Las 3 m de septiembre y de siempre
Parecía que no iba a ocurrir pero, como siempre, llegó septiembre, con sus cosas de siempre y algunas sólo de ahora. Con sus habituales "síndromes" de los que casi todos hablan, pero casi nadie conoce. Con su larga lista de adivinadoras y adivinadores de todo lo que traería septiembre, que para eso, ellas y ellos lo predijeron no ya en julio, sino antes. Que este año, el arte de la adivinación ha conseguido desde luego, más adeptos, y por supuesto, nuevas adhesiones.
Soy de los que cree que casi todo lo que ocurre en estos días era, en verdad, previsible. Pero no por arte de adivinación, sino quizá mas bien, por mero ejercicio de observación de las actitudes y comportamientos de alguna dirigencia política, que traspasaron y superaron el carácter de ser previsibles
Soy de los que cree que casi todo lo que ocurre en estos días era, en verdad, previsible. Pero no por arte de adivinación, sino quizá mas bien, por mero ejercicio de observación de las actitudes y comportamientos de alguna dirigencia política, que traspasaron y superaron el carácter de ser previsibles, para instalarse (y bien cómodamente) directamente en la pesadez y en la reiteración.
Precisamente por ello, no me extraña que tras lanzar toda suerte de exabruptos frente a la propuesta gubernamental de poner a disposición de las Comunidades autónomas rastreadores del Covid-19, a estas alturas, ya más de la mitad de ellas los hayan solicitado al Gobierno. Y la cifra irá en aumento. Tampoco me extraña lo más mínimo que varias de estas comunidades autónomas, paralelamente a lo anterior, hayan autorizado la celebración de corridas de toros masivas y masificadas, que sólo se van a poder evitar gracias al buen hacer y a la enérgica posición de algunos ayuntamientos, por ejemplo, el cercano de Baza. Deseo que cunda el ejemplo.
Tampoco me resulta extraño constatar que tras rechazar (aspavientos incluidos) posibles nuevas declaraciones del estado de alarma "territorializado", algunas comunidades autónomas estén declarando el pase a fases anteriores de la desescalada de algunas ciudades o estableciendo normativas restrictivas, que sin la menor duda, encontrarían mejor acomodo jurídico y garantías ciudadanas ciertas, en dicho estado. Pero parece que queda mejor así, pues salvo el presidente catalán (y esto es harina de otro costal) que no parece hacer ascos a la idea, el resto (insisto, con aspavientos incluidos) rechaza la declaración de un nuevo estado de alarma. Veremos cómo va evolucionando esta "enérgica" negativa. Yo me alegraría de que no hubiera ni que plantearse este asunto, pero veremos. Parece que sigue habiendo bastante gente que ha confundido la normalidad de las 3 M con una evidente relajación. Y que también ha confundido el llamar la atención sobre dicha relajación con nada menos que restarle felicidad a la ciudadanía, como el caso del regidor granadino, siempre a la cabeza de las confusiones.
Y sobre las 3 M quiero señalar alguna reflexión. Metros (guardar siempre la distancia de seguridad). Mascarilla (bien puesta, no de adorno). Manos (lavarlas con frecuencia con gel hidroalcohólico). No parece muy complejo aprendérselas, ni aplicárselas, ni cumplirlas a rajatabla, ni procurar que se cumplan en el entorno de cada cual
Y sobre las 3 M quiero señalar alguna reflexión. Metros (guardar siempre la distancia de seguridad). Mascarilla (bien puesta, no de adorno). Manos (lavarlas con frecuencia con gel hidroalcohólico). No parece muy complejo aprendérselas, ni aplicárselas, ni cumplirlas a rajatabla, ni procurar que se cumplan en el entorno de cada cual. Es además, la recomendación generalizada de autoridades sanitarias nacionales, regionales y locales. Eso depende única y exclusivamente de cada una y uno de nosotros. Ahí no cabe normalidad ni relajación. Se puede salir a la calle cumpliendo las 3 M, se puede acudir al lugar de trabajo o a la reunión prevista cumpliéndolas. En definitiva, se puede mantener un nivel de vida y actividad normalizado cumpliendo con las 3 M.
Es evidentemente más fácil echar las culpas al Gobierno (a los gobiernos), pero hay circunstancias y momentos de la vida en los que la única responsabilidad es la personal. Realmente no sé de que maneras hay que explicarlo y decirlo. O cómo hay que actuar para que nos entre en la cabeza. No es un problema de autoridad, ni de competencias, ni de responsabilidades políticas. Es la responsabilidad (o irresponsabilidad) de cada cual. Y a cada cual le toca cumplirlo. Y al resto, llamar la atención por el incumplimiento. Es bastante simple y fácil de entender.
De manera que en espera de que la ciencia siga investigando y avanzando en la obtención de la vacuna. En el deseo de que permitamos que el personal científico e investigador haga su trabajo en las mejores condiciones. En el convencimiento de que las autoridades de todos los niveles actuarán con la responsabilidad y la coherencia que exige el actual momento, dejando a un lado intereses espúreos y cortoplacistas. Al resto nos queda grabarnos a fuego en la frente las 3 M y cumplirlas, pues es la mejor aportación que podemos hacer. Antes de septiembre, en septiembre y después de septiembre, anhelando que sea el menor tiempo posible.