Inagra en Navidad

Las municipales más complejas desde 1979

Política - Juan I. Pérez - Jueves, 7 de Mayo de 2015
Hasta seis partidos con opciones pugnan por obtener el próximo 24 de mayo representación en el Ayuntamiento de Granada, lo que vaticina un previsible puzle de futuros grupos municipales.
Es la hora de la ciudadanía.
M.Rodríguez
Es la hora de la ciudadanía.

Son, sin duda, las elecciones municipales más compleja desde las elecciones de 1979, las primeras en libertad tras la dictadura.

La improbable mayoría absoluta en las urnas obligará a los partidos a pactar antes de elegir al próximo alcalde de Granada  y deja en el aire si la ciudad será gobernada con mayoría estable por una coalición de partidos o en minoría. Pero, sobre todo, si gobernará la izquierda o la derecha. La indefinición de Ciudadanos y Vamos Granada, llamados a ser decisivos, mantiene la incógnita.

El mapa que, previsiblemente, arrojarán las urnas el 24 de mayo puede ser aún más complejo que el de las elecciones de 1979, puesto que, entonces, pese a la amalgama de partidos que en la esfervescencia de la democracia se presentaron fue un todos contra UCD. Aquel partido, central en la Transcición, fue la fuerza más votada, con 11 concejales, pero no tuvo posibilidad alguna de negociar para gobernar, frente a cuatro partidos que se declaraban radicalmente de izquierdas: PSOE (6), PSA (6), PCE (3), y la Candidatura Granadina de Trabajadores (1) y que veían al partido de Adolfo Suárez, en aquellos años, como una formación de derechas. Otra cosa sería el trueque regional entre andalucistas y socialistas que dio al PSOE la Alcaldía de Granada, en lugar de al PSA, la más votada de la izquierda en la capital, y la de Huelva, a cambio de que los andalucistas gobernaran en Sevilla. Bien que pagaron los andalucistas el pacto, en contra de la dirección provincial. Ahora este cambio de sillones sería impensable.

Torres Hurtado se enfrenta a las elecciones más difíciles; pueden significar su jubilación forzosa

Después de tres mayorías absolutas, José Torres Hurtado,  el candidato popular a la reelección, se enfrenta en clave personal a las elecciones más difíciles: pueden significar su jubilación forzosa de la política a los 74 años, después de dedicarle ininterrumpidamente los últimos 33. Nunca estará en la oposición. Y aunque su lista sea de nuevo la más votada, lo que es altamente probable en Granada, puede que no sea alcalde. Y no solo, como es lógico, por pactos que dejen fuera al PP. La renuncia de Torres Hurtado puede estar, como contrapartida al desgaste de sellar acuerdos estables con el PP, en la mesa de unas hipotéticas negociaciones de los populares con uno o varios partidos, junto a programas, modelos y, sobre todo, cargos, -aunque esto de los sillones lo nieguen todos en público-. De cara a sus votantes, los posibles socios del PP pueden justificar sin Torres Hurtado el comienzo de una nueva etapa municipal.

En los 16 años de gobierno municipal popular, repartidos entre el mandato del malogrado Gabriel Díaz Berbel (1995-1999) y los tres de Torres Hurtado (2003-2007; 2007-2011; 2011-2014), el PP siempre ha gobernado con mayoría absoluta y nunca con pactos. Lo intentó sin éxito Díaz Berbel cuando trató de negociar con el andalucista Jesús Valenzuela, candidato ahora en Guadix, cuya negativa dio paso al llamado tripartito liderado por el socialista José Moratalla, con IU. Salvo en aquella ocasión, los populares nunca tuvieron opciones de pactar, descartado si quiera plantearlo con PSOE o IU.

Pero esta vez es diferente. Por primera vez, el PP dispone de un Plan B, con posibilidades reales de suscribir acuerdos. Puede hacerlo con Ciudadanos y, aunque más improbable, hasta sentarse con Vamos Granada, la coalición liderada por Podemos, aunque el compromiso de esta formación, es la de consultar a las bases.

Turistas cruzan la plaza del Carmen, sede del Ayuntamiento de Granada. M.Roríguez

Ciudadanos acude con fuerza a la cita electoral. Es un partido en alza, que ha cogido impulso por las encuestas nacionales y los resultados de las últimas autonómicas. Señalado como “marca blanca” del PP, se siente a gusto en su propia indefinición que practica con el fin de ampliar su campo. Su líder y candidato, Luis Salvador, con pasado socialista de peso y curtido en tertulias televisivas, será la clave por donde puede pasar la gobernabilidad del Ayuntamiento.

Víctima del cainismo, de la soberbia de algunos y de vendettas, la izquierda ha sido incapaz de concurrir unida

Aparte del PSOE, la izquierda concurre en Granada fragmentada. Víctima del cainismo, de la soberbia de algunos y de vendettas, ha sido incapaz de concurrir unida.  El proceso de convergencia entre las plataformas Ganemos Granada, Vamos Granada e IU surgió con el propósito de obtener, al menos, un voto más que el PSOE en las urnas y liderar la izquierda. Generó tanta ilusión como luego decepción al fracasar las negociaciones.  Faltó voluntad de acuerdo y generosidad. Al final, la víctima de la desunión es el electorado de esa izquierda al que obligan a decidir en un supuesto mismo plano ideológico entre una opción que ha demostrado lo que pueden hacer, como IU, y otra que aún tienen que demostrarlo, como es Vamos Granada, sin lo que pudo haber aportado Ganemos Granada.

El PSOE vuelve a presentar, pese a los intentos internos de impedirlo, a Francisco Cuenca tras cuatro años en la oposición en los que se ha curtido y él mismo reconoce que es distinto, para mejor. No hicieron falta primarias para certificarle como candidato. Su inicial oponente, el ex jefe de Policía Luis de Haro Rossi, ahora número dos de la lista de Vamos Granada, se retiró antes de empezar el proceso, ante la incapacidad de reunir avales suficientes. En su renuncia por escrito, De Haro Rossi manifestó “todo” su apoyo a Cuenca y se puso a su disposición “para colaborar en su proyecto”. Es Paco Cuenca un líder singular en el PSOE, como otros pocos que, aún quedan: no se esconde y practica la autocrítica.

IU también repite candidato: Francisco Puentedura, un martillo en la oposición. Arropado sin fisuras por toda la coalición lucha por mantener el sitio de IU, ahora con dos actas, y quiere ser decisivo en un pacto de izquierdas. El castigo en las autonómicas ha servido de lección a IU, que trabaja para retener su base electoral, seducida por el tsunami Podemos.

La concejala y candidata de UPyD, Mayte Olalla, es un caso aparte. Es la referencia municipal casi nacional de un partido en descomposición. Si solo se premiara el trabajo, la sorpresa de las elecciones municipales de 2011 tendría el acta garantizada. Pero es un reto complicado luchar contra la adversidad y errores estratégicos del partido, que pudo coaligarse con Ciudadanos en un momento en que mantenía la primacía frente a la opción de Albert Rivera.

A diferencia de lo que ocurre en otras ciudades con marcas podemos, que no niegas ser de izquierdas, Vamos Granada mantiene la ambigüedad

Vamos Granada, alimentada por Podemos y Equo, presenta a la arquitecta Marta Gutiérrez quien en pocos días ha demostrado su inexperiencia ante los medios, tras desvelar La Voz de Granada una controvertida decisión sobre el despido de trabajadores en el Colegio de Arquitectos, que preide, lo que no han desaprovechado el resto de partidos para desacreditarla. Pero el proyecto de Vamos Granada es mucho mayor que el de personas concretas que lo representan y ofrece a la ciudadanía una opción con el atractivo sello Podemos. A diferencia de lo que ocurre ya en otras ciudades con marcas podemos, que no pueden negar definirse ideológicamente de izquierdas, en Granada aún mantienen la ambigüedad.

Meritoria es la candidatura andalucista. El abogado Domingo Funes concurre por primera vez como candidato de una formación marginada por el electorado y castigada, además, por algunos de sus antiguos dirigentes. Lleva Funes toda la vida en el PA y reclama una oportunidad. También hay alternativas a la derecha del PP, como VOX, que presenta como candidato a Ignacio Nogueras, gestor administrativo.