No fue posible
Hoy quedan disueltas las Cortes Generales, ha terminado oficialmente pues la Legislatura, aunque hacía semanas que se daba por terminada, si es que alguna vez se puso en marcha, y quedan convocadas elecciones generales para el 26 de junio.
Hemos escuchado y leído en los medios de comunicación o en las redes todo tipo de opiniones a cuenta de lo que significa la repetición de las elecciones generales. La más compartida es que ha sido un fracaso colectivo, un fracaso de la política, sobre todo si tenemos en cuenta que el sentir de la ciudadanía era que se hubiesen evitado llegando las cuatro primeras fuerzas políticas salidas de las urnas el 20D a algún tipo de acuerdo.
No ha sido posible. Pese a percibir el cansancio y la fatiga social ante la posible repetición de elecciones, al final el acuerdo no ha sido posible, no lo ha hecho posible el tacticismo de los partidos, que no han sabido o no han querido anteponer las urgencias sociales a los legítimos intereses partidistas. No todos los partidos han tenido la misma voluntad de evitar unas nuevas elecciones, aún no se habían convocado formalmente cuando IU y Podemos ya trabajaban para cerrar acuerdos sobre la fórmula con la que van a concurrir conjuntamente a las elecciones.
El único que ha podido acordar medidas para un cambio de gobierno, anteponiendo los intereses generales a los partidistas, con un partido que piensa de distinta manera ha sido el PSOE con respecto a Ciudadanos. Medidas encaminadas a revertir las políticas económicas y sociales llevadas a cabo por el PP y a hacer posible la regeneración política, como la recuperación de la universalidad de la sanidad, la recuperación de los convenios colectivos, la paralización de la LOMCE, que se acabe con los aforamientos de senadores y diputados, etc. Consensuar es llegar a acuerdos con quien no piensa como tú. El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, ha sido el único que ha intentado la investidura en todo este proceso.
'Al cansancio por tener que acudir de nuevo a las urnas se une el enfado con los políticos por su incapacidad para formar gobierno'
El electorado, muy afectado por la crisis económica, está enfadado por la falta de consenso, al cansancio que provoca tener que acudir de nuevo a las urnas, con el coste económico que ello supone, más de 130 millones de euros en un país con tantas necesidades básicas ( con este dinero, ¿cuántos centros educativos o sanitarios se podrían haber modernizar o construir?, ¿cuántas becas se podrían haber concedido a jóvenes con talento pero sin recursos económicos?, ¿cuántos desahucios se podrían haber evitado? ), se une el enfado con los políticos por su incapacidad para formar gobierno. Afortunadamente, parece que sí va a haber acuerdo en que la próxima campaña electoral debe ser más austera, menos costosa. Este cansancio y este enfado es probable que se traduzca en un aumento de la abstención, la cual no fortalece la participación ni la democracia. Y habrá que trabajar y esforzarse para que no sea así.
La repetición de elecciones o el incremento de la abstención ha preocupado a unos partidos más que a otros. Para el PP o para Podemos representa una segunda vuelta para alcanzar su objetivo político, el del PP seguir en el Gobierno apostando a que el cansancio y el desánimo de la ciudadanía les dé otra oportunidad, confiando en que su inacción política y la corrupción no les haya desgastado, para Podemos, otra oportunidad para conseguir su objetivo más importante, que no era desalojar al PP del gobierno, sino convertirse en la izquierda hegemónica de este país. Confían en un electorado más involucrado políticamente. Queriendo cambiar el futuro parece que no les ha preocupado el presente.
Cabe preguntarse qué ha cambiado en un año, por qué fue posible el cambio después de las elecciones municipales y autonómicas. Si las posiciones de los partidos hubiesen sido las actuales, no habría sido posible el cambio en las alcaldías de Barcelona, Madrid, Valencia, Zaragoza o Cádiz, o en Comunidades Autónomas como Extremadura o Castilla La Mancha, seguirían gobernado Monago o Cospedal. No hubo condiciones para el cambio. Qué paradoja que haya sido la CUP la que ha obstaculizado la aprobación de los presupuestos del Ayuntamiento de Barcelona.
La campaña electoral también debe ser distinta a otras. Los partidos van a presentar a los mismos candidatos, las mismas listas, y los mismos programas electorales con pequeñas modificaciones como mucho. La mayor novedad es que IU y Podemos se presentan juntos. Esta campaña no puede ser una campaña basada en explicar los programas electorales, esa fue la campaña de Diciembre, no debería de ser tampoco una campaña basada en qué han hecho los partidos estos últimos cuatro meses, sino ofrecer claridad, capacidad de diálogo, en estar cerca de los problemas de la gente, ofreciendo soluciones a sus problemas, a la falta de oportunidades laborales ( en Granada la tasa de paro se sitúa casi nueve puntos por encima de la nacional, con 7.300 desempleados más que cuando Rajoy llegó al gobierno), a la desigualdad social o económica, a la corrupción que tanto afecta a nuestra democracia.
No conviene quedarse mucho rato en el lamento y en quién tiene la culpa, ni pensar que ir a votar en democracia es un fracaso. No cansemos más a la ciudadanía con el espectáculo de quién es más responsable de este fracaso, ella sabrá premiar o castigar la actitud de los distintos líderes políticos a la hora de intentar o poner obstáculos a la formación del Gobierno.
En Granada está por ver si lo ocurrido en el Ayuntamiento de la capital, si la insólita situación de su Ayuntamiento después de la dimisión del alcalde y la concejal de urbanismo tras ser señalados como responsables de una posible trama de corrupción, seguida de la dimisión del Presidente del Partido Popular, Sebastián Pérez, que será candidato al Senado, y cómo se resuelva, tendrá reflejo en los resultados de la elecciones.