¡Nietooooooo!
A la concejal de Urbanismo, Isabel Nieto, no le cogen en teléfono en el Ministerio de Fomento desde hace dos años. Cuando marca el número, en la pantallas de las operadoras de la ministra se enciende, de repente, una luz roja que desata una mensaje de alerta máxima. “¡Peligro, Granada, peligro, tuuuuu-tuuuuu-tuuuuuu!” o bien ¡Nietooooo al aparato” ¡Nieto al aparatoooooooo! ¡Cuerpo a tierra!”
Entonces los servicios de seguridad avisan a una telefonista secreta, cedida por los Servicios del Inteligencia del Estado, experta en deshacerse de comunicaciones indeseables, que a la novena llamada coge el aparato y con voz seductora, pero hombruna, dice: “¿Está la señora de la casa?” O bien “Telefónicaaaa, ¿qué población desea?”. Nieto reconoce la voz y maldice: “¡Quiero hablar del AVE, del AVE. Oiga ministra, ¿me escucha?” “¿Está o no está la señora de la casa? Si no está llamo otro día”. ¡Clic, clic! ¡Piiiiiiiiiiiii, piiiiiiii!” Y así, una semana, otra, un año, dos.... Al principio, la concejal recurrió a mandar al wassap de Ana Pastor el Emoticón Triste, el Contrariado, y el Emoticón Muy Cabreado, pero no sirvió de nada. Lo único que recibió como contestación fue una una hilera de pequeñas manos en actitud de aplaudir, o una ristra de tartas de cumpleaños. Al final Nieto estaba tan cabreada que puso el Emotición del Corte de Mangas. Todo inútil.
Qué hizo Isabel Nieto para que en el ministerio se escondan cuando llama, qué clase de canallescas estratagemas usó para que en Madrid decidieran boicotear sus llamadas es un dato que no se conoce pero que es fácilmente imaginable. Lo cierto es que todos la rehuyen, desde la telefonista a la limpiadora.
En el ministerio esquivan las llamadas de Granada no por el mero placer de la gamberradas sino para que no interfiera en el Proyecto de Destrucción de los Trenes (Pedete). Mientras los políticos discuten acalorada e infructuosamente sobre si el AVE debe cruzar la Chana enterrado o en superficie, Granada ha perdido todas las vías de comunicación por ferrocarril: la de Madrid, la de Sevilla, la de Almería y ahora la de Barcelona. Y a la vista de la velocidad a que van las obras, lo más probable es que no se recuperen nunca. Alguien en el PP de Granada está preparando una petición en el Parlamento para restaurar o “poner en valor” las casetas de los peones camineros.
En Japón, por desplantes menos graves, los concejales de abren el vientre con una espada.