Spiriman
No contaban con su astucia, la astucia del detonante, la astucia del catalizador que siendo casi nada provoca una reacción en cadena. La astucia de quien cree en algo de verdad y usa lo poco que tiene y la inteligencia.
Ha nacido en Granada Spiriman una mezcla de Chapulín Colorao y MacGyver. Una mezcla de alegría y tesón. Justo lo que necesitábamos en el momento en que lo necesitábamos.
Fueron a por él y envalentonaron a su gente y su gente llamó a más gente, y así. Porque había tantos motivos como arrogancia del staff sanitario granadino a las órdenes de Sevilla, decenas de miles de personas formamos la marea blanca granadina. Una marea que rompió en Sevilla Genil y Guadalquivir abajo.
La gente no está, no estamos para mentiras y soberbias. Con la salud no se juega. Bueno está que aguantemos el paro y la huida de nuestra juventud más válida y preparada, bueno está que soportemos trabajo esclavo, bueno está que suban todo más y más y bajen las prestaciones y las becas, bueno está que respiremos humo y no podamos ir en tren, bueno está que nos engañen a diario ministros y consejeros. Pero con la salud no se juega, porque entonces es que esto es la guerra y la guerra, se sabe, es a vida o muerte.
¿Quién no tiene un familiar pachucho esperando aburrido la asistencia sanitaria, más tras la fusión? ¿Quien no ha conocido en carne, o alguien cercano le ha contado, la aventura granadina de las urgencias?
Toda Granada lo sabía, lo sentía, se quejaba, tenía la necesidad de gritar no a la fusión sí a la vida. Pero necesitábamos un valiente, un símbolo, alguien echao palante, un líder que se echase a las espaldas la transversalidad y el decir las cosas claras y a la cara. Ahí, en ese cruce de simpatía y contundencia, por suerte para las y los granadinos, para Granada, estuvo Spiriman. Nunca agradeceremos lo suficiente su arrojo.
El dieciséis de octubre de dos mil diez y seis Granada estuvo en la calle y su alcalde y su delegado territorial de Igualdad, Salud y Políticas Sociales permanecieron en su casa. Quienes dicen, y debían, representarnos se pusieron a la orden de su partido y del poder político de la Junta que radica, de verdad, en Sevilla. No volverán a tener la oportunidad de demostrar que defienden Granada como la tuvieron este domingo, no cogieron el tren porque ni siquiera tenemos tren. La sombra de su sumisión partidista les perseguirá el tiempo que en política les quede.
Granada está cansada de que sus políticos beban órdenes externas y exhalen, arrodillados, súplicas a Sevilla y Madrid.
Ha nacido para la gente Spiriman. Entonemos muchos ¡YEAH!, con alegría y por un sistema de salud público digno.