Desprecio al consenso
Tres horas y cuarenta y dos minutos certificaron en qué se ha convertido, desgraciadamente, la política, pese a algunos destellos. También la municipal. Poco escuchar al adversario, razonamientos más bien vacuos, salvo en contadas fases de intervenciones, y la tendencia a la crítica fácil y demasiado zafia, a veces.
Un debate previsible, ausente, sin embargo, de la agenda de los últimos gobiernos populares, que volvió a revelar la absoluta soledad del gobierno socialista en minoría, que mantiene su discurso triunfalista tras dos años de gestión, - la ciudad está “mejor” que hace dos años, dijo el alcalde Francisco Cuenca-, derribado por toda la oposición, que censura el postureo del regidor –política de selfies, según Rocío Díaz, portavoz del PP, que pese al desgaste, ahí que sigue fustigando a los socialistas, a sabiendas, que su jefe, Sebastián Pérez, será el candidato popular-.
Pero lo que es peor: la ausencia total de consenso, sin mínimo atisbo de que se pueda alcanzar, lo que condena a Granada al estancamiento e impide su despegue, a expensas de que el Gobierno y la Junta de Andalucía, con sus decisiones, sobre todo en lo relativo a las infraestructuras, -AVE y Metro- tiren de la ciudad.
Imposible sellar un mínimo pacto municipal, cuando las elecciones llaman a las puertas de todos los partidos, y no solo por las municipales, dado que las autonómicas avanzan sin remedio hacia el otoño, y el Gobierno de Pedro Sánchez, de persistir el bloqueo en el Congreso, tiene los días contados.
Cuenca gobierna con el 29 por ciento de los concejales. Aún así por encima del 24 por ciento de diputados con que Sánchez manda desde la Moncloa. En ambos casos, la insoportable corrupción del PP hicieron lo imposible: poner de acuerdo a toda la oposición para cambiar el Gobierno. Pero, desde entonces, en ambos casos, se les retiró el apoyo. Malos tiempos para la responsabilidad y la lealtad.
Reflejo de la imposibilidad compartida de los grupos, por incapacidad o estrategias propias, de acordar mínimos acuerdos sobre sentar las bases de la ciudad, es la visión tan dispar de una misma realidad, Granada. Hasta 7 opuestas, antagónicas entre sí, como expandidas en todas las direcciones.
Socialistas, populares, ciudadanos, IU… y las tres voces de lo que fue Vamos Granada, distribuidas en una concejal no adscrita, Pilar Rivas, y lo que queda del grupo, en tiempos simétricos para que se escuche a Marta Gutiérrez y Luis de Haro. Con esa parte de la izquierda –o presunta- que permanece profundamente dividida, si ni entre ellos y ellas se pusieron de acuerdo, cómo pedir flores en un desierto