No esconderse en 'al margen de las ideologías'
Resulta aterradoramente espeluznante, a la par que provoca bochorno y vergüenza, contemplar a la dirigencia del Partido Popular, repetir como un mantra, en estas fechas, el latiguillo de "la lucha contra la violencia machista ha de estar al margen de las ideologías", "esta es una lucha de toda la sociedad y ha de estar al margen de las ideologías" y similares epitafios. Desde (i) responsables municipales y autonómicos de Madrid, pasando nada más y nada menos que por el presidente de la Junta de Andalucía, hasta la (i) responsable actual del Instituto Andaluz de la Mujer, todos y todas van repitiendo la frasecita, que parece intentar exculparles de su macabra indiferencia política e institucional ante un hecho evidente, sangrante y desgraciadamente constatable en nuestra sociedad. Y es que existen mujeres que son asesinadas por sus parejas o exparejas, por el solo hecho de ser mujeres y porque sus verdugos se aprovechan de su situación de prevalencia sobre las víctimas.
La lucha sin cuartel contra esa lacra sólo puede afrontarse, justamente, desde la ideología. La ideología que empieza por reconocer, denunciar y visibilizar el problema, así como sus causas
La lucha sin cuartel contra esa lacra sólo puede afrontarse, justamente, desde la ideología. La ideología que empieza por reconocer, denunciar y visibilizar el problema, así como sus causas. La ideología que apuesta por poner todos los medios públicos para intentar erradicarlo. La ideología que apuesta por una igualdad radical entre mujeres y hombres como punto de partida para favorecer las condiciones que impidan la violencia hacia las mujeres. La ideología que forma, que informa y que comparte, desde la infancia, valores igualitarios, no discriminatorios ni estereotipados. La ideología que repudia el negacionismo y el intento de invisibilización ante una palmaria evidencia, que sólo desde una ceguera interesada, se puede ejercer. La ideología que condena un trasnochado supremacismo masculino, sin duda anclado en sólidos pilares históricos, y también en algunos miedos cobardes, absolutamente ajeno a la realidad actual. En definitiva, la ideología que no se relaja, que no se acogota, que no mira hacia otro lado ni se encoge de hombros ante esta humillante lacra para la humanidad.
Aquí no caben medias tintas, ni frasecitas hechas, ni ponerse de perfil
Naturalmente, que existe ideología en este asunto. Por eso aterra contemplar a quienes ejercen la mayor de las ideologías, la más macabra, sibilina y vergonzante ideología, que es, exactamente, intentar situarse al margen de la ideología. Aquí no caben medias tintas, ni frasecitas hechas, ni ponerse de perfil. La violencia hacia las mujeres sólo admite una lucha sin cuartel, con todos los medios legales, financieros, educativos y represores, y bajo la estrecha colaboración de Administraciones, agentes judiciales, sociales y ciudadanía. Al margen de eso, no se puede estar. O dicho de otra manera, quien se sitúa al margen de eso, se sitúa en la equidistancia, en la indiferencia, y, directamente, en la cobardía. Cobardía escenificada de manera inequívoca por un representante de Vox, que no pudo, no supo o no quiso (o las 3 cosas a la vez) levantar la cabeza ante las palabras de denuncia de una víctima de violencia machista. Una aterradora muestra, ante los ojos de toda España, de frialdad humana, de insensibilidad ante el dolor, y sobre todo, de profunda cobardía, por parte de quienes se suelen mostrar como avezados gallos de corral. Eso sí, en corral propio.
Aleccionador va a resultar observar cómo se posicionan las fuerzas políticas que actualmente ostentan determinadas responsabilidades de gobierno gracias a los votos de Vox, cuando se vean impelidas a ello en las votaciones a desarrollar en Salones de plenos y parlamentos autonómicos, relativas a Declaraciones contra la violencia machista. Espero y deseo que abandonen la equidistancia y la frasecita. Como espero y deseo, fervientemente, que a mucha gente que ha sentido cierta simpatía hacia Vox, incluso los ha votado, seguramente por desconocimiento, por rechazo al resto, por miedo o en base a emociones que hasta pueden ser comprensibles, se les caiga la venda de los ojos, ante un comportamiento y una actitud que sinceramente pienso no puede ser compartida por personas sensibles, razonables o simplemente humanas.