Hay una preocupación social sobre la prisión permanente revisable y esa preocupación ha sido expresada por muchas personas. La experiencia nos dice que si no se le pone atención a esa preocupación y simplemente se rechaza todo sin ofrecer soluciones, las posiciones de la gente se recrudecen .

 

El Ayuntamiento de Granada no tiene competencia alguna en este tema. Un rechazo de plano no va a suponer ningún avance para derogar la prisión permanente revisable, y lo único que consigue es enviar un mensaje a la gente: rechazamos vuestra preocupación. Y ahí el PP recoge su cosecha de apoyo popular, y continúa sin poner en marcha políticas que vayan a la raíz y la prevención, alimentando con ello la sensación de inseguridad y la demanda de medidas punitivas, en un círculo vicioso del que necesitamos salir.

 

La preocupación nace porque sigue habiendo condenas que se acortan en casos que son incomprensibles, y en los que se dan muy altas probabilidades de reincidencia, como los delitos sexuales o de odio. Si no se dan respuestas claras para atender esto, y simplemente se transmite un rechazo, la preocupación aumenta, y con ella la demanda de medidas más duras.

 

Yo, en un pleno municipal sin competencias, no pienso entrar a una simplificación de una cuestión de este calibre por intereses de partido. Ni de unos ni de otros. Y no quiero que caigamos en las trampas de quienes, os recuerdo, siguen ganando las elecciones precisamente porque las trampas les salen bien. La moción sobre la prisión permanente revisable es una trampa del PP, y el PSOE sigue cayendo en estas trampas. Mandando un mensaje de rechazo total a la preocupación de la gente, se le deja al PP la exclusiva de “arropar” a la gente que está necesitada de respuesta, que está preocupada.

 

Lo que creemos útil es un debate profundo, participado y constructivo que pueda dar lugar a una reforma del Código Penal que atienda a los agujeros varios y asignaturas pendientes que presenta, a pesar de la reciente reforma, y en algunos casos precisamente a raíz de ella. Y la competencia para ello está en Madrid, en el Congreso, en la reforma del Código Penal. Aquí en Granada se está usando con fines partidistas, para arrinconarnos y clasificarnos, en lugar de ofrecerle una solución real a la gente.