Harto de campañas políticas
Nada más y nada menos que nueve puntos dicen los representantes de uno de los partidos que se presenta a las elecciones andaluzas que va a bajar el paro en esta comunidad, más de lo que ha descendido en los últimos 15 años. Y es que, señores, ha llegado la carroza electoral.
Tal vez ustedes se crean que nuestros representantes públicos hacen sus programas atendiendo a las necesidades de los ciudadanos, pero no es así. Lo que buscan todos es descubrir cuáles son los temas que más nos interesan para tratar de engatusarnos con propuestas que ellos saben desde un principio que no pueden cumplir. Ni lo intentarán.
Tal vez ustedes se crean que nuestros representantes públicos hacen sus programas atendiendo a las necesidades de los ciudadanos, pero no es así. Lo que buscan todos es descubrir cuáles son los temas que más nos interesan para tratar de engatusarnos con propuestas que ellos saben desde un principio que no pueden cumplir. Ni lo intentarán.
Una amiga de una empresa de sondeos me contó que el máximo mandatario de un partido político andaluz de envergadura solicitó una encuesta a nivel comunitario para descubrir cuáles eran los puntos débiles del partido ante la opinión pública. Dicho sondeo, que no estaba previsto siquiera que saliera a la luz pública porque únicamente era para uso interno de la formación política, ofreció datos tan reveladores como sorprendentes: el citado líder era el mayor escollo para el avance del partido; es decir, a la gente no le caía simpático. Esta persona, de gran relevancia pública, puso el grito en el cielo, se rebeló contra los datos y se enfadó tanto con la empresa de sondeos que incluso amenazó con no pagarle el trabajo si no repetía el estudio.
Y es que hoy en día no se hacen encuestas para conocer lo que piensan los ciudadanos, y menos durante la campaña, sino para tratar de influir en esos pensamientos. Más que saber lo que queremos, pretenden inculcar en el elector lo que desean que ocurra.
¿De verdad alguien va a leerse los más de 200 folios de un programa electoral? ¿Estamos locos? ¿Es que se creen los políticos que nuestro tiempo es tan poco preciado que estamos dispuestos a gastarlo en páginas que no dicen nada mezcladas con otras que solo lanzan mentiras?
¿De verdad alguien va a leerse los más de 200 folios de un programa electoral? ¿Estamos locos? ¿Es que se creen los políticos que nuestro tiempo es tan poco preciado que estamos dispuestos a gastarlo en páginas que no dicen nada mezcladas con otras que solo lanzan mentiras?
Es realmente bochornoso asistir al espectáculo de ver a un líder político en un mercado comprando pepinos cuando todos sabemos que en su vida privada no sabe muy bien ni que el pepino tiene forma apepinada porque lo come en la ensalada y en rodajas. O dando la mano a la gente, que yo creo que después, muchos de ellos se la lavan con escrúpulo; o sonriendo, que parece que les han puesto chinchetas en los carrillos para sostener la apertura de labios.
El partido en el poder se afana en inaugurar edificios y carreteras, en abrir líneas ferroviarias cerradas durante años, en acelerar la apertura de hospitales o centros de salud, todo con tal de que el ciudadano solo recuerde el último mes. Nada de corrupción, eso es cosa del pasado, nada de las decenas de conflictos abiertos, como el de canal sur, ni se mencionan…Y el partido principal de la oposición, como si fuera en coalición con el gobierno, tampoco habla de corrupción, como si de lo que no se hablara dejara de existir. Y claro, entre bomberos no nos vamos a pisar la manguera, así que ni uno ni otro menciona a la bicha, por si acaso.
Luego están sus jefes, esos que gobiernan en Madrid y que estos días se pasean por Andalucía. Uno de ellos es el presidente del gobierno, que cortó el vuelo hacia el estrellato nacional de la candidata andaluza por medio de una victoria electoral cuando trató de dirigir el partido, se ve que la querían mucho los jefazos, pero menos sus compañeros de militancia. Ya nos hemos olvidado de aquellas elecciones, pero mostraban perfiles contrapuestos para una misma formación. Yo me pregunto si, además de haber hecho las paces de cara a la galería, tendrán algún contacto o cuando cuelguen el teléfono después de hablar entre ellos echarán sapos por sus bocas.
Luego están sus jefes, esos que gobiernan en Madrid y que estos días se pasean por Andalucía. Uno de ellos es el presidente del gobierno, que cortó el vuelo hacia el estrellato nacional de la candidata andaluza por medio de una victoria electoral cuando trató de dirigir el partido, se ve que la querían mucho los jefazos, pero menos sus compañeros de militancia
En cambio, el candidato del partido más votado de la oposición se ve que no tiene carisma o que en Madrid no confían en él, porque el líder nacional no le ha dejado solo apenas un momento, prácticamente se ha venido a vivir a Andalucía durante el periodo electoral, como si su candidato fuera menor de edad y hubiera que acompañarlo.
Señores, estamos en campaña. Es momento de escribir la carta a los Reyes Magos y pasársela a los políticos, porque todos nos van a apoyar. Si estamos en paro, pidamos un trabajo, si necesitamos un servicio sanitario que no se dilate 6 meses para recibirnos, es el momento de agarrar por la solapa a los candidatos y soltárselo. ¿Por qué? Pues, seamos realistas: por puro desahogo, para expulsar nuestra rabia, porque está claro que cuando empiece la legislatura, el oro se transformará en agua, donde se dijo digo se dirá Diego y, mientras, rezarán para que la gente continúe sin leer esos programas electorales, sin demasiado interés en la campaña, sin escuchar promesas que jamás cumplirán, porque de esa forma seguimos perpetuando un sistema que no castiga al mentiroso, que no culpa al ladrón de guante blanco, que perdona al corrupto.
Hasta que pase el 2 de diciembre sentiremos que nos hemos desplazado a una realidad paralela, donde el paro baja, la economía sube, el precio de la electricidad se estabiliza, los científicos no se marchan del país, los inmigrantes dejan de ser un problema, la corrupción desaparece y las infraestructuras son inmejorables
Hasta que pase el 2 de diciembre sentiremos que nos hemos desplazado a una realidad paralela, donde el paro baja, la economía sube, el precio de la electricidad se estabiliza, los científicos no se marchan del país, los inmigrantes dejan de ser un problema, la corrupción desaparece y las infraestructuras son inmejorables. Y si no nos cuentan esto, nos dicen que así será cuando ellos dirijan el país.
Todos ellos hablan en nombre de los ciudadanos, como si hubieran entablado una charla con cada uno de nosotros, y nos intentan liar con datos macroeconómicos, con objetivos europeos a cumplir…y que conste que soy demócrata, porque es el sistema menos malo de los que hay, y que admiro a muchos de esos hombres que dedican su vida a mejorar la de los demás a través de la política, el problema es que están atrapados por unas siglas que les obligan a actuar de una manera concreta, a veces incluso en contra de sus propios principios morales.
El 3 de diciembre comenzará un nuevo ciclo semejante al anterior, de reiteradas promesas y de viejas acusaciones, de críticas y, sobre todo, de amiguismo, enchufismo, nepotismo, porque ahí sí que todos estaremos de acuerdo con que es inevitable, que tener un buen amigo bien posicionado en política te soluciona la vida, casi siempre. Y a mí, lo único que me queda claro es que, gane quién gane, solo cada individuo será capaz de cambiar su vida, de evolucionar en su trabajo, de ofrecer lo mejor a sus hijos. Podemos esperar que los políticos nos conduzcan al Nirvana, pero es mejor que lo hagamos sentados.