27. De José Bustos González se señalaba, entre paréntesis, “menor”. Posiblemente se le quería diferenciar de otra persona llamada de igual manera, que fue concejal y alcalde de Ítrabo en distintas etapas.
  • [46] Ibid., ff. 16 y 18.
  • [47] Ibid., ff. 19, 21, 22 y 24.
  • [48] Ibid., ff. 22 v-24.
  • [50] AZUAGA RICO, Tiempo de lucha, 2014: 120.
  • [52] GIL BRACERO, Rafael y BRENES SÁNCHEZ, María Isabel (2009): Jaque a la República. Granada, 1936-1939, Granada, Osuna: 736-737.
  • [53] Ibid., 214-218.
  • [54] Juan Antonio MALDONADO CASTILLO (Mi memoria histórica, Salobreña, Alhulia, 2011: 241) lo considera el rico del pueblo, y fue asesinado “por ser hombre de comunión diaria y disfrutar de una acomodada posición económica”.
  • [55] Juan Antonio MALDONADO CASTILLO ha señalado que dos mujeres de su familia fueron también salvadas por Calderón, cuando se encontraban en la plaza de Ítrabo detenidas por unos milicianos (2011: 241-242).
  • [56] MALDONADO CASTILLO, 2011: 242 y 231.
  • [57] La CNT aparece mencionada en HIDALGO CÁMARA, 2014: 743-744. A ella pertenecían algunos de los vecinos de Ítrabo procesados luego por los franquistas.
  • [58] Esta última, que encuadraba a niños, aparece referida en el expediente de Manuel Calderón Jiménez, consultado en el Servicio de Estudios Históricos de la Guardia Civil (Madrid). Consta que fue el presidente de la misma en Ítrabo. Posteriormente sería guerrillero, desde 1947 hasta febrero de 1952, en que perdió la vida a manos de la Guardia Civil en la sierra de Cazorla. Era sobrino de Manuel Calderón Gutiérrez (Entrevista con María Ángeles Micas Montoro, Motril, 10-03-95).
  • [59] AMÍ, Libro Registro de Salida de Negocios, años 1936, 1937 y parte de 1938, f. 67.
  • [60] 2011: 254-261.
  • [61] AMÍ, Libro de Actas del Pleno del Ayuntamiento, del 28-02-37 al 14-10-38, plenos del 28-02-37 y del 01-03-37, ff. 1-2 v. Daniel Carrillo de Albornoz Alabarce aparece como alcalde con Primo de Rivera en AMÍ, Libro de Actas del Pleno del Ayuntamiento, del 01-01-30 al 28-12-30, pleno del 01-01-30, ff. 1v.
  • [62] PÉREZ, Javier (1988): “Todos eran mis muertos”. El Faro, 2358, Motril, 19-04-88, 10-14.
  • [63] Entrevista con María Ángeles Micas Montoro, Motril, 10-03-95. De Carmen Pretel Bustos existe algún testimonio en las actas del pleno del Ayuntamiento. El 21 de noviembre de 1931 se dio cuenta de una instancia suya solicitando excedencia de seis meses, a partir del uno de diciembre, de su función como “profesora de partos” para trasladarse a la República Argentina “para resolver asuntos particulares”. Le fue concedida (AMÍ, Libro de Actas del Pleno del Ayuntamiento, del 01-11-30 al 26-12-31, pleno del 21-11-31, f. 44). El 9 de junio de 1932 se leía un escrito suyo en el pleno del Ayuntamiento. Decía que ya había regresado y solicitaba, en vista de encontrase vacante la plaza de profesora de partos, que se le nombrase interinamente para el desempeño de la misma hasta tanto se sacara en concurso para proveerla en propiedad. Su petición fue aceptada (AMÍ, Libro de Actas del Pleno del Ayuntamiento, desde el 01-01-32 al 30-12-33, pleno del 09-06-32, ff. 22 v-23). La calle denominada Doña Carmen, en Ítrabo, está dedicada a su memoria.
  • [64] Excluimos en este trabajo la relación de víctimas que hubo en la lucha entre el franquismo y la guerrilla, que hemos abordado en Tiempo de lucha: represión, resistencia y guerrilla (Granada-Málaga, 1939-1952). Salobreña, 2014.
  • [65] Información procedente del libro Jaque a la República (Granada, 1936-1939), de Rafael GIL BRACERO y María Isabel BRENES SÁNCHEZ (Granada, 2009). En su apéndice documental nº 7 se encuentra, ordenada alfabéticamente, la relación de víctimas.
  • [66] HIDALGO CÁMARA, Juan: Represión y muerte en la provincia de Granada (1936-1950), Mojácar, Arráez, 2014: 743-744.
  • [68] Los datos relativos al proceso de Manuel Calderón la hemos obtenido de la causa judicial que siguió contra él la justicia franquista. Esa documentación la pudimos consultar en el archivo de la antigua Capitanía General de Granada (legajo 24/22, sin número de causa), archivo que posteriormente fue trasladado a Almería (Juzgado Togado Militar Territorial número 23).
  • [69] Se quería significar así que la mujer llevaba a cabo la profesión de ama de casa, que es la que se consideraba propia de su sexo. Se señalaba de esta forma que no trabajaba fuera de su hogar y, en lo que constituye una expresión de la ideología patriarcal, la expresión llevaba implícito que lo propio de su sexo era trabajar solo en casa. Otras veces, la misma profesión aparecía como “sus labores”.

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  • El próximo sábado: Aproximación a Ítrabo durante la II República y la guerra: el alcalde Manuel Calderón Gutiérrez y la represión (y II)

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José María Azuaga. Historiador. Es uno de los más reputados investigadores sobre la guerrilla antifranquista en Andalucía, y buena parte de España. Lleva investigándola desde hace casi cuatro décadas.Es  el tema al que ha dedicado más tiempo en sus investigaciones. Junto a ella, algunos capítulos de la Guerra Civil y de la resistencia política al franquismo. Realizó su tesis doctoral sobre la guerrilla en Granada y la zona oriental de Málaga, que posteriormente publicó, ampliando algunos aspectos, en un libro titulado 'Tiempo de lucha. Granada-Málaga: represión, resistencia y guerrilla (1939-1952)'.

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Este es un espacio para el recuerdo y el homenaje a las víctimas del franquismo. 

Para que nunca se olvide. Para que nunca se repita

En colaboración con y las asociaciones memorialistas de la provincia de Granada. 

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Historiador. Es uno de los más reputados investigadores sobre la guerrilla antifranquista en Andalucía, y buena parte de España. Lleva investigándola desde hace casi cuatro décadas.Es  el tema al que ha dedicado más tiempo en sus investigaciones. Junto a ella, algunos capítulos de la Guerra Civil y de la resistencia política al franquismo. Realizó su tesis doctoral sobre la guerrilla en Granada y la zona oriental de Málaga, que posteriormente publicó, ampliando algunos aspectos, en un libro titulado 'Tiempo de lucha. Granada-Málaga: represión, resistencia y guerrilla (1939-1952)'.