artículo de opinión por Gabriel Pozo Felguera

'Jodiendo (¿más?) a Granada'

Política - Gabriel Pozo Felguera - Sábado, 18 de Mayo de 2024
Un artículo de opinión de Gabriel Pozo Felguera sobre la fábrica de El Fargue, en el que contextualiza los últimos acontecimientos, con un poco de historia sobre esta planta industrial de Granada.
Trabajadoras de El Fargue rellenan vainas de cartuchos a principios del siglo XX. La plantilla de la fábrica siempre ha contado con un 30% de mujeres en sus talleres.
Trabajadoras de El Fargue rellenan vainas de cartuchos a principios del siglo XX. La plantilla de la fábrica siempre ha contado con un 30% de mujeres en sus talleres.
No podemos permitir que desde un sector de La Moncloa pongan en riesgo la viabilidad de la Fábrica de Municiones de El Fargue, la más antigua de Europa

Amanecía el año 1983. Los nuevos inquilinos de La Moncloa estudiaron, y tomaron, varias decisiones de calado que dejaron bien jodida a Granada: 1ª Reforma militar del plan META, que eliminó la Capitanía General y dejó en la nadería al colectivo caqui en la provincia. 2ª. Cierre del ferrocarril Guadix-Almendricos, con el cerrojazo al futuro férreo por Levante-Corredor europeo. 3ª. Reconversión del sector fertilizantes, que se llevó por delante la gran fábrica de Abonos Carrillo. Y 4ª. Desmantelamiento parcial del sector explosivos, es decir, la Fábrica de Municiones de Granada, El Fargue.

Huelga abundar más en el mal que acarrearon, hace ahora cuarenta años, aquellas decisiones gubernamentales para la economía granadina. Me voy a centrar en la última, por el aviso a navegantes que han enviado los inquilinos actuales de la Moncloa

Huelga abundar más en el mal que acarrearon, hace ahora cuarenta años, aquellas decisiones gubernamentales para la economía granadina. Me voy a centrar en la última, por el aviso a navegantes que han enviado los inquilinos actuales de la Moncloa. Parece que no todos, al menos sí la parte que habita el chiscón de portería.

Un poco de historia. La fábrica de Pólvoras de El Fargue pasa por ser la factoría más antigua de España, quizás de Europa. A principios del siglo XIV ya había molinos/batanes de salitre, carbón y azufre aprovechando la fuerza motriz de las aguas de la Acequia Aynadamar. Por eso, estas semanas estamos conmemorando el 700º Aniversario de la aparición de la pólvora en Europa con fines pirobalísticos, o sea, impulsores de proyectiles (Su inicio se documenta en la toma de la fortaleza de Úskar -Huéscar- el 14 de julio de 1324, por el emir nazarita Ismail I).

Siempre tutelada por la Corona o el Estado, por iniciativa privada o directamente supervisada por el Ministerio de Guerra

El Fargue se ha ido conformando como industria de explosivos (nunca de armamento) en estos siete siglos, una alquería o pedanía de la capital asociada prácticamente a esta industria química. Siempre tutelada por la Corona o el Estado, por iniciativa privada o directamente supervisada por el Ministerio de Guerra. Hasta que en 1961 pasó a ser administrada por el INI. Ha sido una más de la veintena de factorías de explosivos que la han secundado por España en estas siete centurias. De ellas, sólo quedan seis en activo.

De la Fábrica de El Fargue han vivido casi todos los vecinos de este barrio, más parte del Albayzín, y muchos de los pueblos limítrofes: Víznar, Alfacar, Huétor Santillán y Beas de Granada

De la Fábrica de El Fargue han vivido casi todos los vecinos de este barrio, más parte del Albayzín, y muchos de los pueblos limítrofes: Víznar, Alfacar, Huétor Santillán y Beas de Granada. De estos dos últimos, entre un 4 y 5% de su población vive empleada hoy en la rama de los explosivos. Eso sin contar el empleo inducido que genera y otros servicios (carpintería, herrería, albañilería, transportes, seguridad, etc.) En la actualidad, esta factoría se extiende por una extensísima parcela/jardín de 650 hectáreas formada por 301 edificios, de los cuales permanecen operativos 125. Los talleres y las personas están muy dispersos por motivos de seguridad.

Durante todo el siglo XX dio empleo a una media de 500 personas de manera directa, más los contratos eventuales o de campaña. El punto culmen de mayor afluencia de trabajadores se dio durante la guerra civil de 1936-39, cuando casi 2.000 personas se afanaban en suministrar explosivos al bando nacional. (La mayor parte de la plantilla que tuvo durante la II República había sido asesinada por su militancia izquierdista; muchos son los que están apareciendo de las fosas de Víznar).

Un dato curioso: siempre ha existido un tercio de mano de obra reservada a mujeres, desde la modernización por el general Arana en 1903. Aunque en tiempos de “paz”, más recientes, fue el año 1982 cuando se alcanzó el pico máximo de empleo: 550 familias comían directamente de esta Fábrica de Municiones. La explicación de tanta actividad era muy sencilla: Irán e Irak se desangraban en una guerra y buena parte de los proyectiles de carga hueca eran rellenados en esta fábrica granadina.

Vuelvo al negro periodo 1983-4. La Moncloa, un tanto evadida de la realidad mundial, no sabía si OTAN de entrada sí o no. Y, por supuesto, sostenía por inmoral que España suministrase armamento y municiones (en este caso granadinas) para que los persas siguieran matándose entre ellos. Felipe González dio orden de parar el suministro.

Aquel periodo enfiló la cuesta abajo que rompía la línea ascendente o estable de la fábrica de explosivos

La consecuencia inmediata fue el inicio de una severa crisis de producción y reducción de personal. La decisión afectó principalmente a El Fargue, pero también a las demás fábricas españolas de municiones. Aquel periodo enfiló la cuesta abajo que rompía la línea ascendente o estable de la fábrica de explosivos. Se empezó a perder empleo y actividad a marchas forzadas. Llegaron los despidos masivos, las prejubilaciones, las regulaciones de empleo y la amenaza de cierre de la industria más antigua de Granada.

Fue sin duda alguna una crisis provocada desde el poder político. Se aducía que no era ético ni moral producir explosivos y armamento en España; lo único que consiguieron fue trasladar la producción a otros países. A esos que primero azuzan una guerra, después la alargan para venderle armamento y al final son las primeras en enviar a sus empresas a la reconstrucción de lo destrozado.

El punto crítico, abocando casi al cierre de El Fargue, llegó en el año 2013. Se tocó fondo con sólo 74 trabajadores, poca producción y una cartera de pedidos menguante

El punto crítico, abocando casi al cierre de El Fargue, llegó en el año 2013. Se tocó fondo con sólo 74 trabajadores, poca producción y una cartera de pedidos menguante. Los autobuses que llegaban a diario desde los pueblos dejaron de hacer sus rutas. Si no se cerró la fábrica fue, en parte, gracias a la presión de los trabajadores, que a través de su comité de empresa se fajaron en buscarle soluciones viables. También por los hábiles movimientos de quien es su director desde 2007, Antonio Caro Chena. Entre todos buscaron soluciones para evitar su clausura cantada: primero asociándose con una compañía americana especializada en vehículos de guerra (con la que no había sinergias y no cuajó el intento) y, hace cuatro años, con la checa MGM.

Esta última asociación de la empresa española con una de las mayores productoras y distribuidoras de municiones mundiales, la checa MGM Group, es la que ha conseguido resucitar El Fargue

Esta última asociación de la empresa española con una de las mayores productoras y distribuidoras de municiones mundiales, la checa MGM Group, es la que ha conseguido resucitar El Fargue. A fecha 31 de marzo pasado, la Fábrica de Municiones de Granada daba empleo a 212 personas fijas, más los contratados temporales. De ellos, 66 son mujeres. En estas últimas semanas se han ido sumando algunos trabajadores más. Y lo más importante, se ha conseguido recuperar el nivel de producción de 1982 con sólo un tercio de mano de obra de entonces. Esto se ha alcanzado por los avances de las tecnologías empleadas. Además, las medidas de seguridad han permitido que desde 1998 no se haya registrado ningún accidente grave por manejo de explosivos.

Cada día llegan y salen de El Fargue varios camiones cargados con los explosivos que se ultiman en los talleres granadinos

Desgraciadamente, no hay bien que por mal no venga. Las continuas guerras que flagelan el planeta están contribuyendo al resurgimiento de la fábrica más antigua de Europa. Gracias, fundamentalmente, a MGM Group. Cada día llegan y salen de El Fargue varios camiones cargados con los explosivos que se ultiman en los talleres granadinos. En la mayoría de casos se dirigen a los puertos cercanos del litoral andaluz y levantino. Su destino es la docena de conflictos armados que siguen activos por el mundo. Sí, principalmente Ucrania e Israel.

La consecuencia inmediata va a ser la ralentización de actividad, la merma de producción y -¡esperemos que no¡- una regulación temporal de empleo para obreros granadinos

Uno de los barcos que traía materia prima a El Fargue era el que ha sido espantado hace unos días por los habitantes del chiscón de La Moncloa. Aguardaba una docena de camiones para trasladar los contenedores. Al final, el Borkum ha dado el rabotazo y se ha ido a descargar a otro puerto. La consecuencia inmediata va a ser la ralentización de actividad, la merma de producción y -¡esperemos que no¡- una regulación temporal de empleo para obreros granadinos.

Los daños que han provocado en esta actividad industrial los cuatro apéndices de Sumar y Podemos deben ser criticados por la sociedad granadina. No regresemos a las andadas de años atrás, cuando ya tenemos estabilizada nuestra principal actividad química. La Fábrica de Municiones de El Fargue no se toca. No vayamos a pollas. Que los de la gatera de La Moncloa no jodan más a Granada. Ya la han jodido bastante. Corremos el riesgo de que unos desalmados se carguen la fábrica más antigua que tenemos en Europa.