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Es hora de reinventarse

Blog - El ojo distraído - Jesús Toral - Viernes, 3 de Julio de 2020
P.V.M

No nos engañemos, estamos al fin de una época y lo sabemos aunque prefiramos no mirarla de frente. La pandemia de la Covid-19 es nuestra Segunda Guerra Mundial, la Guerra Civil española, la gripe de principios del siglo XX que vivieron nuestros antepasados y todos esos fueron momentos de inflexión claves que cambiaron el rumbo de la historia. El paro ha subido ligeramente en junio, justo cuando otros años el turismo ha servido de tabla de salvación para reducirlo ostensiblemente. La tendencia ha variado. Seguramente, los visitantes extranjeros y las vacaciones de nuestros compatriotas nos van a ayudar a mejorar las cifras, pero el virus está en el aire y en el momento más inesperado volverá a atacar con fuerza. Aquellos que han salido de los ERTE pueden tener que volver a repetir experiencia y eso va a implicar el cierre definitivo de muchos negocios.

Tendremos que volver a elegir entre salud o economía y escojamos lo que escojamos es obvio que sin salud el dinero no servirá para nada. Así que tenemos por delante un panorama relativamente oscuro y que nos tiene indudablemente que llevar a tomar decisiones

Tendremos que volver a elegir entre salud o economía y escojamos lo que escojamos es obvio que sin salud el dinero no servirá para nada. Así que tenemos por delante un panorama relativamente oscuro y que nos tiene indudablemente que llevar a tomar decisiones. Y cuando digo relativamente lo hago porque creo que siempre hay motivos para ser optimistas, los cambios no tienen por qué traernos algo peor que lo que tenemos.

Tal vez haya llegado el punto final de la hegemonía norteamericana, como ocurrió con el Antiguo Egipto, Roma o el Imperio del Rey Sol, es decir, Luis XIV de Francia y Navarra. Quizás a partir de ahora la movilidad entre países se reduzca durante unos años y eso implique que el turismo deje de ser la joya por la que se peleen los estados del sur de Europa y haya que buscar nuevas fórmulas de negocio.

Hemos de recordar que España no siempre ha vivido del turismo. Fue a partir de los años 60 cuando se inició y en los 80 experimentó un importante boom, pero antes de esas épocas los españoles debían buscarse la vida de otras formas. Y la pandemia es muy posible que no acabe con una industria tan potente, pero sí puede que la reduzca y que tenga que actualizarse a la nueva realidad que se manifieste tras el virus, ya que no olvidemos que acabará curándose, habrá vacunas, pero lo que tardará más en marcharse es el temor de la gente a otro virus, incluso más mortal, que pueda atacarnos en cualquier momento. Eso ya no es una distopía en una serie de Netflix, es una realidad asentada en nuestro entorno.

Estamos en pleno cambio, todavía absortos por lo que hemos pasado en los últimos meses, una imagen desconocida de calles vacías, corazones compungidos y espera tensa. Acabamos de vivirlo y sabemos que no ha terminado. Nos dicen que hay rebrotes, pero no hay planteamientos por ahora de volver a encerrarnos en casa

Estamos en pleno cambio, todavía absortos por lo que hemos pasado en los últimos meses, una imagen desconocida de calles vacías, corazones compungidos y espera tensa. Acabamos de vivirlo y sabemos que no ha terminado. Nos dicen que hay rebrotes, pero no hay planteamientos por ahora de volver a encerrarnos en casa. Lo cierto es que nos espera una avalancha de turistas extranjeros sobre los cuales no vamos a poder tener un control y que es indudable que nos van a importar además de su dinero, sus virus. Y no lo digo como crítica, sino como una realidad que se impone: necesitamos su liquidez para poder salir adelante, el país requiere seguir funcionando para generar riqueza que permita que no se derrumbe el estado del bienestar. Por eso, es muy probable que aguantemos todo el verano, pese a que sigamos escuchando que hay rebrotes en distintas partes del país y probablemente en Andalucía más porque aquí se están concentrando buena parte de los visitantes del mundo.

Algunas Comunidades Autónomas se han deshecho de los refuerzos de esos últimos meses, que fueron insuficientes, y que ponen en evidencia una serie de carencias en sanidad que no parece que estén dispuestas a asumir las autoridades competentes

¿Y qué va a suceder cuando llegue otoño? Ya han dicho que la Covid-19 se comporta de forma semejante a la gripe española y en ese caso fue en la segunda temporada cuando más muertos causó en el mundo. Así que, sin afán de ser pesimista, considero que es muy factible que volvamos a tener que meternos en casa dentro de unos meses y eso supondrá nuevos ERTES, más cierres definitivos y un espectacular aumento del paro. Eso sin contar con el desconcierto total en la sanidad, donde muchos de sus trabajadores ya se echan a la calle porque siguen sintiéndose desprotegidos con toda la razón del mundo. Algunas Comunidades Autónomas se han deshecho de los refuerzos de esos últimos meses, que fueron insuficientes, y que ponen en evidencia una serie de carencias en sanidad que no parece que estén dispuestas a asumir las autoridades competentes. Así que, si vuelve la pandemia, de nuevo tendremos que sufrir la falta de recursos y de personal para asistirnos, quizás en menor medida, pero desgraciadamente todo apunta a que volverá a producirse.

Creo en las personas y sé que estamos suficientemente preparados para no rendirnos y empezar a observar las nuevas necesidades, los sectores emergentes, aquello que el nuevo mundo que llega esté ávido de obtener

Y eso es más complicado de solucionar, pero hay muchas cosas que somos capaces de afrontar: podemos mirar con otros ojos y considerar que cuando la mayoría de la gente esté inmersa en el problema del paro aparecerán soluciones de esas mismas mentes pensantes que no van a dejarse hundir en la miseria. Creo en las personas y sé que estamos suficientemente preparados para no rendirnos y empezar a observar las nuevas necesidades, los sectores emergentes, aquello que el nuevo mundo que llega esté ávido de obtener.

Ese es el objetivo que deberíamos tener ahora mismo: estar atentos a cómo se compone esa nueva realidad y dónde encajamos cada uno de nosotros y ya, de paso, comprender de una vez por todas que hemos de cuidar el Medio Ambiente como una prioridad, que deberíamos dejar de esclavizar a tantas especies animales cuyas vidas convertimos en un calvario solo para satisfacernos, que tendríamos que saber reconducir una de las situaciones más absurdas, vergonzosas y crueles de nuestra sociedad: que diariamente los países supuestamente evolucionados arrojemos a la basura una cantidad ingente de comida, suficiente para salvar a los habitantes de decenas de países condenados hoy a morir de hambre porque carecen de esos alimentos que tiramos sin ninguna conciencia. Hemos de construir, en definitiva, un mundo más solidario y en el que no se excluya a las tres cuartas partes para que una minoría dicte las normas en función, exclusivamente, de sus intereses y coloque en los principales puestos de poder a sus esbirros para que las lleven a cabo.

No nos equivoquemos. La guerra del virus solo acaba de empezar, aunque algunos consideren que esto ya se ha acabado y que lo primordial ahora es encontrar una reserva en un restaurante para tomarse una cerveza. Como decía una amiga mía, no hay que preocuparse de las cosas, hay que ocuparse de ellas. El problema es que, pese a los avisos, a las noticias diarias en televisión, a las informaciones de los científicos, no queremos ni pensar en otro confinamiento.

Imagen de Jesús Toral

Nací en Ordizia (Guipúzcoa) porque allí emigraron mis padres desde Andalucía y después de colaborar con periódicos, radios y agencias vascas, me marché a la aventura, a Madrid. Estuve vinculado a revistas de informática y economía antes de aceptar el reto de ser redactor de informativos de Telecinco Granada. Pasé por Tesis y La Odisea del voluntariado, en Canal 2 Andalucía, volví a la capital de la Alhambra para trabajar en Mira Televisión, antes de regresar a Canal Sur Televisión (Andalucía Directo, Tiene arreglo, La Mañana tiene arreglo y A Diario).