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Tras las derrotas electorales y la pérdida de la Diputación, primeras críticas internas a Sebastián Pérez

Del poder absoluto a las horas más bajas

Política - Juan I. Pérez - Martes, 21 de Julio de 2015
El PP de Granada ha pasado del poder absoluto –'absolutista', a juicio de la oposición- a sus horas más bajas. El pleno de investidura del pasado jueves, en el que el socialista José Entrena fue elegido presidente de la Diputación, materializó el fin de la etapa de mayor esplendor de los populares en la provincia que ya solo piensan en las Generales como nuevo punto de inflexión para recuperar terreno, tras la debacle en las autonómicas y las municipales. Junto a la capital, y sustentado por Ciudadanos, solo Almuñécar y Loja como bastiones del PP. Arrecian las primeras críticas internas a la gestión de Sebastián Pérez.
Pérez en uno de los ascensores de Diputación tras su última rueda de prensa.
Miguel Rodríguez
Pérez en uno de los ascensores de Diputación tras su última rueda de prensa.

“Un partido como el PP que quiere reformar para mejorar la sociedad, tiene sentido cuando gestiona instituciones. Cuando los resultados le son adversos, hay que presuponer que debe cambiar el partido para que vuelva al poder”. Así se expresa un ex alcalde del PP que recoge el sentir de otros compañeros suyos que admiten que la organización ha estado ralentizada en este último año, debido a la máxima ocupación del presidente, Sebastián Pérez, en la Diputación, pese a las citas electorales.

Ni siquiera las visitas a todos los municipios de la provincia como presidente de la institución, que en muchas ocasiones aprovechaba para impulsar a las organizaciones locales del PP, han sido suficientes. “El partido en Granada, como en España, se ha alejado de la calle. Muy preocupado en gobernar”, en la provincia, en la Diputación y los ayuntamientos, señala un miembro de la dirección provincial quien lamenta que Pérez delegue poco y, en todos los casos, solo en cargos institucionales.

Se refieren, sobre todo, a Santiago Pérez, secretario general del PP de Granada y subdelegado del Gobierno a tiempo completo, y habitual en ruedas de prensa matinales en la sede popular o en las negociaciones con Ciudadanos, tras las municipales, lo que le obliga a estar colgado permanentemente del teléfono para atender los asuntos, que no son pocos, de la provincia como representan del Gobierno que es.

Santiago Pérez, subdelegado del Gobierno y secretario provincial. Miguel Rodríguez

La pérdida de la Diputación no solo ha sido para el PP la puntilla de las adversas elecciones municipales para el PP, también el golpe más duro para la organización que busca salida, -no es una excepción el PP en este caso- al personal de confianza que ha acompañado estos últimos cuatro años a Pérez. De hecho, ya se ha llevado al Ayuntamiento como asesor a quien era su coordinador de Presidencia, mientras se reajustan los puestos en el grupo provincial del PP, aunque, como en los numerosos ayuntamientos que ha perdido, será imposible recolocar a todos

Críticas internas

La prolongada despedida de Pérez de la Diputación, con hasta tres comparecencias para ofrecer balance de gestión triunfalista, además de para acaparar la lógica atención mediática, solo se entiende como mensaje interno al partido, necesitado de mucho ánimo y refuerzo, con el fin de que sigan confiando en la capacidad de su líder, que empieza a ser cuestionado.

Poco después de la derrota en las municipales, el presidente provincial del PP comenzó un gira por la provincia para reunirse con las organizaciones locales por comarcas, según los comunicados oficiales para preparar ya las Elecciones Generales. También para proceder a las designaciones de los diputados provinciales.

Uno de los asistentes a la reunión en la Costa, donde el portavoz parlamentario del PP, Carlos Rojas, dispone de gran peso, explicó su asombro ante el análisis de la dirección provincial que culpó de la derrota general del PP en la provincia a las medidas del Gobierno de Mariano Rajoy, sin mínima autocrítica personal. “Pero algo ha debido fallar, además, ¿no?”, reflexionó.

El presidente de la Diputación escucha al portavoz y alcalde de Güéjar Sierra, Antonio Robles. Miguel Rodríguez

Sobre algunos que forman parte del núcleo duro al que solo escucha Pérez –entre ellos, el ex alcalde y concejal de Armilla y senador y vicesecretario general, Antonio Ayllon; el alcalde de Guéjar Sierra y vicesecretaro de Política Municipal, José Antonio Robles-, algunas voces lamentan el desdibujado perfil y poco peso que ofrecen.

Otras fuentes consultadas apuntan a que en el partido están desaprovechados los parlamentarios andaluces y en el Congreso y valores de otros municipios –que no solo Armilla y Güéjar Sierra- a los que esta dirección, aseguran, apenas ha apoyado.

La descoordinación ha sido evidente en asuntos como el AVE –la concejala de Urbanismo, Isabel Nieto, llegó a asegurar que en Fomento no le cogían el teléfono al Ayuntamiento- y, lo más reciente, la sentencia del TSJA contra el ‘tasazo’ que grava la recogida de basuras que ideó la Diputación del PP.

No es descoordinación, pero sí responde al momento de desajuste del PP, el nombramiento del director de la Alhambra. Tras insistir e insistir en campaña sobre la convocatoria de un concurso para nombrarlo –como así pide el grupo de casi un centenar de destacados representantes culturales de Granada- después de que la consejera de Cultura, Rosa Aguilar, dejara hace una semana encima de la mesa la designación del socialista Manuel Pezzi, por el rechazo suscitado, tras adelantarlo El Independiente de Granada, y aludiera a buscar “consenso”, ya nada de concurso y sí "lealtad institucional". Esperanzado de que el elegido hoy sea de su cuerda y, al menos, puedan tener cierta influencia en la gestión del conjunto monumental.

La ausencia de Pérez al pleno de investidura de la Diputación no solo fue criticado por el resto de partidos, también en el PP que lo vieron como un pésimo gesto, como también la de Torres Hurtado. Salvo Carlos Rojas, ni un representante del partido popular de Granada.

La capital, el bastión

Sin la púrpura de la presidencia de la Diputación, el también senador por la Comunidad Autónoma debe trabajar como concejal y teniente de alcalde. A la espera de la decisión de José Torres Hurtado, sobre su marcha que, pese a Ciudadanos, ya ha reiterado que su límite está al final de los cuatro años.

Pérez y Torres Hurtado. Miguel Rodríguez

La llegada de Pérez al Ayuntamiento ha desencajado al grupo popular, cuyos 11 concejales  deben atender tres referencias: la del alcalde, lógicamente, la de Luis Salvador, al menos, hasta las Elecciones Generales, y la de Sebastián Pérez.

Resulta paradójico que no sea Torres Hurtado, sino Salvador, quien se marche del Ayuntamiento en noviembre. Como lo es también que Pérez esté a las órdenes de Torres Hurtado, al menos, sobre el papel.

En el Ayuntamiento también se espera la operación de recolocar a los ex concejales y otros cargos, desalojados por las urnas. El portavoz municipal de IU, Francisco Puentedura, adelantó lo que se esperaba y nadie se atrevió a decir: el próximo nombramiento del “exconcejal de Juventud, Juan Francisco Gutiérrez, como asesor de la alcaldía y al exconcejal de Educación y Empleo, Jorge Saavedra, como Coordinador del área de Deportes”. Lo que costará a las arcas municipales, según los cálculos de Puentedura, entre retribuciones salariales y costes de seguridad social, más de 115.000 euros al año.

Y seguirán más. Hasta 25 cargos de confianza o personal eventual adscrito a la Alcaldía y a los distintos grupos municipales del Ayuntamiento de Granada. Se ha pasado de 8 coordinadores de área a 10 y de 8 directores generales a 9.

Mientras, la paralización municipal es evidente, aunque el próximo 27 de julio habrá pleno extraordinario, en respuesta a la petición del grupo municipal socialista en el que se debatirá la propuesta sobre el AVE por La Chana, las declaraciones sexistas del alcalde y la comparecencia de Juan Antonio Fuentes, por los despidos en TG7. Será la Junta de Portavoces de mañana la que cierre los asuntos a tratar.