Inagra en Navidad

Pony Bravo o el exotismo con buen gusto

Blog - Un blog para melómanos - Jesús Martínez Sevilla - Miércoles, 3 de Julio de 2024
Pony Bravo – 'Trópico'.
Portada de 'Trópico', de Pony Bravo.
Discos Marcapasos.
Portada de 'Trópico', de Pony Bravo.

Un punto en común de muchos grupos de rock que están surgiendo en Andalucía en los últimos tiempos, y especialmente en el caso de los más interesantes, es su admiración (más obvia o más soterrada) por Pony Bravo. Los sevillanos han ejercido de puente entre distintas generaciones de bandas alternativas en el sur, al tiempo que han introducido una sensibilidad muy particular tanto en lo musical como en lo lírico. Sus letras, llenas siempre de frases singulares, contienen un humor tan fino como surrealista, aplicado a temáticas como la política, la religión, las drogas o la propia industria musical. Al mismo tiempo, han combinado influencias tan diversas como la psicodelia, el krautrock o la electrónica con la música de raíces andaluza y en particular con el flamenco, a veces con cierta distancia irónica, pero siempre con una elegancia y originalidad que, por desgracia, no abunda en ese tipo de combinaciones. Esta es, en mi opinión, su aportación más valiosa y rara; ojalá muchos grupos más exitosos que ellos entendiesen del mismo modo el papel del folklore en su música.

En esta ocasión, tirando de nuevo de esa distancia irónica, el grupo ha construido el mundo del álbum en torno a la idea fantasiosa y exotizante de las tierras tropicales que desprendían los discos de ese género orientalista por excelencia, la “exótica

Además, Pony Bravo han decidido seguir sus propios ritmos: después de publicar sus tres primeros discos en el plazo de un lustro, se han tomado otros cinco o seis años para madurar cada uno de los siguientes dos. Gurú (2019) fue una excursión hacia terrenos más puramente psicodélicos y bailables, sin apenas concesiones a las estructuras del pop, hasta el punto de hacerse algo tedioso. Ahora nos ha llegado Trópico, su quinto LP, y desde mi punto de vista es una mejora sustancial: aunque es menos fresco y sorprendente que sus discos clásicos, es aún más original y propio, al proseguir el camino de Gurú de acentuar el carácter repetitivo y rítmico de su música, pero sin ser tan amorfo y abstracto como aquel. En esta ocasión, tirando de nuevo de esa distancia irónica, el grupo ha construido el mundo del álbum en torno a la idea fantasiosa y exotizante de las tierras tropicales que desprendían los discos de ese género orientalista por excelencia, la “exótica”. Los sevillanos decoran esos paisajes paradisíacos, llenos de referencias líricas a un Nuevo Mundo idealizado, con sonidos extraídos del dub, el disco y otros géneros bailables.

En líneas generales, estas canciones se basan en patrones rítmicos simples, ya sean con caja de ritmos o con batería, los cuales se combinan con magníficas líneas de bajo para crear grooves hipnóticos, cuya repetición atrapa al oyente cada vez más

En líneas generales, estas canciones se basan en patrones rítmicos simples, ya sean con caja de ritmos o con batería, los cuales se combinan con magníficas líneas de bajo para crear grooves hipnóticos, cuya repetición atrapa al oyente cada vez más. El resto de ingredientes sonoros no son demasiado estridentes: guitarras con delay y reverb, sintes diversos, pianos eléctricos y muchos samples que refuerzan el aire irreal y nostálgico de la música. Este es el patrón que siguen las mejores canciones del LP: “C'est Chic – C'est Bon” es una composición relajada pero divertidísima, con una letra hilarante que compara la Semana Santa con las estafas de las criptomonedas (“Jesucripto procesa por nosotros/Llueva o no llueva, el paso sale/Mejor tener Wi-Fi que fe”). “Jazmín de Megatron”, más  animada y bailable, destaca por la robustez del sonido del bajo, los pequeños toques de percusión tropical y frases tan graciosas como “dar fiesta, pulir fiesta”. “Magic Feeling” se lanza a un disco romántico y evocador, con unos sintes luminosos que transmiten la sensación de que estás flotando. “Reflejo exacto” es el final ideal para el álbum: su tono es de nuevo más contemplativo, aunque aun así su ritmo es infeccioso, está llena de detalles excelentes y termina con una frase para enmarcar: “el amor no se pide: se da”.

O “Piedra de Gaza”, la más abiertamente política del tracklist, que se pone en la piel de un habitante de la Franja para quien arrojar piedras es el único consuelo a su brutal opresión diaria

“Monte y foresta” intenta algo parecido a estos temas, aunque al ser algo más simple (esa línea de bajo que sube y baja sin parar) y al mismo tiempo más larga, acaba por ser algo menos cautivadora. Pero hay también canciones que exploran otros registros con bastante éxito, como “Reinos Interiores”, de una sonoridad más densa y acuosa y una temática espiritual-psicodélica; o “Piedra de Gaza”, la más abiertamente política del tracklist, que se pone en la piel de un habitante de la Franja para quien arrojar piedras es el único consuelo a su brutal opresión diaria. Esta última tiene un mayor protagonismo de los samples tanto de percusión como vocales. “Linda”, a su vez, tira hacia un romanticismo a medio camino entre la canción española (algo a lo que Pony Bravo no son ajenos) y el bolero, con un resultado bastante bueno.

Personalmente, no termino de sentir que el disco empiece de veras hasta “C'est Chic – C'est Bon”

Menos me entusiasman las canciones tipo interludio que pueblan el disco. “El Antiguo Bizco” o “Primeros pobladores”, construidas sobre samples y cajas de ritmos, sin apenas instrumentación en vivo y con ritmos mucho más pausados, son claramente menos efectivas que las canciones propiamente dichas. Ciertamente sirven como pequeñas pausas en un tracklist con tanto hit bailable, pero en mi opinión son algo largas para cumplir a la perfección ese papel. No obstante, el mayor defecto del álbum es que empieza flojo, primero con otro de estos temas estilo interludio, “El sueño de Roy Batty”, que transmite el tono soñador del álbum pero no termina de ir a ningún lado más allá de eso; y después con “Chichén Itzá”, la canción más cercana al dub del álbum, pero quizás también la que tiene menos gancho. Personalmente, no termino de sentir que el disco empiece de veras hasta “C'est Chic – C'est Bon”.

Superado ya el ecuador de 2024, me parece indiscutible que se trata del mejor álbum de un grupo de rock andaluz en lo que va de año

Dicho lo cual, Trópico es un muy buen disco, otro más para la escueta pero estupenda discografía de Pony Bravo. Superado ya el ecuador de 2024, me parece indiscutible que se trata del mejor álbum de un grupo de rock andaluz en lo que va de año. Ni los Derby, cuyo tercer disco ha confirmado que han perdido toda la chispa, ni Califato, que parecen ya totalmente incapaces de distinguir el grano de la paja y se pierden en chistes sin gracia, han sido capaces de sostener la calidad de sus primeros trabajos. Veremos si los granadinos Ramper pueden disputar ese título en septiembre con su segundo disco; de momento, ya han lanzado un primer single en el que, por momentos, la batería y los vientos casi suenan como una banda de Semana Santa de tintes fúnebres. Quizás, desde unas coordenadas sonoras muy diferentes, sean ellos quienes acaben por recoger ese legado de Pony Bravo: la capacidad de crear algo genuino y nuevo al llevar la música de nuestra tierra a otros terrenos.

Puntuación: 8/10

 

 

Imagen de Jesús Martínez Sevilla

(Osuna, 1992) Ursaonense de nacimiento, granaíno de toda la vida. Doctor por la Universidad de Granada, estudia la salud mental desde perspectivas despatologizadoras y transformadoras. Aficionado a la música desde la adolescencia, siempre está investigando nuevos grupos y sonidos. Contacto: jesus.martinez.sevilla@gmail.com